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Dr. García Bengoechea: “Medicina solo hay una”

El Diario Vasco ha publicado un artículo de opinión del Dr. Manuel García Bengoechea, presidente del Colegio de Médicos de Guipuzkoa, en el que aborda el problema de las recomendaciones de salud que no tienen ningún soporte científico

Estamos inmersos en un debate sobre la utilidad de un buen número de terapias, sanaciones y otros métodos, muy variados, que desde fuentes muy diversas nos empujan a su búsqueda para solucionar problemas de salud.

Es evidente que vivimos rodeados de una tupida red publicitaria que trata de que lo compremos todo. Y en ese todo, en torno a un 50% de la publicidad trata sobre sistemas o productos relacionados con la salud. La avalancha es tal, que no es difícil que adoptemos como buenas multitud de recomendaciones de salud que no tienen ningún soporte científico. 

Debemos saber que en la medicina las cosas no se recomiendan o se solucionan porque sí. Detrás de cada actuación médica hay todo un proceso de análisis de síntomas y signos que presenta el paciente, a lo que se añaden, si es preciso, pruebas complementarias, con lo que se llega a un diagnóstico. Y sólo con el diagnóstico en la mano se plantea el tratamiento. El proceso tiene siempre un esquema similar, desde una simple pero molesta gripe, hasta una enfermedad grave, que con frecuencia necesitará ser discutida por un equipo multidisciplinar, del que debemos esperar la mejor opción posible.

Precisamente, detrás de cada profesional médico se esconden años de facultad, que le aportan un importante bagaje y a los que hay que sumar, en muchos casos, unos 4 o 5 años de especialidad. Un total de 10 años que se invierten para ser especialista, tanto de medicina de familia como de una especialidad como aparato digestivo, u 11 años en el caso de ser cirujano o cardiólogo, por ejemplo. ¿Y en qué se basa esta preparación? En conocer cómo es el cuerpo humano, cómo funciona, y comprender el porqué de una enfermedad, sus síntomas, y como se diagnostica y trata. Todo ello basado en múltiples estudios que han demostrado cada aspecto, y que nunca dejan de revisarse. Es la manera de incorporar nuevas opciones diagnósticas o terapéuticas que la investigación y la tecnología aportan, y lograr así mejorar los resultados de lo que en ese momento está aceptado por la comunidad científica. Por tanto, la medicina ofrece, a diferencia de otras pseudociencias, soluciones basadas en la evidencia científica. 

¿Y por qué se desconfía entonces de la medicina convencional? Supongo que porque la medicina no siempre tiene respuestas adecuadas para todos los problemas. Y es que no se trata de una ciencia exacta, es una ciencia probabilística, por la multiplicidad de variables que condicionan las enfermedades y el resultado del tratamiento de las mismas.

Sin embargo, no podemos negar que la higiene, la medicina en general y la medicina preventiva en particular han conseguido en las últimas décadas un claro aumento en la esperanza de vida. En este punto debo citar las vacunas, de las que, por cierto, se benefician vacunados y no vacunados, ya que en estos últimos el riesgo de contagio se reduce por estar su entorno mayoritariamente vacunado, evitando así la transmisión. Conviene saber que las vacunas no son infalibles, porque no todas las personas vacunadas responden a su estímulo. Y sí, tanto en las vacunas como en los medicamentos pueden producirse defectos puntuales o efectos secundarios. Pero cualquiera puede darse cuenta de que las ventajas superan amplísimamente estos problemas. 

Nada es inocuo en el 100% de las personas, pero cuando utilizamos medicamentos tanto sus ventajas como sus inconvenientes están recogidos en la ficha técnica de todos ellos. Ahora bien, ¿encontrará Vd. esa información en otros muchos productos o inventos que cada día tratan de vendernos? Probablemente no, solo verá frases como «a todos los usuarios de XX les va muy bien…», o alguien en publicidad televisiva, con bata blanca, dice en un anuncio «todos mis pacientes que han utilizado XX mejoran y se olvidan del problema». Nadie consentiría que un medicamento viniese avalado por una frase similar. Cualquiera pensaría «esto es poco serio». 

Llegados hasta aquí, alguien seguirá preguntándose ¿y qué sucede cuando la medicina no me ofrece buenas soluciones? ¿Conviene buscar otras alternativas? ¿Remedios que nos recomiendan familiares, amigos o una consulta con el doctor internet? La respuesta es no. Las pseudoterapias que emplean remedios X, manipulaciones, la fuerza de la mente y un largo etc. no tienen ningún fundamento. Acudimos a ellas porque es muy difícil aceptar realidades, que aunque extraordinariamente duras, nunca van a ser solucionadas por una pseudociencia. Además de convertirse en un gasto nada desdeñable, pueden afectar seriamente a nuestra salud, empeorando los síntomas de la enfermedad que padecemos o incluso generando nuevas complicaciones.  

Salvo en un pequeño recorrido nostálgico ¿viajaría Vd. en un tren del siglo XIX? ¿Acudiría a una clínica donde operasen la hernia inguinal como se hacía hace 50 o 60 años? Con un móvil de última generación podemos pedir consulta para arreglar nuestra salud con métodos de hace más de cien años. No tiene ninguna lógica. 

Todos somos testigos de la extraordinaria evolución de la ciencia en general, y la medicina en particular. No hay más que ojear el periódico para ver estos avances: habitualmente leemos, con satisfacción, investigaciones relacionadas con la salud que se llevan a cabo en nuestra provincia y vemos a nuestros investigadores recibir premios nacionales e internacionales por sus trabajos o trayectoria. Esto tiene una importancia crucial, porque donde se producen estudios científicos la calidad de la medicina es mejor. Investigar y estar al día son dos retos que permiten que la sanidad progrese, y con ella la salud de la población.

Crean en lo que tiene avales científicos y traten de informarse debidamente. Todos tenemos derecho a rechazar un determinado tratamiento, pero nunca, nunca, no importa quién se lo recomiende, abandonen un tratamiento convencional por iniciar una terapia fuera de los sistemas de salud públicos o privados, que están atendidos por especialistas conocedores a fondo de la realidad técnica y científica. 

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