La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, ha hecho un balance en Cancún, México, sobre la experiencia alcanzada por la pandemia de gripe A/H1N1 y los nuevos conocimientos adquiridos tras el manejo de una situación de este tipo
Madrid, 3 de julio 2009 (medicosypacientes.com)
La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, ha hecho balance en Cancún, México, sobre la experiencia alcanzada por la pandemia de gripe A/H1N1, donde se encuentra estos días para participar en un encuentro internacional sobre los nuevos conocimientos adquiridos tras el manejo de una situación de este tipo.
En primer lugar, como ha destacado a lo largo de su intervención “la preparación frente a crisis es fundamental, debemos esforzarnos en este terreno asegurando que los planes mantienen un equilibrio entre la capacidad de adaptación a retos sobrevenidos, mientras tienen la suficiente especificidad que garantiza su utilidad en problemas concretos. Ciertamente, las experiencias pasadas con el SARS y la gripe por el virus H5N1 han permitido una fácil aplicación ante el A H1N1 pero debemos estar preparados ante amenazas de otro carácter. Al respecto, no hay duda de que la disponibilidad de un Sistema Nacional de Salud gratuito y accesible a toda la población es una garantía ante cualquier amenaza para la salud pública”.
En segundo término, la cooperación internacional es un elemento clave para luchar contra las enfermedades infecciosas en este mundo globalizado, según ha señalado. “México compartió desde el principio la información disponible, como también lo hizo Estados Unidos lo que ha permitido que el resto de países hayamos podido ser alertados oportunamente”.
Es cierto, como ha señalado, que “la transparencia informativa de ese país ha tenido un impacto negativo en su economía y es algo que la comunidad internacional debería valorar, disponiendo medidas eficaces que eviten este tipo de situaciones, que también han afectado a nuestro país”.
Una tercera lección que hay que extraer, a su juicio, es que los distintos países deben aprender a tomar decisiones en situaciones de incertidumbre, “lo que conlleva -según ha señalado- un importante esfuerzo de comunicación a la población, a los profesionales, a los países vecinos y a las organizaciones internacionales”.
Por otra parte, la experiencia está demostrando que la respuesta a las emergencias tiene que ser proporcionada a los riesgos y debe tener en cuenta los consiguientes riesgos asociados a la propia respuesta (por ejemplo, las resistencias a los antivirales).
Finalmente, “no hay que olvidar que esta respuesta debe ser solidaria: nuestro interés legítimo en proporcionar seguridad a nuestra ciudadanía no puede prevalecer a costa de la falta de protección de otras poblaciones y colectivos más desfavorecidos”, tal como ha concluido Trinidad Jiménez
