En la Medicina actual se hace imprescindible, sobre todo desde el punto de vista ético, saber las limitaciones de ciertas técnicas diagnósticas, sobre todo cuando éstas se solicitan cada vez más por parte del paciente. Los riesgos a los que está expuesto se incrementan considerablemente cuando es sometido a procesos innecesarios, tal como expusieron ayer miembros de REIDE en la sede de la OMC en un acto en el que partició el doctor Rodríguez Sendín quien, a su vez, lanzó la doble recomendación de que el médico no tenga ningún temor a decir no y que el paciente entienda que la demanda insistente de pruebas puede ocasionarle aún más daño
Madrid, 18 de marzo 2010 (medicosypacientes.com)
De izda. a dcha., los doctores Estanislao Arana, Francisco
M. Kovacs, Juan José Rodríguez Sendín y Javier Zamora.
“El paciente tiene que saber que si el médico no le prescribe una resonancia magnética no es porque le estén tratando mal, y que muchas de las cosas que permite ver una prueba de este tipo son importantes muchas otras son irrelevantes”. Éste es uno de los mensajes que un grupo de expertos trató de transmitir ayer a la población, a través de los medios de comunicación, con motivo de la presentación de un estudio realizado por integrantes de la Red Española de Investigadores en Dolencias de Espalda (REIDE), de la que es su director el doctor Francisco M. Kovacs. Lo que se demuestra, realmente, con este trabajo, según sus autores, son las limitaciones de la resonancia magnética en sí misma, puesto que los resultados de esta prueba, al parecer, “no son determinantes ni para diagnosticar a un paciente ni para pronosticar su evolución ni tampoco para decidir si hay que someterlo o no a una intervención”. Lo verdaderamente importante, según se remarcó, “son los síntomas del paciente y los resultados de la exploración física, que, por otra parte, pueden concordar, perfectamente, con lo que indica una resonancia magnética”.
El acto de presentación del estudio “Acuerdo en la interpretación de las imágenes obtenidas mediante resonancia magnética en las alteraciones de la columna vertebral” tuvo lugar en la sede de la Organización Médica Colegial, y en él se contó con la participación de su presidente, el doctor Juan José Rodríguez Sendín, quien calificó este trabajo como “una muestra de la aplicación con criterios de integridad y de ética las prácticas médicas”. Por ello añadió que un trabajo de estas características “conduce a la reflexión de la necesidad de seguir revisando la variabilidad de la práctica clínica a través de procedimientos similares”.
Rodríguez Sendín recordó que todas las pruebas diagnósticas “pueden tener riesgos más o menos intensos, por ello, cuando los profesinales realizamos acciones inútiles estamos sometiendo a la población a riesgos innecesarios y el acto se convierte en ineficiente y, por ende en no ético. Todo ello se traduce en riesgos evitables para la población”.
A continuación lanzó una doble recomendación, por una parte, “el médico tiene que estar entrenado para decir ‘no’; como parte de nuestro ejercicio profesional hay que explicar al paciente por qué no, insistiendo en que ya no es un problema de costes sino de daño y a veces serio. Por tanto, ni siquiera en lo preventivo debemos relajarnos, siendo una responsabilidad del médico aunque algunas veces resulte complicado”. Con respecto al paciente, aconsejó no presionar para obtener pruebas innecesarias, sobre todo cuando los profesionales advierten que no ofrecen resultados demostrados.
Momento del acto celebrado en la
sede de la OMC.
Posibles medidas
Paliar esta situación, desde el punto de vista del doctor Kovacs, para por una serie de requisitos como implementar la formación médica continuada de los profesionales, implantar programas que aseguren la aplicación de los resultados de estudios como el presentado, además de más tiempo para atender al paciente. “Para explicar a un paciente que no es necesaria una resonancia magnética hace falta más tiempo que el que se precisa para solicitarla. Pienso que son los servicios de salud los que tienen que instaurar los mecanismos y programas necesarios”.
“El sistema sanitario actual castiga al médico y no le premia si resiste en el momento que tiene que prescribir este tipo de pruebas”, explicó el director de REIDE, además de afirmar que “son los servicios de salud los que tienen que instaurar los mecanismos y los programas necesario, junto con su seguimiento, además de premiar y corregir los errores”.
“También es importante -añadió- el conocimiento por parte del paciente, sobre todo para que sepa detectar lo falso. Por otra parte, hace falta que el sistema funcione. Uno no puede pedir razonablemente a un médico que se enfrente cada día a sus pacientes y que el sistema, después le desautorice”.
El doctor Javier Zamora, miembro de la unidad de Bioestadistica Clínica del Hospital Ramón y Cajal, resaltó, en su intervención, que si bien hay una Agencia Española del Medicamento en la que se aprueba un fármaco y se comprueba su eficacia y seguridad para una determinada indicación, además regulada por Real Decreto, sin embargo, no existe parangón para las pruebas diagnósticas. “Se ponen en el mercado tanto a disposición de médicos como de pacientes sin haber sido sometidas a un proceso de evaluación ni su fiabilidad ni de su validez”.
Por su parte, el doctor Estanislao Arana, miembro del Servicio de Radiología del Hospital Quirón de Valencia, y primer autor del artículo, señaló que “los datos disponibles reflejan que todas las resonancia magnética prescritas en la sanidad pública, sólo se indica el motivo por el que se pide en el 38 por ciento de ellas”, aunque reconoció que este defecto ocurre tanto en la sanidad publica como en la privada.
Al respecto, y según los datos que aportaron estos expertos, en España se llevan a cabo anualmente entre 360.000 y 900.000 resonancias magnéticas lumbares. Sin embargo, entre 120.000 y 630.000 pueden estar indicadas inadecuadamente. En base a lo estipulado por algunas Sociedades Científicas, la media correcta serían 21 resonancias por cada 1.000 habitantes. Sin embargo, las variaciones en España van desde 11 hasta 71. También existen oscilaciones en cuanto al coste de las resonancias, cuyo precio, en lo privado, oscila entre 130 y 140 euros, cada una.