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La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios: Identidad y Presencia en el mundo de la salud y de la vida

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD) es una institución religiosa de confesionalidad católica siguiendo los principios evangélicos del cristianismo y que centra su Misión en la ayuda y atención a los pobres, enfermos y necesitados, con presencias en los ámbitos Hospitalario, Social, Discapacidad, Salud mental, Mayores, Docencia e Investigación. En este artículo Amador Fernández, Hermano Superior Provincial, y Francisco Muñoz, director general de Centros de la Provincia de Castilla de OHSJD analizan su presencia, recursos disponibles y ámbitos de actuación

La OHSJD en el mundo está presente en 55 países de todos los continentes, con más de 400 centros y dispositivos en diferentes ámbitos y sectores, 40.000 camas instaladas y disponibles, y que junto a las funciones de gobierno y gestión de las propias instituciones y servicios prestan asistencia y apoyo en torno a 62.000 profesionales y 26.000 voluntarios, y donde son atendidas diariamente a unas 82.000 personas. Los principios y valores que definen la identidad espiritual y la filosofía moral de la Orden son custodiados por los 1.050 Hermanos y los Colaboradores (profesionales y voluntarios), generando a su vez una corriente de solidaridad donante con más de 20 millones de Bienhechores que han venido colaborando a lo largo de la historia a la sostenibilidad de la Obra universal e intemporal de su fundador San Juan de Dios.

En España la Orden tiene habilitados 74 centros, entre hospitales y otros dispositivos de servicios asistenciales -sanitarios, sociosanitarios, sociales y residenciales-, en donde se atienden cerca de 1,4 millones de personas al año, por 12.125 profesionales y unos 4.000 voluntarios; representa por tanto en nuestro país la primera institución privada acreditada y sin ánimo de lucro por número total agregado de centros.

Es también importante señalar que la OHSJD es la única institución religiosa en el mundo que, por su singularidad, integra en su cadena de valor asistencial todas las funciones y servicios esenciales característicos de los sectores y subsectores de la economía social y del conocimiento (actividades sanitarias, sociosanitarias, sociales, residenciales, domiciliarias, educacionales/formativas internas, docencia académica e investigación). 

Los diferentes ámbitos funcionales de actuación son referentes por distinción competente y humanización a nivel hospitalario general, en patología de agudos, subagudos, crónicos y cuidados paliativos; en centros de salud mental, particularmente en psicogeriatría y drogodependencias; en discapacidad funcional -intelectual, orgánica y biológica-, actuando en diferentes estratos y niveles de severidad, complejidad y necesidades de atención; a nivel residencial en atención al mayor y a la dependencia; en protección, cuidados y reinserción laboral y social, en albergues para personas sin hogar y pisos tutelados; en servicios multidisciplinares de educación especial; en actividades y proyectos de investigación biomédica y social; en cooperación internacional y ayuda al desarrollo a nivel global, así como en otras actuaciones, servicios de cobertura y prestaciones de atención a la pobreza, malnutrición, fragilidad, desamparo, vulnerabilidad y exclusión social.

Cada Centro de la Orden en el mundo representa una Obra Apostólica única en cuanto a su contexto histórico, experiencia asistencial y de atención a la persona, cartera prestacional, diversidad de competencias y perfiles profesionales, y todo ello, en entornos realmente diferenciales a nivel político, económico, poblacional, epidemiológico, antropológico, social y cultural, que enriquecen la Misión evangelizadora de servicio a las personas empobrecidas, enfermos y necesitados.

Unicidad de principios y valores compartidos, diversidad tipológica y especificidad funcional en todas nuestras Obras Apostólicas, configuran un modelo institucional, organizativo y asistencial que contribuye a revitalizar y enriquecer el gobierno y la gestión de los Centros de la Orden. 

La Identidad Carismática de la Orden: La Hospitalidad

Para la Orden Hospitalaria el mundo de la salud y de la vida tiene una fundamentación ética, una donación virtuosa a la propia realidad humana como respuesta al deseo de vivir, de vivir en plenitud con esperanza, en una experiencia saludable.

El credencialismo institucional de la Orden no es otro que el ser carismático y el modo o manera de hacer al estilo de San Juan de Dios, porque ello nos representa, identifica y legitima ante nosotros mismos y la propia sociedad. Asimismo, el sistema de gobernanza y el modelo organizativo y asistencial en sus diferentes estratos y niveles de responsabilidad es fiel reflejo de los principios y valores de la Orden, acorde con sus Constituciones, Estatutos, Capítulos y Carta de Identidad, que representan el legado y la estela de San Juan de Dios en el mundo. 

Particularmente, la Carta de Identidad de la OHSJD recoge el itinerario espiritual de la Misión Evangelizadora de San Juan de Dios centrado en el Carisma de la Hospitalidad en sus diferentes acepciones y valores que caracterizan la experiencia cristiana de la misericordia, solidaridad, reconciliación, integralidad, comunidad y fraternidad. La dignidad inherente de la persona y la promoción de la salud y respeto a la vida humana constituyen principios imperativos inviolables que revitalizan la credencial de Hospitalidad y la Identidad de la Orden.

La OHSJD desde su identidad y principios cristianos, ha estado siempre abierta a todo proceso de modernización, mejora e innovación institucional, organizativa y gestora, evitando riesgos de polarización, fragmentación y divisibilidad, y centrando sus estrategias de buen gobierno y rectoría al servicio de las personas y de su completa dignidad, con especial sensibilidad y preferencia hacia aquellas poblaciones y colectivos en donde la desigualdad, marginalidad, desarraigo y desamparo, requiere mayor compromiso, compasión y ternura, porque sabemos, desde nuestra presencia y compromiso en el mundo en estos más de cinco siglos de historia de la Orden, que el principal riesgo para la salud de la población y el desarrollo de una vida en plenitud es la pobreza y la exclusión social.

Como nos recordaba el pasado febrero -2019- el Santo Padre Francisco a los participantes en el Capítulo General de la Orden, “la Misión compartida de la Hospitalidad Juandediana exige un adecuado discernimiento para promover desde el humanismo cristiano la dignificación y protección de la persona y de su entorno familiar, así como la responsabilidad para dar testimonio de espiritualidad y solidaridad compartida con renovada fecundidad ante los desafíos de una sociedad compleja y en constante transformación social en donde la desigualdad, la pobreza y el descarte siguen siendo signos inquietantes en nuestra historia contemporánea”.

Modelo Asistencial: Atención Humanística 

El Modelo Asistencial y de atención a las personas integra un sistema de creencias arraigadas e interiorizadas en todos los que formamos parte de la Familia Juandediana, una razón de Misión trascendente al servicio de las personas y del bien común.

Las buenas prácticas asistenciales se identifican con un servicio personalizado acorde con el mejor y más actualizado conocimiento científico disponible y socialmente avanzado; una forma o estilo de profesionalismo técnicamente competente y éticamente persuasivo; una dinámica funcional de trabajo multidisciplinario y colaborativo por medio de equipos participativos y comunidades de prácticas que infiere una cultura de calidad en el cuidado -en su dimensión humana y espiritual- basada en la mejora continua, la seguridad del paciente, la continuidad asistencial, la gestión cooperativa por procesos y la innovación.

Este sistema de calidad total como el eje rector distintivo de la práctica sanitaria, social y educativa centrado en la persona, integra todas las dimensiones (biofísicas, psicológicas, sociales y espirituales) para atender las necesidades humanas esenciales y representa la principal credencial identitaria de nuestra forma de ser y de asistir al necesitado.

El pensamiento trascendente de servicio al prójimo que nos acompaña es consistente con los valores de la humanización que custodia la Orden en el cuidado al paciente o asistido y la protección de la vida.  A finales de los 70 (s. XX), Pierluigi Marchesi, Superior General de la Orden, considerado pionero de la humanización aplicada a la asistencia sanitaria, materializó en un Documento Carismático -sobre cómo humanizar nuestra vida y nuestras Obras- la Credencial Identitaria Humanística de San Juan de Dios al servicio de los pobres y enfermos, y que hoy sigue siendo nuestra guía y referencia. Son palabras suyas contempladas en el texto referido las siguientes “dar respuestas de valor humanista adecuadas a las necesidades y expectativas del enfermo y necesitado, respetando su cultura, sus creencias y su manera de entender la realidad y la propia vida“.

Por ello, la dimensión espiritual del acompañamiento y ayuda a personas en situaciones de fragilidad, exclusión o dependencia, puede y debe contribuir a dar un sentido trascendente a la vida, humanizando el mundo de la salud, la educación y el ámbito social.

El Proceso de Transformación y Revitalización de nuestros Centros Asistenciales y Obras Apostólicas 

La arquitectura jerarquizada y verticalmente integrada de la Orden, como Institución de Iglesia, con un sistema unificado de gobierno canónico y de rectoría principialista, garantiza la fortaleza institucional para enfrentar la complejidad, interdependencia, adaptabilidad y cohesión interna de todas nuestras Obras Apostólicas en el mundo. A su vez, por ser una Institución global y multinivel, precisa de una amplia y confiable transferencia de derechos de decisión en términos de desconcentración y descentralización geográfica, territorial y funcional, para dar una respuesta operativa técnico-gestora flexible, racional, coordinada y eficiente a los diferentes ecosistemas organizativos, en la ordenación y asignación de recursos, a la diversidad funcional de ámbitos de actuación, así como a la gestión aplicativa del talento de nuestros Centros asistenciales y educativos.

El Carisma compartido es el nexo de unión y guía en todos nuestros procesos de transición y de cambio, que responde a un ideario y a una cultura institucional basada en el acuerdo confiable, participado, responsable, proactivo y con la propia mesura que exige la ética institucional, organizacional, laboral y social.

Bajo el Carisma de Hospitalidad, estos nuevos desafíos de proyección universal y fraterna nos exigen considerar de forma preferente y con especial atención los siguientes apartados:

1. La actual realidad demográfica de los Hermanos y la tendencia prospectiva a la baja de nuevas vocaciones en la Orden.

2. La necesidad de redefinir los ámbitos de gobierno, organización y gestión en el conjunto de la OHSJD para mejorar la consistencia y coherencia interna del conjunto de la Institución.

3. La oportunidad de avanzar y reforzar la arquitectura organizativa e institucional de la OHSJD a través del rediseño y modernización de la actual estructura jerarquizada multinivel y los diferentes ámbitos funcionales de actuación.

4. La revisión, evaluación y adaptación a las nuevas realidades y necesidades esenciales de las funciones, competencias y ámbitos de responsabilidad en los niveles macro, meso y micro-institucional de la organización.

5. Reforzar el Liderazgo Canónico de la Orden para enfrentar las grandes transformaciones sociales y atender preferentemente las necesidades emergentes y otras Formas de Presencia en una sociedad compleja, plural y pluralista. Ello requiere un alto grado de concordancia interna y de estrategias pro-eficiencia, que garanticen el equilibrio y estabilidad presupuestaria, así como un mayor grado de solvencia y sostenibilidad financiera de nuestros Centros asistenciales.

6. La exigencia permanente de disponibilidad y mejora de los procesos de colaboración institucional, integración en redes asistenciales y concertación con las administraciones públicas, porque tenemos clara conciencia de nuestra dependencia contractual para financiar nuestros Centros y Obras Apostólicas. 

La inteligencia adaptativa, confiable, ejemplarizante e innovadora ha sido a lo largo de la historia nuestra pauta de actuación y es fiel reflejo de la Misión de la Orden, como en su tiempo lo expresó nuestro fundador San Juan de Dios; ello fue y seguirá siendo posible propulsando el desarrollo de las propias capacidades y recursos internos pensando en su potencialidad creativa, revitalización, integración y diversificación, junto al compromiso incondicional de los Colaboradores (Trabajadores, Voluntarios y Bienhechores) siempre fieles a los valores de la Institución. 

 

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