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“Atención primaria, ¿sobrevivirá?”

El Dr. José María Borrel Martínez, presidente del Colegio de Médicos de Huesca y del Consejo de Colegios de Médicos de Aragón, escribe este artículo de opinión con motivo de la celebración del día de atención primaria, que se celebra todos los 12 de abril.

No es queja, es reivindicación y llamada de atención a la sociedad. ¿Qué narcótico han utilizado para tenernos así de anestesiados? Nos han dicho que es consecuencia de la pandemia, pero no es así. Desde la anterior crisis o no crisis, hemos venido denunciando el abandono del sistema sanitario, y sobre todo de su sustento, de su base, la Atención Primaria (AP). Y en estos momentos nos vemos solos, da la impresión de que la sociedad está conforme. El sistema se desmonta y nos da lo mismo.

Empezaba a escribir con motivo de este 12 de abril, y recordé un artículo de hace 5 años, publicado en el Diario del Altoaragón el 6 de marzo de 2019, un año antes de que empezara la pandemia, que titulé “Os estáis cargando la sanidad pública”.

Me pregunté, ¿para qué reescribirlo si no han movido ficha desde entonces? Así mismo podría haberlo titulado este año “Os habéis cargado ya la atención primaria…, y por ende todo el sistema sanitario”. No es demagogia, no es política, no es alarma social, es la realidad que hemos tolerado. Y lo triste es que estamos contentos. En el Ministerio todavía se siguen preguntando por qué nuestros jóvenes médicos no eligen Medicina de Familia. No lo entienden, y vamos por la quinta titular en 5 años.

En fin, voy a procurar centrarme hoy día 12 en la Atención Primaria, la base que permitió llevar nuestra sanidad pública a la cumbre de los modelos sanitarios del mundo, de donde hemos desaparecido. Estamos en caída libre y cuanto más se tarda más difícil es de frenar. Probablemente hemos atravesado esa línea de no retorno, pero hay quien presume de que todavía estamos por encima de la media mundial. ¡Vaya comparación!

Esa Atención Primaria capaz de resolver más del 90% de los problemas sanitarios ha sido anulada, y ya solo faltaba la telefonoconsulta, la fascinación tecnológica y el distanciamiento entre especialistas de AP y de hospitalaria. Nos han alejado a médicos y pacientes. Hemos perdido esa relación que ha sido la clave de la medicina. A los pacientes los han transformado en clientes de supermercado, o de barra libre. Y y a los médicos de familia en burócratas, con cometidos para los que no haría falta formarse 11 años. Todo en un sistema basado en la sobreactuación sanitaria, con repetición de pruebas y muchos estudios y tratamientos innecesarios. Deterioro del sistema y encima encarecimiento.

Pero nos da lo mismo, pues sabemos que, llegado el momento en que no podamos más, entraremos de urgencia y los médicos que queden, con su magnífica formación, nos sacarán adelante; primaria, 061, urgencias, cirugía, UCI, planta, cuidados enfermeros…; sin pensar que eso se podía haber evitado. O también que, tras ese diagnóstico de cáncer avanzado u otro proceso grave, se aplicarán todos los medios disponibles y finalmente saldremos victoriosos, ignorando que un diagnóstico más precoz hubiera podido frenar esa evolución.

Dicen que la Atención Primaria está colapsada, siendo, como es, la que sostiene el sistema. Todo le va a parar a ella: la sobrecarga del hospital le revierte, gestiones administrativas absurdas, la mayoría derivadas de otros niveles, la patología y malestar social, ridículos informes y certificados de todo tipo, provenientes además de las múltiples administraciones del estado, cualquier adversidad de una sociedad basada en una falsedad como es el estado del bienestar, etcétera, etcétera. Todo.

Así, ¿cuánto queda para atender al enfermo de verdad? Cada vez menos tiempo. Las consecuencias más graves no las pagamos los profesionales, sino los pacientes.

Y con todo esto, la solución no pasa por quemar a los médicos que todavía queden, ni dar atribuciones a quienes no tienen la capacidad profesional o titulación necesaria, ni rebajar la formación de los médicos. Todo ello deteriora la calidad asistencial. El modelo lo ha reventado la demagogia de la clase dirigente, la barra libre con la que retienen votos, barra libre que todavía hay quien piensa que nos sale gratis. Pero sus pactos van por otro lado. La sanidad se usa como un ladrillo para dar donde duele.

En definitiva, el coste de todo esto, ¿es asumible? ¿Es sostenible? ¿Hasta cuándo?

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