El miembro del Partido Socialista de Madrid, coautor del Libro Blanco de la Sanidad de Madrid y jefe del Departamento de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad, el doctor José Manuel Freire, ha realizado una serie de reflexiones para “Medicos y Pacientes” a cerca de la Ley General de Sanidad a la que considera un referente de lo que debe ser la Sanidad pública en España. Transcurrido un cuarto de siglo de vigencia, Freire invita a pensar en la Ley General de Sanidad del Siglo XXI, partiendo de los cambios que la propia LGS ha generado
Madrid, 26 de abril 2011 (medicosypacientes.com)
Dr. Freire, miembro del PSM.
Se trata de una Ley que ha marcado clarísimamente un antes y un después en la Sanidad española y ha sido durante todos estos años el referente de lo que debía ser la Sanidad pública en nuestro país.
El hecho de que haya estado durante 25 años plenamente vigente es todo un logro y, al mismo tiempo, es también una ocasión para reflexionar y empezar a replantear precisamente que como resultado de esta ley la Sanidad de este país ha cambiado mucho y que sería bueno empezar a pensar en la Ley General de Sanidad del siglo XXI. Se trata de, a partir de los cambios que la propia LGS ha generado y de sus propios valores, plantearnos a qué realidad nos enfrentamos ahora, cómo deseamos que sea el futuro y actualizar algunos aspectos de esta normativa que la propia dinámica que la Ley creó han superado.
Ello pasa, fundamentalmente, por dotar al Gobierno central y a las propias CC.AA. de instrumentos de cooperación y de coordinación que permitieran aumentar la calidad y la eficiencia del sistema y, al mismo tiempo, favorecer la movilidad de los profesionales y de los pacientes en un contexto en el cual Europa está tendiendo también a que los ciudadanos puedan moverse, y superar algunas de las disfuncionalidades que tenemos en un sistema que se ha descentralizado antes de crear mecanismos e instrumentos de coordinación y de cooperación. Desde mi punto de vista ésos son los retos más principales que tenemos.
No obstante, hay que reconocer que clarísimamente muchos elementos de la LGS no han sido cumplidos o no han sido cumplidos a tiempo. Esto es una realidad en nuestro país. Somos muy expertos en tener leyes que después la propia Administración no cumple o incumple los plazos. Un ejemplo de ello es el Estatuto Marco, cuyo mandato para desarrollarlo, giraba en torno a los seis meses, así como otros mandatos de este tipo.
Por ello, esta también es una ocasión de llamada a la conciencia cívica y profesional para todos, en el sentido de que si nos damos leyes las cumplamos y si nos las cumplimos habrá que cambiarlas a tiempo. Es de muy mal ejemplo cívico tener leyes que incumplimos. La Ley General de Sanidad ha sido durante mucho tiempo incumplida por el propio Gobierno y por los poderes públicos que estaban encargados justamente de hacerla cumplir. Muchos de sus mandatos sobre el desarrollo de distintos aspectos y normativas no han sido tenidos en cuenta en la medida que la propia Ley establecía.
La LGS del siglo XXI que muchos visualizamos debiera continuar con los valores e, incluso, con el modelo general de sistema de salud financiado por impuestos; y debiera, claramente, reconocer la ciudadanía sanitaria universal igual para todos. En definitiva, cumplir una serie de cuestiones que perfeccionaran lo que tenemos.