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Un informe desaconseja el entrenamiento especializado del deporte en niños que no han alcanzado la maduración física y psicológica

Los responsables de este estudio consideran que hace falta regular la edad de entrada a cualquier práctica profesional de un deporte para niños y niñas

Madrid, 10 de julio 2008 (Redacción)

A menudo, a los niños involucrados en el deporte de competición se les exige un entrenamiento que va más allá de sus capacidades físicas y emocionales. Este entrenamiento intensivo en este tipo de actividad física cada vez es más frecuente entre la población infantil, iniciándose con mayor intensidad a edades más tempranas. Sin embargo, como se recoge en el informe ?Niños en competición?, elaborado por la entidad Save the Children, y presentado ayer en Madrid, un tiempo excesivo dedicado al entrenamiento puede llevar a una pérdida de experiencias claves en la niñez como la socialización con los amigos y la familia.

Los niños involucrados en deportes de competición crecen en un mundo dominado por adultos con poco espacio para la libertad, la auto-iniciativa y la creatividad. Por otra parte, la intensidad del entrenamiento y la forma en que se realiza debe adaptarse a las capacidades del niño y a sus motivaciones físicas y mentales, y no al revés. El menor puede estar potencialmente en peligro cuando los adultos imponen, en vez de adaptar, sus propios valores, las percepciones y las demandas físicas y mentales.

En la mayoría de los casos, como se indica en este trabajo, la práctica del deporte por parte de los niños y niñas supone una experiencia sumamente beneficiosa. Sin embargo, lograr esas implicaciones positivas depende fundamentalmente de las circunstancias en las que se produzca esa práctica, y, en ocasiones, el esfuerzo físico y psíquico que se requiere puede llegar a suponer una violación de los derechos del niño. No obstante, son los involucrados en deportes de alta competición los que están más expuestos a un mayor riesgo, derivado de la estricta dedicación y esfuerzo que la competición implica.

Algunos deportes presentan más riesgo que otros, por lo que la edad mínima para participar depende del deporte practicado. Sin embargo, hasta ahora no se ha establecido una edad mínima para participar en entrenamientos intensivos.

La entidad responsable de este informe, Save the Children, considera al respecto que cualquier deporte debe practicarse en condiciones de respeto a los derechos del niño y su pleno desarrollo, libre de cualquier forma de abuso y explotación. Cuando éstos se dan, una serie de derechos como al ocio y al juego; a la educación a la protección de su integridad física y su bienestar psicológico; y a la participación.

Problemas médicos asociados
a los jóvenes deportistas

El estudio se hace eco de recientes investigaciones que ponen de manifiesto que el deporte de alta competición practicado antes de finalizar los procesos de maduración del niño puede ser perjudicial, además de aumentar el riesgo de lesiones.

Algunas de las principales repercusiones en el estado físico del menor volcado en este tipo de actividades pasa por efectos sobre el desarrollo del sistema músculo-esquelético; daños asociados a accidentes; y lesiones debidas a sobreesfuerzo o abuso.`p>

También se dan casos de trastornos alimenticios, siendo más comunes en gimnastas de alta competición.

Recomendaciones recogidas en el informe

Edades: La realización del deporte por niños de hasta 13 años tiene que estar basada en el inicio de la práctica deportiva, la participación, la realización de ejercicio físico, las técnicas de entrenamiento, el entrenamiento y el entendimiento de las pautas de la competición. En este sentido, se aconseja que hasta que los niños no presenten una adecuada maduración física y psicológica no es recomendable el entrenamiento especializado del deporte sino más bien una práctica en la que se aprenda jugando. Por tanto, es necesario diferenciar la práctica de iniciación con niños de 7 a 13 años, y la práctica especializada del deporte, a partir de los 13 años.

En cualquier caso ningún niño de menos de siete años debería practicar un deporte de forma competitiva. A los siete años, entre otros factores, los niños y niñas desarrollan su inteligencia analítica y adquieren la capacidad de poder comprender las decisiones que toman y la de implicarse en un deporte y hasta dónde hacerlo es una de esas decisiones.

-Horas de entrenamiento: las horas de entrenamiento al día nunca deben exceder las 3 al día como máximo.

-Relaciones afectivas: se debe garantizar la no separación de la familia, sobre todo en las escuelas de alto rendimiento, donde, además, se añade la imposibilidad de elegir sus amigos,
toda su red social está limitada al mundo del deporte y en general no se ofrecen actividades alternativas.

-Educación: se debe garantizar la continuidad en el ciclo educativo, no sólo durante la infancia sino promover la formación profesional que posibilite salidas profesionales para los deportistas de élite dentro o fuera del deporte.

Deben contemplar otros mundos laborales diferentes al deporte, a ganar medallas o ser entrenador, como opciones igual de válidas y no vivirlas como un fracaso o abandono.

-Recomendaciones destinadas a los niños: dar una información veraz y adecuada a su edad y capacidad de comprensión sobre las implicaciones de practicar un deporte de modo profesional, antes de empujarle a ello o permitirle que opte por ello.

Se les debe dar a conocer la política de protección de los centros y establecer cauces explícitos y conocidos por ellos para que puedan contar cualquier situación de abuso que estén viviendo.

En ningún caso se debe permitir que un niño o niña decida practicar de forma profesional un deporte por criterios económicos, de bienestar para su familia o de prestigio social. Se debe establecer un límite al deporte como obsesión.

Los niños y niñas deben participar en las decisiones que les afectan en la decisión de entrar en las escuelas de entrenamiento.

Hay deportes que simplemente los niños y niñas no pueden practicar por las condiciones mismas de ese deporte: boxeo: muerte, discapacidades, daño cerebral; motociclismo y automovilismo; deportes de riesgo: paracaidismo, parapente, puenting?

Se debe regular la edad de entrada a cualquier práctica profesional de un deporte para los niños y niñas.

-Recomendaciones para trabajar con los padres y madres:se debe realizar una labor de sensibilización social, y de las madres y padres en particular, sobre los efectos que un deporte practicado en condiciones de explotación puede tener sobre el desarrollo de los niños y niñas.

Se debe fomentar una visión realista e informada del mundo del deporte y su realidad en la sociedad, y especialmente en las madres y padres.

En el caso de los padres y madres de niños y niñas en deportes de competición, se debe proporcionar una información detallada de los procesos y métodos que se utilizan con sus hijos.

Se debe limitar el papel de «agente» de los niños y niñas que los padres quieran ejercer. Es importante mantener la relación afectiva padres-hijos al margen de los intereses económicos vinculados al deporte de competición.

Los niños y niñas pueden sentirse presionados y explotados justamente por aquellas personas por quienes deberían sentirse protegidos y apoyados.

Se debe posibilitar el acompañamiento de al menos uno de los padres a los niños en las competiciones.

Se debe poner medidas para solucionar los problemas de aislamiento de la familia que conlleva la entrada en las escuelas de alto rendimiento.

«Los padres y madres han de establecer un límite al mensaje educativo del deporte como obsesión y fuente de riqueza y fama.

Los padres y madres de niños y niñas en deportes de competición deben potenciar salidas laborales para los niños y niñas distintas al mundo del deporte.

Los padres y madres deben exigir pautas de prevención de la salud física y psicológica de sus hijos e hijas.

Recomendaciones para trabajar con los entrenadores: proporcionar a los entrenadores de forma previa y sistemática formación sobre los derechos del niño.

Formación sobre protección.

Formación en manejo de grupos, en pautas de disciplina positiva.

Establecer políticas de selección de personal, en las que se incluya como obligatorio la firma de un código código de conducta de protección, además de una formación específica sobre ello.

Cambiar la escala de puntuación de los ejercicios a escalas abiertas y poner límites al tipo de ejercicios, de forma que no incluya en los programas de entrenamiento ninguno que pueda dañar la integridad física del niño por muy espectacular que resulte.

-Recomendaciones para trabajar con la comunidad: trabajar con las comunidades de los países en desarrollo sobre los riesgos y las consecuencias del fenómeno de trata vinculado al deporte.

La comunidad debe incorporar el deporte a los espacios comunes y públicos de la comunidad, no mantenerlo aislado sólo en clubs cerrados ni limitarlo al deporte competitivo de élite.

La comunidad debe establecer cauces para poner un límite al mensaje educativo del deporte como obsesión y fuente de riqueza y fama.

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