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Tres de cada cuatro ancianos con depresión no recibe tratamiento

La depresión interactúa con otras enfermedades muy frecuentes en el anciano, condicionando una peor evolución e incrementando la morbi-mortalidad de las mismas

Madrid, 18 junio 2008 (Redacción)

El 15% de la población mayor de 65 años en España tiene depresión, diagnosticándose cada año entre 1,3 y 1,8 casos por cada mil personas a partir de esta edad. ?La depresión en la edad geriátrica tiene un pronóstico peor, un mayor riesgo de cronificarse y de presentar recurrencias, incrementa el riesgo de que aparezcan otras patologías y de desarrollar deterioro cognitivo, al mismo tiempo que ocasiona o acelera la aparición de incapacidad funcional o física?, ha explicado el doctor Pedro Gil Gregorio, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). No obstante, el infradiagnóstico o el diagnóstico tardío y, en consecuencia, la falta de tratamiento, son algunos de los problemas más importantes del manejo de la enfermedad en los pacientes geriátricos, hasta el punto de que se estima que 3 de cada 4 ancianos europeos con un trastorno depresivo no recibe ningún tipo de tratamiento.

Según el doctor José Mª Jiménez Páez, secretario general de la SEGG, ?se trata de una obra dirigida no sólo a geriatras, sino también a todos aquellos profesionales dedicados a la atención del paciente geriátrico, como médicos de atención primaria, psicólogos, terapeutas, personal de enfermería, etc., como una herramienta para conseguir que esta enfermedad se diagnostique y trate de forma precoz?.

A este respecto, este experto afirma que ?debemos ver la depresión como un trastorno que afecta no sólo a la esfera mental de los pacientes, si no también a la clínica funcional y social y que, asimismo, no se debe tratar como una circunstancia asociada a la edad. Debemos ser conscientes de que tiene una base causal que se puede encontrar en otras patologías, en una reacción ante una circunstancia personal, en el ingreso hospitalario, etc. Además, las patologías de elevada prevalencia en la población anciana como la EPOC, la insuficiencia cardiaca, las demencias y la patología ortogeriátrica se asocian en un elevado porcentaje de casos con el desarrollo de un cuadro depresivo. De hecho, se estima que la prevalencia de la depresión en pacientes geriátricos en el medio residencial puede alcanzar hasta el 40% y a nivel de comunidad las cifras se acercan al 15%.

En cuanto al tratamiento, según ambos expertos, debe basarse tanto en psicoterapia como terapia farmacológica y ésta debe ser eficaz, pero también con una posología sencilla y un buen perfil de seguridad. Para el doctor Jiménez Páez: ?una vez que se ha elegido la terapia más adecuada, que debe mantenerse al menos durante un tiempo de entre 18 y 24 meses, debe realizarse un seguimiento exhaustivo de la sintomatología afectiva, así como de la comorbilidad que presenta el paciente, puesto que en los pacientes geriátricos el riesgo de recaída es mayor, por lo que se debe tener en cuenta la posibilidad de establecer una terapia de mantenimiento y, en cualquier caso, tratar la depresión como una enfermedad crónica, como la diabetes o la hipertensión?.

Recurrencia y cronicidad de la depresión en el anciano

En población general, las tasas de recurrencia tras un primer episodio de depresión oscilan alrededor del 60%, tras dos episodios aumentan al 80% y después de tres episodios llegan a un 90%. En el caso concreto de los ancianos, hasta el 61% de los pacientes tiene una recurrencia dentro de los dos años posteriores a su primer episodio depresivo, y condiciones como edad, sexo femenino, estado civil y duración del primer episodio depresivo, podrían ser factores de riesgo de recurrencia.

Asimismo, se estima que a los 3 años de seguimiento, el 34,9% de los pacientes geriátricos con depresión aún presentan sintomatología depresiva, por lo que esta enfermedad en los ancianos podría considerarse una enfermedad crónica. ?La coexistencia con otras patologías, la incapacidad funcional o la situación social son sólo algunos factores muy frecuentes en las personas ancianas que actúan como factores de riesgo de la recurrencia y la cronicidad?, explica el doctor Jiménez Páez.

Uno de los problemas a los que se enfrenta la Geriatría en la detección y el tratamiento precoces de la depresión es la frecuencia con que esta enfermedad se presenta asociada a otros problemas clínicos o siendo consecuencia directa de éstos. ?Los primeros síntomas del trastorno depresivo en los pacientes geriátricos -explica el doctor Gil- se presentan de forma larvada o escondida, siendo las manifestaciones más frecuentes la apatía, el desinterés, la desgana por llevar a cabo las actividades cotidianas y las pérdidas de memoria?. De hecho, este experto hace hincapié en que, ?con frecuencia, la depresión en el anciano se detecta cuando el paciente intenta suicidarse, con el agravante de que el suicidio en estas personas suele ser exitoso, de ahí la importancia fundamental de la detección temprana?.

No obstante, la depresión no incrementa las tasas de mortalidad sólo por aumentar las de suicidio, sino que también interactúa con otras enfermedades condicionando una peor evolución e incrementando la morbi-mortalidad de las mismas. De esta forma, por ejemplo, la depresión es un factor de riesgo potencial de mortalidad cardiaca.

?En el caso concreto de la demencia tipo Alzheimer, existe un gran debate en la actualidad debido a los recientes hallazgos que relacionan la depresión como causa de demencia y la demencia como factor de riesgo del trastorno depresivo?, afirma el doctor Gil. Así, se ha llegado a postular que las depresiones de inicio precoz podrían suponer un factor de riesgo de demencia y que las de inicio tardío serían los primeros síntomas clínicos de ese síndrome geriátrico.

Por otra parte, la presencia de depresión es notablemente frecuente en ancianos con patología vascular cerebral (se estima que el 50% de los pacientes que han sufrido un evento cerebrovascular presenta sintomatología afectiva), fractura de cadera o Parkinson (la tasa de depresión en esta enfermedad en la edad geriátrica es del 40%).

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