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Pte. Colegio de Médicos de Guadalajara: “Pseudoterapias”

El presidente del Colegio de Médicos de Guadalajara, Dr. Julio Cuevas, reflexiona en este artículo sobre los efectos negativos derivados del uso de pseudoterapias, sobre todo, por la oportunidad que pierden las personas que se inclinan por estas prácticas de un tratamiento efectivo y avalado científicamente. Asimismo, insta a que los Gobiernos legislen adecuadamente sobre esta materia y dejen claro a la ciudadanía las consecuencias que ocasionan este tipo terapias

 

 

Dr. Julio Cuevas, presidente del Colegio de Médicos de Guadalajara.
 
En sentido amplio, entendemos una pseudoterapia como una propuesta de cura de enfermedades, alivio de síntomas o mejora de salud, basada en criterios sin el respaldo de la evidencia científica disponible.
 
Las mal llamadas pseudoterapias o pseudociencias son un grupo numeroso de prácticas sin ninguna base científica que las avale, que dicen sus correligionarios, curan sin efectos secundarios.
 
La más conocida de estas actividades es la HOMEOPATÍA, pero no es la única. Se han descrito más de 180 de estas actividades presuntamente sanadoras.
 
Hay que decir que el uso de estas pseudoterapias no es malo en sí mismo, lo que es perjudicial es la pérdida de oportunidad de un tratamiento efectivo, que sí está avalado científicamente, que el paciente desestima por acogerse a estas terapias engañosas.
 
Las personas que practican estas técnicas no informan correctamente a los usuarios de lo que realmente pasa con ellas; captan a personas desesperadas por su enfermedad y que con toda facilidad se someten a estas prácticas sin resultados, dejando pasar un tiempo precioso en el que no reciben tratamiento médico que si ha demostrado que cura o puede curar.
 
Debemos partir de la base de que no todas las enfermedades son curables, y ahí está la desesperación de los pacientes que se arriman a cualquiera que les dice lo que quieren oír. Como hacían los charlatanes en el pasado para vender los elixires de la eterna juventud.
 
Una terapia que se ha demostrado eficaz en un área puede ser considerada pseudoterapia en otra. Por ejemplo, la terapia hiperbárica, con ámbito de aplicación legítimo y demostrado científicamente en descompresiones, es una pseudoterapia en el tratamiento del autismo, donde no ha demostrado nada y no hay estudios que la avalen.
 
No vamos a entrar en la descripción de todas, no es el objetivo de este artículo. Lo que sí queremos es concienciar a las personas que se acogen a estas prácticas, que se informen e informen debidamente a sus médicos sobre su decisión.
 
Los médicos, bien formados científicamente, tratarán de aconsejarles lo mejor para su enfermedad. Un buen médico no puede orientarles para que deje los tratamientos convencionales y se entregue a las pseudociencias, dejando pasar un tiempo precioso e imprescindible en la evolución de su enfermedad. Tiempo, que en algunas ocasiones, como hemos visto en los medios de comunicación, es irrecuperable y con final fatal para el paciente.
 
Es fundamental que los que gobiernan legislen claramente sobre este asunto, llevamos mucho tiempo detrás de ellos para que, de una vez por todas, dejen claro para la ciudadanía lo que son estas prácticas y sus consecuencias.
 
No podemos permitir que llamen medicamentos a las sustancias homeopáticas. Estas sustancias no están sujetas a ensayos clínicos bien estructurados para demostrar su superioridad a placebo, como así hacen los medicamentos tradicionales. Estos han pasado por ensayos clínicos largos, y muchos se quedan en el camino si no demuestran su eficacia y tolerabilidad.
 
Ninguna de las sustancias homeopáticas ha demostrado tener un efecto superior al del placebo y en los análisis realizados solo se ha visto que tienen agua y azúcares.
 
Los seguidores de la homeopatía dicen que el agua tiene memoria, y que la sustancia que tuvo, a pesar de las innumerables diluciones, sigue presente. No lo han podido demostrar. Y si así fuera, también tendría memoria desde el origen del agua en los arroyos pasando por las praderas donde están los animales bebiendo y haciendo sus “cosas” en ella. Esto tampoco se ha demostrado.
 
En definitiva, con este artículo, quiero abrirles los ojos para que no se dejen engañar por charlatanes y curanderos que buscan beneficio propio sin resultado alguno para ustedes, y también que denuncien ante su colegio profesional correspondiente a cualquier profesional que le aconseje acogerse a estas prácticas en vez de a los tratamientos que sí han demostrado su eficacia.
 
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