En el presente artículo de opinión, Honorio bando analiza la necesidad de ciudadanos-pacientes mejor formados para ejercer sus derechos pero también para tener presentes sus obligaciones, algo imprescindible para ese equilibrio que haga sostenible nuestro Sistema Nacional de Salud
Madrid, 25 de noviembre 2009 (medicosypacientes.com)
Reproducimos el artículo de opinión de Honorio Bando, publicado en el último número de la revista ?Medical Economics”.
Dentro del mundo globalizado que nos ha tocado vivir es necesario plantearse una nueva cultura del uso racional del medicamento, que debe comprender dos parámetros básicos: por un lado, la información y por otro, la innovación. Al hablar de información hemos de tener presente que solamente un ciudadano-paciente bien informado será un ciudadano-paciente responsable; de ahí que, en este sentido, la Educación para la Salud deba tener un papel fundamental para involucrar a la sociedad en una serie de hábitos de comportamiento dirigidos a promover la salud y prevenir, en la medida de lo posible, la aparición de enfermedades.
El uso racional del medicamento es, junto a otros factores, un motor decisivo y dinamizador en la preservación de la salud de los pacientes, quienes deben tener una serie de conocimientos básicos sobre el uso y consumo de bienes y servicios, como son los servicios sanitarios, conocer los aspectos legales, la defensa de sus derechos, así como conocer las obligaciones a las están sujetos, cumpliendo las normas para proteger su entorno y siendo agentes activos para el autocuidado de la propia salud y la de la comunidad donde viven.
Dentro de este contexto, la información sobre el medicamento constituye una pieza básica. El ciudadano-paciente ha de recibir una información adecuada y correcta que le permita hacer un buen uso de los fármacos y se obtenga así el fin terapéutico deseado. En consecuencia, los prospectos de los medicamentos deben contener una información de contenido comprensible, de fácil lectura, evitando tecnicismos, para que el paciente adquiera unos conocimientos y el tratamiento prescrito sea óptimo; ello implica una redacción clara, sencilla, con mensajes eficaces para conseguir su utilización de forma correcta y con ello afrontar la curación de la enfermedad en el menor tiempo posible.
La industria farmacéutica tiene un papel importante en la innovación, y debe asumir un claro protagonismo en la elaboración de la información que se transmite a los pacientes por distintas vías, especialmente la contenida en los prospectos de los productos farmacéuticos.
Este medio de información al paciente debe adquirir la importancia y relevancia que hasta ahora no se le reconoce, y convertirse en un verdadero instrumento de innovación para facilitar el uso racional del medicamento y contribuir a evitar problemas derivados de una redacción inadecuada o confusa.
Estamos, en definitiva, ante un reto de innovación y servicio a todos los ciudadanos- pacientes. Pero la industria farmacéutica no es la única responsable de esta importante tarea. En esta labor, informativa y a su vez formativa, han de colaborar, en la media de sus competencias y ámbitos de actuación, entidades como las administraciones sanitarias (central y autonómicas); el conjunto de los profesionales sanitarios; los colegios profesionales; las sociedades científicas; compañías aseguradoras; asociaciones de pacientes, etcétera.
Los ciudadanos-pacientes, cada vez más y mejor formados para ejercer sus propios derechos, deben tener así mismo presentes sus obligaciones para buscar el equilibrio necesario y conseguir, entre todos, una asistencia farmacéutica de mayor calidad para colaborar al desarrollo sostenible de nuestra sociedad.
Honorio-Carlos Bando Casado, doctor en Derecho, vicepresidente de la Fundación Instituto de Formación y Desarrollo Profesional (IDEPRO) y de la Fundación de Educación para la Salud (FUNDADEPS)