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Nutrición en la tercera edad, ejercicio y cuidados preventivos


El envejecimiento es un proceso progresivo natural del ser humano, que cada persona experimenta con diferente intensidad. Este proceso obliga a enfrentarse a una serie a problemas físicos, psíquicos y sociales que derivan de cambios biológicos propios de la edad, y que condicionan, a veces de manera muy estricta, la capacidad para llevar a cabo los actos más naturales del ser humano

Madrid, 11 de junio 2012 (medicosypacientes.com)

El envejecimiento es un proceso progresivo natural del ser humano, que cada persona experimenta con diferente intensidad. En la actualidad, es difícil establecer el comienzo.

No obstante, se considera que una persona es anciana a partir de los 65 años, reservando el término de muy anciano para las que superan los 80. En 2010, en España el 17,2% de la población está constituida por personas mayores de 65 años y se prevé llegar en el año 2060 a un 29,9%. Este aumento de la longevidad y, consecuentemente, la expectativa de vida se atribuyen a la mejora de los estándares de nivel de vida, a la disminución de la mortalidad infantil y a una mejora de los cuidados médicos. En este último grupo de causas, la nutrición juega un papel muy importante.

Las personas que llegan a una cierta edad se enfrentan a problemas físicos, psíquicos y sociales que derivan de cambios biológicos propios de la edad, y que condicionan, a veces de manera muy estricta, la capacidad para llevar a cabo un acto tan natural como es “EL COMER DIARIAMENTE”.

En cualquier caso, para poder actuar mejor desde un punto de vista nutricional es importante conocer:

-¿Cuáles son los cambios que aparecen con la edad y que afectan a la alimentación?

-¿Cuáles son los requerimientos nutricionales?

-¿Qué ocurre con la salud nutricional de los mayores en la sociedad actual?

-¿Cómo se debe actuar a la hora de establecer una dieta

Cambios en la composición corporal; disminuye la masa magra y aumenta el porcentaje de grasa. Este hecho se ha relacionado con la hipertensión, alteraciones biliares, hiperlipemias, etc.

También disminuye la masa ósea, especialmente en las mujeres en los dos años siguientes a la menopausia, y que redunda en una mayor fragilidad ósea y mayor riesgo de osteoporos

También se produce una disminución del agua corporal total, con lo que se ven afectados los procesos relacionados con la dilución, como puede ser la administración de medicamentos hidrosolubles, la administración de diuréticos y a regulación térmica, haciendo así a las personas mayores más susceptibles a la deshidratación.

Cambios sensoriales, son muy frecuentes los cambios en el gusto, olfato, oído, etc., debido fundamentalmente a la atrofia de las papilas gustativas.

Cambios digestivos, nos referimos a los cambios que afectan al apetito, a la capacidad de digerir y a absorber nutrientes.

La mala absorción de determinados elementos es otro de los caballos de batalla.

Otro de los grandes problemas que sufre la población de cierta edad y que afecta directamente al proceso de la digestión es la pérdida de piezas dentales.

El estreñimiento aparece como otro de los graves problemas a los que se enfrenta la población de cierta edad. De hecho afecta a más del 50%.

Cambios metabólicos, uno de los cambios metabólicos más significativos es la intolerancia a la glucosa en personas que no han sido diabéticas.

Cambios cardiovasculares, el principal problema que se produce es el endurecimiento de las paredes arteriales. Se debe, por un lado, a la pérdida de elasticidad del tejido arterial y venoso y que se puede considerar propio de la edad. Y, por otro, puede ser consecuencia de una dieta rica en grasa.

Cambios en la función renal, la función renal disminuye aproximadamente en un 50% entre los 30 y los 80 años

Cambios músculo-esqueléticos, ya ha sido comentada la tendencia a sustituir la masa magra (músculo), por masa grasa y que es consecuencia de la edad. Otro grave problema es la pérdida de la densidad ósea y el consecuente aumento del riesgo de osteoporosis.

Cambios neurológicos, quizás sean estas alteraciones las más asociadas a esta etapa de la vida. Parkinson y Alzheimer son, junto con la demencia senil, las enfermedades más relevantes y que condicionan de manera muy severa el desarrollo de la vida de los ancianos a todos los niveles.

Cambios inmunológicos, en este sentido, el cambio se manifiesta como disminución de la función inmune global.

Cuáles son los REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES que pueden compensar o evitar las situaciones de déficit o carencia nutricional en esta etapa de la vida?

Energía; Proteínas; Carbohidratos; Grasas; Minerales; Vitaminas; Agua; y Fibra

Requerimientos energético, no está muy documentado que los requerimientos energéticos (disminución del metabolismo basal) disminuyan con la edad, especialmente ahora que la actividad es mayor en las personas de edad avanzada. Dietas con un aporte calórico inferior a 1800 Kcal para las mujeres y 2300 Kcal para los hombres.

Requerimientos proteicos. La recomendación es la habitual 0,75 g/kg de peso/día, al igual que para los demás adultos.

Requerimientos de hidratos de carbon. Del 55-60% del valor calórico total de la dieta. Un aporte de hasta 200 g diarios de estos nutrientes, es bien tolerado por el anciano.

Requerimientos lipídico. El aporte de grasas no debe ser inferior al 30% del total de Kcal que se aporten en la dieta. En general menos de 100 g/día son bien tolerados

Se recomienda que un 10-15% de la grasa que se consuma sea monoinsaturada. Este tipo de grasa está en mayor proporción en productos como el ácido oleico, que es el componente fundamental del aceite de oliva, así como el de soja y maíz, también en la carne de ternera.

Requerimientos minerales. Parece estar justificado un aumento en el aporte de calcio debido a los problemas de mala absorción de este mineral, comentados en el epígrafe anterior, y para la prevención de la osteoporosis. Se recomiendan 800 mg/día para mujeres a partir de los 51 años.

Con la deficiencia de hierro hay que ser cuidadoso. Debido a la elevada prevalencia de las anemias en los ancianos, se podría pensar en el hierro como principal implicado en este proceso. Parece que esto no ocurre así (Manore et al, 1989), las anemias en los ancianos frecuentemente tienen su origen en pérdidas sanguíneas sobre todo a través del intestino.

La hipertensión es otro de los problemas más comunes en los ancianos, relacionado con las recomendaciones de minerales en la dieta. Se recomienda limitar a 2g/día la ración de sodio para contrarrestarla y suplementar la dieta con magnesio y potasio para mejorar la diuresis.

Requerimientos de vitamina. La deficiencia en vitamina D parece que puede deberse, en muchos casos, a la falta de exposición al sol de muchos ancianos por diferentes problemas (inmovilidad, institucionalización, etc.

Con una alimentación equilibrada y variada -frutas, verduras, hidratos de carbonos-, se puede asegurar. Algunos alimentos de origen animal son especialmente ricos en vitamina A en forma de retinol: hígado, aceite de hígado de pescado.

También se reducen los niveles de vitamina C. La deficiencia en esta vitamina se relaciona con la aparición de púrpura, alteraciones en las encías, rotura de los vasos sanguíneos de pequeño diámetro (capilares), etc. En ambos casos se recomienda el consumo de alimentos ricos en estos nutrientes (naranjas, mandarinas, patatas), más que suplementos en la dieta, debido a que se absorben mejor desde los alimentos.

Agua, por ser la deshidratación otro de los problemas más comunes en esta población se recomienda como aporte adecuado el consumo de 2-3 l/día.

Fibra, este elemento es muy importante en la dieta, y es recomendado para otras etapas de la vida sin ninguna limitación. Sin embargo, en esta etapa de la vida hay que ser cauto en las recomendaciones. Es muy importante tomar la cantidad de fibra adecuada para evitar los problemas de estreñimiento.

 Dr. Cesáreo García, médico general y de familia, presidente del Colegio de Médicos de Córdoba

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