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Las personas con vasculitis tienen mayor riesgo de padecer problemas vasculares y ceguera

Las vasculitis tienen un origen desconocido y puede afectar cualquier clase de vaso sanguíneo de prácticamente todos los órganos. La arteritis de células gigantes produce 12 nuevos casos de cada 100.000 españoles mayores de 50 años por año, cifra que se podría incrementar en los próximos años debido al aumento de la esperanza de vida

Madrid, 2 de marzo 2010 (medicosypacientes.com)

Las personas con algún tipo de vasculitis, sobre todo las que padecen arteritis de células gigantes, y que a su vez sufren otras patologías como dislipemia o hipertensión arterial, tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, según se ha puesto en evidencia en el II Simposio de Enfermedades Sistémicas Autoinmunes de la Sociedad Española de Reumatología (SER), celebrado este fin de semana en Madrid.

Este dato se revela aún más significativo si se tiene en cuenta que en la actualidad, la arteritis de células gigantes, la más frecuente de las vasculitis, produce 12 nuevos casos de cada 100.000 españoles mayores de 50 años por año. ?Partiendo del hecho de que, además, esta enfermedad se da sobre todo en edades avanzadas y que hay un progresivo envejecimiento de la población, es razonable pensar que esta patología aumentará su frecuencia en los próximos años?, apunta el Dr. Víctor Martínez-Taboada, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, de Santander, y vicepresidente de Sociedad Española de Reumatología (SER).

El incremento de riesgo de dolencias cardiovasculares en personas con vasculitis, los marcadores implicados en la perpetuación de la enfermedad y la inmunidad innata con que cuentan ciertos perfiles de pacientes son algunos de los temas tratados en el II Simposio de Enfermedades Sistémicas Autoinmunes de la SER, que ha contado con la asistencia de más de 400 especialistas de toda España.

Al igual que ocurre con la gran mayoría de las enfermedades autoinmunes, las vasculitis tienen un origen desconocido pero, como con otras enfermedades inflamatorias crónicas, tanto factores genéticos como ambientales están relacionados con su desarrollo. Añade el Dr. Martínez-Taboada que, ?aunque no se ha conseguido identificar qué causa la enfermedad, las evidencias epidemiológicas actuales sugieren que el desencadenante podría ser un agente infeccioso.

Por este motivo, el funcionamiento inadecuado de la respuesta inmune innata ?nuestra primera barrera de defensa ante este tipo de agentes-, puede ser fundamental para el desarrollo de la inflamación vascular que provoca las vasculitis?.

Relación directa con el envejecimiento

Por otro lado, el hecho de que la arteritis de células gigantes se dé exclusivamente en individuos de edad avanzada implica que los factores relacionados directamente con el envejecimiento pueden jugar un papel clave en el desarrollo de la enfermedad.

?Por un lado, no existe un consenso acerca de que la antiagregación con ácido acetilsalicílico pueda disminuir de forma concluyente el riesgo de futuras complicaciones isquémicas en pacientes con arteritis de células gigantes?, apunta el Dr. Miguel Ángel González-Gay, también del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. ?Y por otro, la presencia de hipertensión incrementa el riesgo de complicaciones vasculares severas en pacientes con la citada vasculitis?.

El tabaco se ha encontrado desde siempre entre los factores de riesgo cardiovascular más importantes, por lo que se puede estimar que los fumadores tienen también mayor riesgo de padecer vasculitis como la arteritis de células gigantes. Según comenta el Dr. González-Gay, ?aunque la influencia del tabaco en la susceptibilidad del desarrollo de esta dolencia ha sido poco estudiada hasta el momento, un estudio publicado en Annals of the Rheumatic Diseases indica que el hecho de haber fumado aumenta de forma significativa el riesgo de padecer arteritis de células gigantes?.

Las comorbilidades más comunes relacionadas con la vasculitis, además de las vasculares, son la ceguera y el ictus, ?aunque este último se da con menor frecuencia?.

Un significativo número de pacientes sufre ceguera

?La pérdida de visión afecta actualmente a entre el 15 y el 20% de los pacientes de arteritis de células gigantes. Los corticosteroides han reducido eficazmente el riesgo de ceguera, que en épocas anteriores a su uso llegaba a ser del 60%. Sin embargo, en un 10-17% de los pacientes que se presentan con síntomas visuales, la visión sigue deteriorándose durante la primera semana de tratamiento. Existen datos preliminares que sugieren que la endotelina podría tener un papel en los espasmos de los vasos del nervio óptico que genera pérdidas de visión transitorias antes de la definitiva, y el bloqueo de su receptor podría tener quizá un papel en evitar el deterioro de la visión en estos pacientes?, añade la Dra. María Cinta Cid, del Servicio de Enfermedades Autoinmunes del Hospital Clinic de Barcelona.

Sin embargo, la poca prevalencia de la enfermedad, unido a la dificultad de reclutar pacientes con perfiles similares, ha desencadenado que en la actualidad no exista un consenso sobre cómo abordar el tratamiento de las distintas complicaciones de la arteritis de células gigantes.

?Contamos con estudios realizados de forma retrospectiva que no son concluyentes, por lo que necesitamos más estudios prospectivos que nos permitan valorar con mejores datos cuál sería el mejor tratamiento en cada caso?, apunta el Dr. González-Gay.

Esta misma opinión es compartida por la Dra. Cid, ?también se están investigando los mecanismos que participan en la actividad inflamatoria de la arteritis de células gigantes con el fin de poder abrir caminos hacia nuevas dianas terapéuticas, pero nos encontramos con pocos grupos que se dediquen a esto y, por tanto, nos hallamos ante una evidencia experimental débil en lo que respecta a lo que podrían ser nuevos tratamientos?.

En este sentido, la Dra. Cid argumenta que ?los datos nos indican que el bloqueo del TNF para reducir la actividad inflamatoria no es efectivo, pero sí podría serlo el bloqueo de otras citoquinas. Aunque por el momento sólo contamos con evidencias débiles?.

Teniendo en cuenta esta escasez de datos, la experiencia en el tratamiento de otras enfermedades donde se comparten mecanismos inflamatorios, como puede ser la artritis reumatoide, se podría vislumbrar como una puerta abierta al uso de estas mismas terapias para tratar la vasculitis. ?Hemos de tener mucha cautela en este sentido, el uso de terapias biológicas en artritis reumatoide nos sirve para obtener datos de seguridad, pero las extrapolaciones no sirven, aunque las dolencias comparten mecanismos de acción, las terapias no actúan de la misma forma en cada una de las enfermedades?.

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