Desde la Sociedad Española de Neurología (SEN) recomiendan a las personas que este verano viajen en avión, asegurarse de tener una correcta hidratación, evitar permanecer mucho tiempo en la misma posición, intentar descansar durante el trayecto y, en caso de tenerlo, no olvidar su tratamiento, con la finalidad de reducir muchos de los problemas neurológicos que se producen en los vuelos, como cefaleas y convulsiones epilépticas
Madrid, 31 de julio de 2012 (medicosypacientes.com)
Desde la Sociedad Española de Neurología (SEN) recomiendan a las personas que este verano viajen en avión, asegurarse de tener una correcta hidratación, evitar permanecer mucho tiempo en la misma posición, intentar descansar durante el trayecto y, en caso de tenerlo, no olvidar su tratamiento, con la finalidad de reducir muchos de los problemas neurológicos que se producen en los vuelos, como cefaleas y convulsiones epilépticas
Expertos de la SEN sitúan el dolor de cabeza como el trastorno neurológico más frecuente entre las personas que eligen el avión como medio de transporte para sus viajes. Así, para el Dr. Samuel Díaz Insa, Coordinador del grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología “los desplazamientos en avión incrementan la exposición a variaciones en la presión atmosférica, lo que produce cambios en el flujo sanguíneo y en el nivel de oxígeno, desencadenando cefaleas” y añade que, ”por lo general, la duración de este tipo de dolor de cabeza suele ser bastante breve, pero aquellas personas que son propensas a desarrollar crisis, deben llevar a cabo medidas preventivas si planean viajar en avión”.
Otro de los factores, que sitúan los expertos como desencadenante del dolor de cabeza relacionado con los viajes en avión es el jet lag. “No a todas las personas les afecta de la misma manera e influye mucho la duración del vuelo, el número de horas de diferencia que existe entre origen y destino e incluso la dirección que tome el avión, ya que nos resulta más fácil adaptarnos al nuevo destino cuando ganamos horas que cuando las perdemos”, comenta el Dr. Samuel Díaz Insa. “Pero la recomendación es la misma: pacientes que sufren crisis frecuente, tienen que tomar medidas preventivas tales como intentar descansar antes, durante y después de un vuelo, ingerir comidas ligeras, beber mucho líquido evitando el alcohol y las bebidas carbonatadas y seguir su tratamiento”.
Aunque parezcan recomendaciones sencillas, hay que tener en cuenta que un 20-25% de los pacientes que sufren de migraña nunca ha consultado su dolencia con el médico y un 50% de los que sí lo han hecho, abandonan el seguimiento tras las primeras consultas. “Son precisamente éstas personas las que más acusan los viajes”, explica el Dr. Samuel Díaz Insa. “Si además añadimos que, la alteración de los ritmos biológicos, de sueño, de comidas, etc. tampoco favorecen a estos pacientes, se puede caer en el error de automedicarse, lo cual solo puede llevar a cronificar más el problema”.
Por otro lado sufrir convulsiones epilépticas durante un vuelo, también es uno de los incidentes neurológicos más comunes. “Puesto que alrededor de un 70% de los pacientes con epilepsia de nuestro país han conseguido frenar la aparición de crisis gracias al tratamiento, se ha visto que, cuando entre los pacientes se produce algún tipo de crisis durante el vuelo es principalmente por dos razones: o porque por el estrés generado por el viaje han olvidado tomar su medicación o porque han consumido alcohol o drogas”, explica el Dr. José Ángel Mauri Llerda, Coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN). En todo caso, hay que recordar a los pacientes con epilepsia que pueden sufrir un aumento de sus crisis por la deshidratación y por falta de sueño, algo bastante habitual en viajes largos, con varias escalas, a lo que se añade el jet lag posterior.
Los expertos coinciden en señalar que la gran mayoría de las crisis epilépticas que se producen durante los trayectos en avión, son por parte de personas que nunca habían experimentado ninguna. “Esto se debe tanto a que el periodo de vuelo puede suponer un punto de vulnerabilidad para las personas no diagnosticadas como por parte de aquellos que consumen alcohol como drogas”, señala el Dr. José Ángel Mauri Llerda. Ante la presencia de un ataque epiléptico durante un vuelo, es primordial, no perder la calma, no movilizar al paciente del sitio en el que se encuentre, no introducirle nada en la boca y evitar, en la medida de lo posible, que se golpee la cabeza.
Por último, desde la SEN apuntan que, aunque sufrir un ictus isquémico durante el vuelo no es especialmente habitual, pasajeros con factores de riesgo deben evitar permanecer mucho tiempo en la misma posición, sobre todo en vuelos largos, para evitar el “síndrome de la clase turística”.