En España se diagnostican anualmente cerca de 2.000 nuevos casos de patología inflamatoria intestinal, una enfermedad que afecta en la actualidad al 2 por ciento de la población mundial, como se recordó en la reciente “Reunión de Pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal Crónica (EIIC)”, celebrada en Madrid
Madrid, 13 de febrero 2012 (medicosypacientes.com/E.P.)
La enfermedad inflamatoria intestinal crónica engloba un conjunto de patologías, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa que, como enfermedades autoinmunes, inflamatorias y crónicas, afectan al aparato digestivo. La principal diferencia entre ellas es el lugar de afectación del intestino. Mientras que la enfermedad de Crohn puede afectar a todas las partes del aparato digestivo, desde la boca hasta el ano, la colitis ulcerosa puede causar problemas al intestino grueso.
Este grupo de patologías afecta, en la actualidad, al 2 por ciento de la población mundial y a más de 2,2 millones de personas en Europa. Concretamente, en España, son diagnosticados cerca de 2.000 nuevos casos al año.
Los nuevos tratamientos y unidades monográficas dedicadas estas patologías, “hacen que el paciente tenga más acceso a una atención médica especializada”, señala la doctora María Dolores Martín Arranz, del servicio de Aparato Digestivo en el Hospital de La Paz de Madrid, participante en la ‘Reunión de Pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal Crónica (EIIC)’, celebrada el pasado viernes en Madrid,
La doctora Martín Arranz reconoció que en patologías como la enfermedad de Crohn “lo más importante es una adecuada comprensión y aceptación de la enfermedad”, y planteó si tras un brote se debe dejar o no el tratamiento de mantenimiento, la medicación que evita la aparición de nuevos brotes o que reduzca su frecuencia de aparición y su gravedad. “Esta decisión depende de la localización de la afectación, y el tipo de afectación, pero en la mayoría de los casos es necesaria la medicación”, según precisó.
Esta experta afirmó, además, que, bajo ningún concepto, el paciente debe suspender la medicación o automedicarse, al sospechar que tiene un brote, y siempre debe consultar a su médico.
