La presidenta del Colegio de Médicos de Zaragoza, Dra. Concepción Ferrer, reflexiona en este artículo publicado, recientemente, en el ‘Heraldo de Aragón’ sobre los retos a los que este año se enfrenta la profesión médica. Mejorar la gestión de los recursos humanos, la relación médico-paciente, la Ley de la eutanasia son algunos a los que hace alusión
Todavía las huellas de una gran crisis económica atenazan nuestro sistema sanitario con graves problemas basados en unos años de contención del gasto y paralización de las inversiones sanitarias. Estamos además asistiendo a cambios en el modelo asistencial en los sectores de población de más edad, cuidados paliativos, atención al final de la vida … que tienen que ir acompañados de una inversión adecuada en las políticas sociosanitarias para cubrir sus necesidades existenciales y así crear una sociedad más saludable y justa.
A todo ello, sumamos la llegada de nuevos tratamientos que incrementan los costes, nuevas tecnologías necesarias para una asistencia de calidad, unido a una sanidad que se ha dejado arrastrar por la inercia sin grandes previsiones, ni cambios en el modelo a largo de los últimos años, donde la respuesta ha sido dejar correr la situación, sin asumir retos que se conocían de antemano.
Con este escenario, los profesionales médicos tienen importantes retos que afrontar. Algunos de ellos se analizaron recientemente en el VI encuentro de la profesión médica.
Así, desde el punto de vista de las políticas de recursos humanos hay problemas graves sin resolver. Oposiciones cuya resolución se alarga escandalosamente en el tiempo, resoluciones que no llegan, el desconocimiento de los opositores de las plazas a las que compiten… La incertidumbre motiva que exista un éxodo claro de los profesionales formados en nuestra Comunidad Autónoma que buscan ofertas mejores, aunque eso conlleve tener que emigrar. Autoridades sanitarias, a la migración interna de nuestros profesionales hay que buscar soluciones, debemos dotar a la administración de seriedad, equidad, rapidez y transparencia para que estos hechos no se produzcan.
De igual manera, la gestión de los recursos humanos también deber ser mejorada y planificada para que el profesional no afronte solo una demanda asistencial desbordada, listas de espera quirúrgicas y, lo más inquietante, la actual constatación de la existencia de listas de espera inasumibles en consultas, en Atención Primaria y sobre todo en especializada.
Otro tema fundamental para la profesión es la relación médico-paciente, así como el debate de la nueva Ley de la eutanasia y suicidio asistido. En este último tema, es necesario dejar constancia de que la profesión médica está al servicio del ser humano y respetar la vida y el cuidado de su salud son los deberes primordiales del médico expresados en su código deontológico. La eutanasia, presente en la agenda de los políticos, necesita un debate interno y profundo en el seno de la profesión, más todavía cuando se echa en falta desde los profesionales médicos la escasa atención que se está prestando a la asistencia paliativa y a la atención al paciente terminal.
En definitiva, es imprescindible estimular la vocación, favorecer la adquisición de competencias, la humanización de la asistencia y la empatía con el paciente. Estos valores tienen que prevalecer como eje fundamental en el ejercicio de la medicina.
Existe un gran potencial, los profesionales y los colegios que los aglutinamos queremos resaltar estos valores y ponerlos al servicio de la sociedad, pero debemos de encontrar una respuesta adecuada por parte de la administración, que las propuestas de la profesión y profesionales sean oídas y constituyan el eje de la actuación. La profesión médica siempre tendrá una mano tendida, tanto al sector público como al privado, para aportar lo mejor de sí misma.
