La prevención cuaternaria se refiere al conjunto de actividades que se realizan para evitar, disminuir o paliar el daño producido por las actividades sanitarias. Este tipo de actuaciones han de realizarse en todos los niveles, sin embargo, en A.P. al ser sobre la que recae la mayor parte de las labores preventivas es donde mejor se puede contribuir a frenar el daño, aplicando dicha prevención cuaternaria, como así lo recomienda en este artículo el Dr. Esteban Sanmartín
Dr. Esteban Sanmartín: “Prevención cuaternaria y seguridad del paciente”
Dr. Esteban Sanmartín, miembro del Grupo AP25 de la OMC. Vocal de Atención Primaria Rural del Colegio de Médicos de Huesca.
Conocemos como “Prevención cuaternaria” al conjunto de actividades que se realizan para evitar, disminuir o paliar el daño producido por las actividades sanitarias. El término fue utilizado por primera vez por el médico belga Marc Jamoulle en 1995. Pero ya se atribuye a Hipócrates la frase “Primum non nocere” (primero no dañar), que nos propone una mirada crítica sobre nuestras actuaciones.
Según IonaHeat, la búsqueda de una vida más larga y sana ha llevado a que más personas sean etiquetados como enfermas. Ella analiza los factores que explican esta paradoja y sostiene que tenemos que encontrar el coraje para resistir el sobrediagnóstico y, en su lugar, aceptar la inevitabilidad del envejecimiento.
En la literatura médica actual podemos leer múltiples artículos sobre la iatrogenia médica, el sobrediagnóstico y el sobretratamiento. Aceptamos sin más las cifras objetivo de cLDL, HTA o HbA1c, realizamos pruebas de detección precoz de cáncer de próstata o tiroides sin plantearnos el perjuicio que podemos acarrear a nuestros pacientes y probablemente lo infructífero de las mismas. Como ejemplo tenemos el aumento de la incidencia de cáncer de tiroides en EEUU y Australia, que se ha triplicado en la última década, mientras que las tasas de mortalidad en el mismo periodo no se han modificado, solo han mejorado los medios diagnósticos.
Hoy en día debemos plantearnos si la medicina que realizamos está impregnada de intereses no exclusivamente científicos ni humanistas y si de cara al futuro precisamos de un rearme ético, valorando la verdadera necesidad de pruebas y tratamientos, apoyándonos en nuestro Código Deontológico, en la Medicina Basada en la Evidencia y en un Paciente Informado con capacidad para decidir.
Las actuaciones para una prevención cuaternaria se deben de realizar a todos los niveles:
• A nivel internacional como viene realizando la OMS desde 2014 y que ha concluido en 2006 con la declaración GATHER (Guidelines for Accurate and Transparent Health Estimates Reporting) que recomienda una transparencia total en la realización de estudios en salud.
• A nivel de política sanitaria en los estados con sistemas de trabajo que disminuyan la variabilidad clínica, sistemas como GRADE que mantengan la evidencia junto a un paciente informado valorando los beneficios, riesgos y costes de nuestras actuaciones. Desterrando las falsas expectativas de nuestras actuaciones.
• Actuaciones de los profesionales: Tanto a nivel de Atención Primaria como Hospitalaria debemos de actuar bajo los Principios de Beneficencia, no Maledicencia, Autonomía del Paciente y de Justicia. Valorando el balance de riesgo y beneficio en un paciente informado atendiendo a todos los pacientes por igual según sus necesidades sin perder de vista las consecuencias que dichas actuaciones tienen sobre la comunidad por el consumo de recursos.
Es la AP la que está más directamente en contacto con toda la población y por tanto sobre la que recae la mayor parte de las actividades preventivas. Por tanto es a este nivel donde el potencial de evitar daño es mayor.
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