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Dr. Antonio Ares Camerino: “No es país para viejos”

El Dr. Antonio Ares Camerino, delegado territorial de Bahía de Cádiz del Colegio de Médicos gaditano, subraya en este artículo que en las próximas semanas se multiplicarán el número de personas ancianas fallecidas y contagiadas a consecuencia del COVID-19, a la vez que aumentará el número de personas empleadas en residencias de mayores con la enfermedad

La novela de Cormac McCarthy titulada “No es país para viejos”, escrita en 2005, está ambientada en la frontera entre EE UU y Méjico. El título de la misma hace referencia a la primera línea del poema “Sailing to Byzantium”. Se trata de un thriller ambientado en el sórdido mundo del tráfico de drogas. Su versión cinematográfica fue dirigida por los Hermanos Coen y obtuvo cuatro Oscar, entre ellos el de mejor actor de reparto para Javier Bardem.

España sí es “Un país para viejos”. Los datos a nivel europeo nos sitúan en el primer puesto en cuanto a esperanza de vida, y en el segundo a nivel mundial. Por miles se cuentan las personas que sobrepasan los noventa años y por centenares lo que superan el siglo de vida.

Esta generación curtida en guerra, hambre y penurias ha vivido dándole valor a las cosas sencillas. Esta cohorte que sobrevivió a la Dictadura y conoció el bienestar a destiempo ha demostrado ser solidaria con los suyos y con los de fuera.

Para los investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) el envejecimiento de la población es un éxito demográfico que empieza a plantear nuevos e innumerables desafíos a la sociedad española, y que puede poner en crisis el tan ansiado estado del bienestar. Para el año 2040 se calculaba que el número de personas mayores de 65 años alcanzaría un tercio de la población de nuestro país.

Y llegó el Covid-19. Y la alerta sanitaria fijó el foco en nuestro Sistema de Salud. Y no contó con las personas más vulnerables al coronavirus que vivían en residencia de mayores. Y se olvidó de las más de 800.000 personas que viven en soledad en sus casas. ¡Y llegó el desastre!. Según los datos actualizados a fecha 2 de abril el número de personas ancianas fallecidas en residencias de mayores en Castilla León son de 742, seguida de Cataluña con 362 y Castilla La Mancha 271. La Comunidad de Madrid, la más castigada por la pandemia, no aporta datos desde el pasado 26 de marzo. En el otro extrema se encuentran Galicia con 30 fallecidos y Andalucía con 73.

En las próximas semanas se multiplicarán el número de personas ancianas fallecidas y contagiadas, a la vez que aumentara el número de personas empleadas en residencias de mayores con la enfermedad. Hasta tal extremo llega la situación que la Fiscalía de Madrid ha abierto una investigación por si pudiera haber negligencia en algunos Centros Socio Sanitarios de Mayores de esa Comunidad con respecto a los cuidados y medidas puestas en marcha para la atención de estas personas vulnerables.

Los protocolos publicados por el Ministerio de Sanidad para las Residencias de Mayores y Centros Socio sanitarios quedaron obsoletos antes de ver la luz. En un principio se pensó, de forma ilusa, que este “virus desconocido” se podía comportar como una gripe común. Incluso llegaron a declarar que las ropas y los objetos manejados por las personas infectadas no precisaban de un tratamiento espacial en cuanto a su desinfección.

La Guía de Prevención y Control frente al Covid-19 en Residencia de Mayores y otros Centros Socio Sanitarios de carácter residencial, publicada el 24 de marzo, establece unos grupos de ancianos según factores de probabilidad de padecer la enfermedad. 

1. Residentes asintomáticos y sin contacto con paciente

2. Residentes asintomáticos y en asilamiento por contacto directo con paciente confirmado

3. Residente con síntomas compatibles

4. Residente confirmado positivo para coronavirus.

Conociendo las infraestructuras de las cientos de residencias de mayores, tanto públicas, concertadas o privadas, de este país, está claro que será imposible mantener con las mínimas garantías la seguridad de los residentes y de la población trabajadora. Las autoridades socio sanitarias no conocen la realidad de muchos centros que funcionan en situaciones, a veces, precarias en recursos, tanto materiales como humanos. Puede que esta situación crítica sirva para hacer replantear como queremos que sean los últimos días de nuestros mayores. La asignatura pendiente de nuestro ilusorio estado del bienestar está en la atención digna a los mayores. Cuando pase la pandemia,  se deberá combatir la soledad, planificar de manera adecuada la ayuda domiciliaria y promover modelos colaborativos intergeneracionales bajo el auspicio y control de las administraciones competentes. 

Los datos del estudio The Epidemiological Characteristic of an Outbreak of 2019 Novel Coronavirus Diseases (COVID 19)- China 2020, realizado a finales de febrero, calculaban una letalidad para personas mayores de 80 años superior al 20%.

Está demostrado que cuanto más test se realicen menos ingresos hospitalarios y menos fallecidos. Pues aun así se cuestiona hacer la prueba a personas mayores y personal socio sanitario de residencia geriátricas. Cataluña, imitando a los Países Bajos, que tan solidarios se están mostrando en esta crisis, recomienda no hacer las pruebas en residencia de mayores y no ingresar en UCI a persona de más de ochenta años.

¡Y ya son más de 3.500 los fallecidos en Residencias de Mayores! Seguro que son muchos más.

En la parte positiva acordarnos de Lulú que, con sus 101 años, superó la Gripe Española de 1918, y seguro que superará ésta. Felicitar a Lola que al cumplir 90 años la vecindad le ha dado una fiesta de cumpleaños en los balcones.  Dar la enhorabuena a Antonio que con sus más de noventa años ha sido dado de alta en la UCI de un hospital sevillano. Y tener en la memoria a Rafael, último brigadista de La Nueve que liberó París del nazismo, y que el Covid-19 ha podido con sus 99 años.

¡Que la memoria no nos abandone después de este confinamiento!

 

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