Casa Verde es una iniciativa que tiene como objetivo ofrecer un apoyo terapéutico a familias con alta vulnerabilidad y detectar patologías en el desarrollo del vínculo entre madre e hijo. Para lograr estos fines este proyecto dará atención psicológica frecuente así como un marco intensivo de confianza para establecer las capacidades de maternidad y paternidad
Madrid, 29 de febrero de 2012 (medicosypacientes.com)
Casa Verde es una iniciativa que tiene como objetivo ofrecer un apoyo terapéutico a familias con alta vulnerabilidad y detectar patologías en el desarrollo del vínculo entre madre e hijo. Para lograr estos fines este proyecto dará atención psicológica frecuente así como un marco intensivo de confianza para establecer las capacidades de maternidad y paternidad
“Casa Verde es un lugar acogedor y libre de conflicto, para que el niño vea a sus padres, aunque sea por separado, y realicen actividades conjuntas”, así explicó Raquel del Amo, psicóloga y directora de Casa Verde, uno de los objetivos del proyecto de Fundación Manantial y Obra Social Caja Madrid.
Una investigación del departamento de Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid y Fundación Manantial, mostraba que el 50% de las personas con enfermedad mental pertenecientes a la Red de Atención Social de la Comunidad de Madrid perdía la custodia de sus hijos. Además, el 30% de esos niños vivía en instituciones lejos de sus padres.
Según Raquel del Amo era un panorama “descorazonador”. Para poder evitar estas situaciones, o en su defecto “hacer que sean lo menos dramáticas posibles”, este proyecto pretende servir de mediación y punto de encuentro en el régimen de visitas para que los padres puedan interactuar con sus hijos.
Casa Verde nace para prevenir alteraciones psíquicas y/o psicológicas en hijos de personas con enfermedad mental grave. “En un principio ésa era la idea inicial pero a medida que avanza el programa, el perfil se ha ampliado para destinarlo a familias con alta vulnerabilidad y a la presencia de patología en el desarrollo del vínculo entre la madre y el hijo”, reconoció Raquel.
Madres solteras, inmigrantes y con carencias afectivas
En Casa Verde actualmente atienden a 81 personas en total, de los cuales 23 son madres, 6 padres y 4 mujeres embarazadas. En lo que se refiere a los niños, hay 13 entre los 0 y 2 años y otros tantos entre los 3 y 5 años. Raquel comentó que, aunque todavía no disponen de una memoria anual, “la mayoría de actuaciones del programa se dirigen a un perfil concreto: madres separadas o solteras, que viven con sus propias madres, con escaso apoyo social y con serias dificultades económicas”. En el nivel socioeconómico predomina una “población inmigrante sobre todo de Marruecos y Ecuador”, especificó.
En la mayoría de los casos, las madres tienen síntomas de carácter afectivo, desde depresiones reactivas a trastornos bipolares y cuadros de ansiedad. “Nos encontramos a madres y futuras madres que, bien por su enfermedad mental o por su situación social, presentan déficits de autoestima, dificultades para vincularse con el bebé y poco apoyo de la red social”, explicó la responsable del programa.
En cuanto a los profesionales, Casa Verde está formado por 5 personas. Una psicóloga infantil encargada de la psicoterapia con los niños; una educadora infantil para favorecer el desarrollo del niño y fortalecer los vínculos; un educador de adultos que se ocupa del ocio y tiempo libre familiar, acompañamientos y apoyo y un trabajador social que se encarga de la búsqueda de recursos y orientación laboral. Todos ellos coordinados por Raquel del Amo que aparte de dirigir el proyecto, también se ocupa de la psicoterapia de los adultos.
Marco estable y de confianza
Desde un punto de vista práctico, Casa Verde prevé múltiples actuaciones, individuales y grupales, como la atención psicológica frecuente para situaciones de crisis y la posibilidad de tener un referente para consultar problemas en relación con los hijos. Pilar Matamala, psiquiatra del Centro de Salud Mental ‘Vallecas Puente’ en Madrid, destacó, a su vez, “el marco intensivo, estable y de confianza para desarrollar las capacidades de maternidad y paternidad” que ofrece el proyecto.
En ese sentido Matamala, admitió que es un “apoyo fundamental” para los casos más complejos que se quedarían “sin atender si no hubiera una necesaria especialización y dedicación”. El trastorno mental, el sufrimiento psíquico, la falta de pareja y de apoyos sociales puede “limitar la capacidad maternal para establecer vínculos saludables”. “Se trata de ayudar a prevenir la repetición de los problemas generación tras generación”, concluyó la psiquiatra de ‘Vallecas Puente’.
La enfermedad mental no se hereda
En esa línea, la Organización Mundial de la Salud recuerda que tener unos padres con enfermedad mental grave hace a los niños más vulnerables a padecer trastornos psíquicos. Pero, “que los haga más vulnerables no quiere decir que necesariamente vayan a desarrollar una enfermedad mental, es un riesgo solo”, puntualizó la directora de esta iniciativa.
Por ello, “tratamos de buscar señales en el desarrollo y paliar los primeros síntomas que no son todavía enfermedad mental pero indican que algo no va bien”, detalla del Amo. Además, en esa vulnerabilidad infantil influyen “otros factores” como la pareja, lo económico o lo social, “tan importantes como lo estrictamente psicológico”, admitió.
Por último, Raquel lamentó que en cuestiones de maternidad el estigma se manifieste más que en otras situaciones, pero lanza un mensaje positivo y esperanzador. “La maternidad o paternidad puede ser objeto de mejoras significativas en la enfermedad mental de la madre o del padre”, finalizó