El Colegio de Médicos de Asturias celebró el pasado 26 de noviembre un acto institucional de acceso restringido que comenzó con el recuerdo a los colegiados fallecidos en el año. A continuación se concedió el título de Colegiado de Honor con Medalla de Oro al Dr. Alejandro Braña, tras veinte años de dedicación ininterrumpida al Colegio de Médicos, primero como secretario general durante la presidencia de la Dra. Carmen Rodríguez y como presidente desde 2013 a 2021
El título de Colegiado de Honor con Medalla de Oro es la máxima distinción colegial. Los doctores que han recibido ambas condecoraciones en los últimos años son: Jaime Baladrón (2010); Carmen Rodríguez (2013) y Luis Fernández-Vega (2015).
Seguidamente se dio la bienvenida a los nuevos colegiados y se entregó el título de Colegiados Honoríficos a los médicos jubilados durante el año.
El acto estuvo presidido por: Luis Antuña, presidente del Colegio de Médicos de Asturias; el secretario del Colegio, Luis Martínez Escotet y la vocal de médicos jóvenes, Andrea Quirós.
Durante su intervención, el Dr. Luis Antuña destacó que en este acto “se unen el ayer y hoy de nuestros colegiados. Un día en el que despedimos y agradecemos su labor a los compañeros y amigos que se jubilan. Y en el que, al mismo tiempo, damos la bienvenida a los jóvenes que se incorporan a nuestro Colegio y al ejercicio activo de la medicina”. Recordó a todos los miembros que le acompañan en la Junta Directiva y les agradeció su apoyo y dedicación. “Hemos venido al Colegio para defender esta profesión, a los colegiados y también a nuestros pacientes y utilizaremos esta institución para llevar a cabo esta tarea”.
El homenajeado, Dr. Alejandro Braña, indicó que este acto supone “un motivo de satisfacción muy especial porque recibo este reconocimiento del Colegio acompañado, por una parte, por quienes os iniciáis en la práctica de esta inigualablemente hermosa y, a la vez, exigente profesión y, por otra, por vosotros, los compañeros de tantos años que vais finalizando vuestro ejercicio profesional sin dejar de sentir como médicos, que eso dura lo que la vida dura”.
También recordó que en nuestra profesión, el progreso de la ciencia y la tecnología “solo pueden asumirse a través del humanismo. Es la ilusión y el deseo de ayuda al prójimo enfermo el estímulo que nos debe alentar cada día. La práctica de buena medicina no es tarea sencilla, ya lo sabéis. Es elegir la “vía ardua” de conocimiento y aprendizaje, incansablemente”. Y animó a los jóvenes a mirarse en los mayores, ya que “ser médico no consiste solo en saber medicina. Hoy tenéis ante vosotros claros ejemplos de lo que es el espíritu de esta profesión: humildad y entrega absoluta”.
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