sábado, mayo 18, 2024

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Dra. Hurtado: «La labor de los Colegios de Médicos ha sido siempre importantísima como herramienta de defensa de la profesión, de los colegiados y de la ciudadanía»

La Dra. Mercedes Hurtado ha sido reelegida para el cargo de presidencia del Colegio de Médicos de Valencia en las elecciones que se celebraron el pasado mes de enero. En esta entrevista a Médicos y Pacientes valora la labor de los Colegios de Médicos y de las Fundaciones del CGCOM. Además, resalta el valor d ela formación y destaca que en una profesión feminizada solo haya cinco mujeres presidentas de los 52 Colegios, no es un buen dato. 

¿Qué valoración hace de la labor de los Colegios Médicos en la actualidad?

 
La labor de los Colegios de Médicos ha sido siempre importantísima, como herramienta de defensa de la profesión y de los colegiados, y también de la ciudadanía. Representamos a un colectivo que es fundamental dentro de la vida en sociedad que hemos elegido la mayoría de los humanos. Cuidamos de las personas, de su vida y su salud. Y nuestros compañeros, los médicos, también necesitan ser cuidados. Si no, ¿quién cuida al cuidador?
 
Los Colegios de Médicos certificamos de cara a la sociedad que el médico que atiende lo es como tal y la especialidad está acreditada. Esto es muy importante en la lucha contra el intrusismo, que en el caso de la Medicina puede derivar en un problema de salud para la población. El intrusismo y las agresiones a los médicos que van en aumento son dos grandes lacras frente a las cuales los Colegios de Médicos realizan un gran papel.
 
Pero, además, somos interlocutores con las administraciones. Esa labor representativa para exigir y defender lo que es justo, es también fundamental, y lo ha sido más si cabe durante la pandemia que nos ha asolado estos dos últimos años. Durante la misma los colegios han jugado un gran papel como intermediarios ante las autoridades sanitarias, ante los medios de comunicación y con los colegiados, y han tenido una labor de concienciación social entre la población.
 
Durante la pandemia, el ICOMV ha estado al lado de sus colegiados ofreciéndoles asesoramiento y formación on-line y ha desarrollado un gabinete de apoyo psicológico que ha puesto a disposición de los colegiados a través de su Oficina de Atención Social, ya que muchos de nuestros compañeros se han visto afectados por depresión y ansiedad.
 
¿Podría explicar cuáles son los planes a medio y largo plazo para el Colegio de Médicos de Valencia?
 
Mi deseo desde que llegué en 2014 a la presidencia del ICOMV fue abrir las puertas y ventanas. Iniciamos la gestión directa y profesional del Colegio de los médicos para los médicos, aumentamos el horario de atención a nuestros colegiados, y potenciamos las actividades extra-profesionales. El Colegio es de todos, es la casa de los médicos. 
 
Esta nueva legislatura vamos a reforzar la Oficina de Atención Social al colegiado que creamos en 2015 y el trabajo de la Oficina de la Mujer Médica que creamos en 2018, una iniciativa pionera que pusimos en marcha en el ICOMV. Además, vamos a crear otras tres oficinas específicas, para cubrir de forma más concreta las necesidades de nuestros colegiados: la Oficina del Opositor, la Oficina del Médico Joven, y la Oficina de la Medicina Privada. Y también vamos a potenciar la formación gratuita que ofrecemos a nuestros colegiados, con nuevos cursos y materias médicas y no médicas.
 
¿Qué es lo más urgente ahora para la profesión médica?
 
Levantarnos. La pandemia nos arrolló en marzo de 2020, y hemos vivido a remolque desde entonces. La COVID ha dejado patente la increíble fortaleza y humanidad que tenemos como colectivo, pero también la terrible debilidad del sistema sanitario. Necesitamos políticas sanitarias que cuenten con el colectivo médico y que inviertan en sanidad e investigación de  verdad y a largo plazo. La atención primaria “agoniza”, partía ya de una situación precaria que se ha agudizado, ella es la base del sistema, la primera línea de defensa. Si cae, irá todo detrás. Hacen falta recursos humanos y materiales. Se pueden poner todos los parches que se deseen, pero la pandemia nos ha demostrado que hacen falta recursos. Y eso exige de financiación.
 
¿Cuál es su visión de la situación sanitaria actual tras dos años de pandemia?
 
El coronavirus ha supuesto un antes y un después para la sociedad española y para el mundo entero. Los médicos han tenido que, como dice la canción, “resistir erguidos frente a todo”, seguir en sus puestos de trabajo para frenar el Coronavirus pese a las circunstancias. Sin material de protección y sin protocolos claros al principio.
 
Esta crisis nos ha enseñado la importancia del factor humano. Sabíamos que teníamos unos grandes profesionales sanitarios, lo han demostrado una vez más con su trabajo en esta situación extrema. Sin embargo, hay algo que ha quedado en evidencia, nos hemos dado cuenta de que no estábamos preparados para afrontar una situación como ésta. 
 
No es la primera vez que España se enfrenta a una pandemia, la COVID-19 es una de tantas que hemos afrontado a lo largo de la historia. No obstante, ahora estamos viendo lo vulnerables que somos ante catástrofes así, que por otra parte son el precio y la consecuencia de la globalización del mundo actual.
Vivimos en un mundo VUCA (Volatile, Uncertain, Complex, Ambiguous) y debemos aprender a sobrevivir en él. Nos ha faltado anticipación y una buena política de salud pública. Así mismo, debemos invertir en investigación que es el motor de la medicina y en sanidad. Tenemos que ser capaces de poner la investigación, la innovación y la tecnología al servicio de la salud, y apostar por políticas de salud pública y prevención.
 
Sin duda, esta crisis sanitaria ha reflejado las debilidades de nuestro sistema y espero que seamos capaces de aprender de ellas para hacernos más fuertes. 
 
Los médicos siempre vamos a estar ahí, ya sea por nuestro código deontológico, por el juramente hipocrático o por nuestros propios valores, siempre vamos a tratar de ayudar y hacer todo lo que este en nuestras manos. Por eso, espero que hayamos aprendido la lección y empecemos a plantear planes de gestión, protocolos, organización de hospitales y abastecimiento de materiales… para que en futuras catástrofes naturales estemos un paso por delante y seamos capaces de reaccionar a tiempo. 
 
Si me preguntasen ¿Cómo te gustaría que fuera la sanidad después de esta crisis mundial sanitaria? Creo que la respuesta la tendría clara. Me gustaría que se valorase a los médicos y profesionales de la salud, que se terminasen los contratos precarios y que aprendiésemos de todo lo que ahora se ha hecho mal para en un futuro no volver a caer en los mismos errores. Y, sin duda, después del coronavirus me gustaría decir GRACIAS: 
 
Gracias a la sociedad por quedarse en casa.
 
Gracias a los médicos y personal sanitario por estar al pie del cañón.
 
Gracias a las empresas privadas por reinventarse para proporcional material de protección.
 
Gracias a industrias como la alimentaria o las fuerzas de seguridad por su trabajo. 
 
Gracias por, entre todos, haber sido solidarios y haber demostrado que unidos somos más fuertes. 
 
Y parafraseando a Mario Benedetti: “No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo”.
 
En base a su experiencia, ¿qué impacto ha tenido y sigue teniendo en los profesionales la COVID-19?
 
Los médicos estamos muy cansados, preocupados y alarmados porque hace dos años que nos arrasó este tsunami, que luego fue un carrusel de “cifras” (que son personas con nombres y apellidos) de contagios y muertes. 
 
Venimos cansados, hastiados de una pandemia que se está haciendo crónica y que ha tenido efectos colaterales en la sanidad, pues la vida continúa y hay otras patologías que se están dejando de atender por atender a la COVID. Nos esperan largas listas de espera de atención e intervenciones en patologías demorables, agudizaciones de patologías crónicas, retraso en el diagnóstico precoz de patologías mortales como el cáncer…
 
Teníamos un sistema que venía de recortes continuos desde hace años en recursos humanos, que se estaba orientando a hospitales de agudos con altas precoces hasta el punto de ser actualmente el país de Europa con menos número de camas por habitante. Esto junto con la pandemia ha supuesto la “tormenta perfecta”. 
 
Los médicos estamos totalmente agotados a nivel físico y especialmente psicológico. 
 
¿Cuántos compañeros están sufriendo secuelas psicológicas por todo lo que tuvieron que pasar? El estrés, la depresión… La pandemia nos arrolló, y al levantarnos estamos viendo que no hemos salido indemnes. Debemos apoyar y respaldar a todos los compañeros que necesiten ayuda. Se lo merecen. Y no quiero olvidarme de todos aquellos compañeros que han perdido la vida en esta pandemia, que han combatido con todas sus fuerzas en esta batalla y que son nuestros héroes. 
 
“Puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero jamás el que abandona el combate”, dijo Thomas Carlyle. 
 
Han pasado dos años y seguimos viendo las consecuencias, y me temo que nos acompañarán durante mucho tiempo. Y en medio de todo esto una noticia terrible e incomprensible: las agresiones han aumentado un 30% en Valencia, un 39% en España.
 
¿Cuál cree que debe ser el papel de la formación en este sentido? ¿Se debería incidir desde las universidades y a lo largo de la carrera profesional en las competencias transversales?
 
Los estudiantes son el futuro de la Medicina, quienes van a recoger nuestro testigo, y hay que incidir en la formación humanizada. Investigación y progreso no están reñidos con el trato personal, que a veces es difícil con un ordenador por delante y con toda la burocracia que tenemos.
 
La Sanidad es todo uno, hay que potenciar las competencias transversales en todas las patologías, y deben estar implicados todos los profesionales, de forma que el paciente no se sienta desatendido en ningún momento. Debe haber conexión dentro del sistema, desde la atención Primaria hasta la hospitalaria, y entre las mismas. El paciente debe sentirse atendido durante todo el proceso, porque nuestra razón de ser es la relación médico-paciente.
 
¿Cómo valora la situación actual de los médicos en la Comunidad Valenciana en comparación con el resto de España?
 
Creo que no hay grandes diferencias respecto al resto de nuestros colegas de otras comunidades autónomas. Durante toda la pandemia nos hemos reunido todos los presidentes colegiales con asiduidad por videoconferencia, y hemos podido comparar actuaciones y situaciones.
 
Sí quiero poner en valor que en Valencia conseguimos que la Consejería de Sanidad nos permitiera ser centro de vacunación para los médicos de ejercicio privado, que en un principio habían quedado excluidos del proceso. En la sede del ICOMV vacunamos a más de 600 médicos.
 
En general, los problemas que preocupan a los médicos son comunes en toda España y son los mismos de antes de la pandemia pero agudizados por la misma: la precariedad en los contratos, la falta de recursos humanos y materiales, la “asfixia de la atención primaria” y la falta de inversión en sanidad e investigación médica.
 
¿Qué opinión le merece la labor de las Fundaciones de la OMC? ¿Cómo se revaloriza la necesidad de estas en tiempos de crisis como el que estamos viviendo? ¿Qué cree que se debería impulsar?
 
Creo que las fundaciones de la OMC realizan una labor fundamental y cada vez más necesaria en los tiempos que corren. A través de ellas se canaliza nuestra vocación de servicio y solidaridad hacia nuestros compañeros y hacia la ayuda internacional.
 
La Fundación para la Protección Social, la más antigua con más de 100 años y cuyo valor esencial es la acción solidaria de sus socios protectores y donantes, desempeña su misión con la protección social de los médicos y sus familias. 
 
La Fundación para la Cooperación Internacional, la más joven con más de una década de compromiso con la cooperación internacional, intervención en emergencias y ayuda humanitaria de la Organización Médica Colegial, y de la que el Ilustre Colegio de Médicos de Valencia es patrona casi desde sus inicios, canaliza la solidaridad que el colectivo médico lleva en su ADN y en tiempos como los que vivimos ahora, con la guerra en Ucrania, cobra un papel si cabe más relevante.
 
Y destacar también que nuestro colegio acogerá la celebración del próximo Congreso de Cooperación internacional previsto para el mes de noviembre de 2023.
 
Así mismo, destacar el apoyo de este colegio a los médicos implicados en labores humanitarias a través de las ayudas a la cooperación que cada año adjudicamos a distintos proyectos.
 
Creo firmemente que se deberían impulsar ayudas a estas fundaciones desde el Gobierno para potenciarlas, a la vez que la difusión entre la población para su conocimiento.
 
Es usted una de las pocas mujeres presidentas de un Colegio de Médicos, ¿cómo se siente?, y, ¿cómo piensa que se puede promover que las mujeres ocupen altos cargos en los órganos colegiales? 
 
Actualmente somos cinco presidentas, de los 52 colegios de médicos que hay en España. En una profesión hoy ya feminizada, con promociones que salen de las facultades con un 70% de médicas, que sólo cinco presidamos estas entidades, no es un buen dato. 
 
Hay una tendencia hacia la feminización de la profesión que supuso en el año 2016 que por primera vez en su historia el Colegio de Médicos de Valencia contara con más mujeres que hombres entre sus colegiados. Una directriz que se mantiene y que parece que va a continuar en las siguientes generaciones, pues encontramos entre los estudiantes de medicina y nuestros colegiados más jóvenes un predominio numérico de mujeres frente a los hombres. 
 
Creo que es de justicia que si los datos confirman que hay más mujeres que hombres licenciadas en medicina, si siete de cada diez matriculados en titulaciones de ciencias de la salud son mujeres…estas cifras se vean reflejadas en el acceso a  los puestos de responsabilidad en los hospitales, en las sociedades científicas, en las academias, en las administraciones, en las jefaturas de servicio, en las universidades o en los colegios profesionales. Una traslación que actualmente no se produce en España.
 
Personalmente, ha habido veces que me he sentido muy sola. Durante mi carrera he roto techos de cristal, pero en alguna ocasión me he encontrado techos de hormigón. Mi lema ha sido siempre perseguir mi objetivo, insistir, resistir y nunca desistir.
 
En medicina, como en otras profesiones, no es nada fácil conciliar la actividad asistencial y profesional con el desarrollo personal y familiar. Nuestras hijas y nuestras nietas se merecen referentes femeninos en puestos de responsabilidad y para ello necesitamos hombres que nos apoyen para conjugar juntos en este siglo XXI verbos con el prefijo –CO- para co-liderar, co-responsabilizar y co-participar, para sumar talentos y que en la historia de la medicina, hasta ahora escrita por hombres, entremos por igual los hombres y las mujeres.
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