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Dr. José Ramón Repullo: balance de cuatro años al frente de la Formación de los Colegios de Médicos

El Dr. José Ramón Repullo, director de la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC) hace balance de sus casi cuatro años al frente de esta entidad al cumplir los 65 años e iniciar su proceso de jubilación. A pesar de ello, el profesor de la Escuela de Sanidad Pública del Instituto de Salud Carlos III, no perderá el vínculo con la OMC con la que seguirá colaborando.

Está a punto de dejar la responsabilidad como Director Técnico de la Fundación para la Formación… ¿a qué se debe? 

Se debe al inescapable calendario vital; acabo de cumplir 65 años, y ya tenía previsto y pactado que en este año 2021 dejaría la responsabilidad de dirigir la Fundación para la Formación.

 Han sido algo más de tres años asumiendo esta responsabilidad… ¿cuál fue el encargo del CGCOM, y cómo enfocó el trabajo? 

Serafín Romero quería reforzar el papel de la Fundación en torno a competencias transversales, vinculadas a este concepto de nuevo profesionalismo que Juan José Rodríguez Sendín había dibujado y que comparto de forma entusiasta.  Junto con esto, había también un reto de modernización tecnológica y funcional.

La reorientación de los contenidos formativos es, por lo tanto un tema esencial en su proyecto: ¿cómo se ha materializado? 

En 2018 hicimos una reflexión estratégica, y buscamos estructurar líneas de desarrollo para la formación continuada, en las claves antes expresadas; aunque al principio fueron cinco, actualmente se han consolidado seis grandes áreas temáticas:

La primera, se dirige al  conocimiento que fundamenta y legitima nuestro trabajo (biomedicina); la segunda aborda su aplicación clínica, para “curar a veces, aliviar a menudo y consolar siempre”, recogiendo retos de organización y práctica (asistencia sanitaria); la tercera se centra en los pacientes, sujeto de nuestro quehacer profesional, y a la que debemos nuestro compromiso y lealtad (pacientes y sociedad); la cuarta se dedica a los médicos como colectivo que administra de forma responsable el mandato y habilitación social para la auto-regulación (profesión, y construcción de una comunidad ética de conocimiento y práctica clínica); la quinta, focaliza a la salud del cuidador, y a la prevención de los problemas que como servidores clínicos tenemos con los pacientes y en nuestro entorno laboral (profesionales: protegiendo y cuidando al cuidador). y, en sexto lugar, consideramos que en un mundo donde ni la enfermedad ni la solidaridad humana conoce o debe conocer fronteras, miramos hacia la proyección internacional de nuestro saber y nuestra práctica (internacional).

Estas seis áreas nos han ayudado tanto a estructurar los cursos, haciendo los listados más inteligibles y racionales, como a clarificar la visión e impulsar el escrutinio activo de nuevas oportunidades de formación.

La modernización de los sistemas y plataformas de educación a distancia es el otro frente de innovación… ¿en qué han consistido los cambios? 

He cumplido 30 años de profesor en la Escuela Nacional de Sanidad, y casi desde mi llegada hicimos una alianza con la Universidad Nacional de Educación a Distancia, entrando de forma muy temprana en los modelos no presenciales y en las plataformas o campus docentes. Afortunadamente, la Fundación estaba en una situación de liderazgo en este tipo de formación, por lo que mi proyecto se basó en completar la evolución del sistema de aprendizaje.

Había un tipo de curso muy desarrollado en universidades internacionales, que se estaba extendiendo a la formación continuada; los conocidos MOOCs (Massive Online Open Courses), que son cursos abiertos, virtuales y autoadministrados. El alumno se puede matricular en el momento que más le convenga, estudiar a su ritmo, hacer el examen cuando se sienta preparado, y, tras rellenar la encuesta de evaluación, obtener de forma inmediata el diploma con la acreditación. Para sacar este tipo de curso ha habido que realizar una inversión en automatización y diseño de sistemas; en 2019 comenzamos a desarrollarlos, y en 2020 ya eran mayoritarios. Este cambio nos ha permitido un crecimiento exponencial del número de alumnos.

También hemos entrado en sesiones telepresenciales desde 2018, para disminuir la distancia inter-personal que impone la enseñanza virtual entre profesores y estudiantes; esta experiencia nos vino muy bien cuando en 2020 se colapsó toda la docencia presencial. Además, en el último año y medio hemos añadido otras innovaciones en los sistemas y medios pedagógicos: infografías, viñetas, escenas teatralizadas, “gamificación”, casos con decisiones, etc. El apoyo de los compañeros de la Unidad Tecnológica ha sido decisivo: son muy competentes y se motivan fácilmente con estos retos de innovación.

¿Ha sido importante para la puesta en marcha para este proyecto la activación de la vía profesional europea de acreditación SEAFORMEC – UEMS – SNS? 

Si, claro; hemos abandonado la acreditación de cursos de la Comunidad de Madrid, que es donde nos correspondía hacerlo, para migrar hacia esa nueva vía profesional o colegial. Fue un cambio que en parte era obligado, por un retraso superior al año que acumulaba Madrid en la concesión de los créditos docentes. Los compañeros de SEAFORMEC, hicieron una excelente negociación con la Unión Europea de Médicos Especialistas (la UEMS), completado con el acuerdo de reconocimiento de créditos del sistema de formación del Sistema Nacional de Salud por el Ministerio de Sanidad. Por fin se podía tener un curso acreditado antes de iniciarlo, y a un precio razonable; estos cambios eran pre-condición para automatizar la inscripción, los pagos y la emisión de diplomas y certificados.  En el momento actual toda nuestra formación ya va por esta vía, y no hemos tenido ningún problema; de hecho la FFOMC ha sido pionera, y ahora tiene la consideración de proveedor de confianza por la agencia acreditadora de la UEMS.

¿Puede contarnos algunos cursos de los que se siente particularmente satisfecho? 

Tengo muy buenos recuerdos de muchos cursos. Algunos clásicos, como el de formación docente para Tutores MIR, que me ha permitido tomar contacto con grandes profesionales en cuyas manos está mantener la excelencia clínica de nuestro sistema. En este tema, el curso de marco legal del sistema MIR ha aportado una gran contribución a conocer las normas y jurisprudencia que afecta a una figura tan singular como es el residente en formación.

Los cuidados paliativos han sido un tema permanente de formación; el curso clásico ha sido actualizado con un curso más corto y focalizado a los problemas que enfrenta un médico cuando tiene la responsabilidad de un paciente al final de la vida. Y también, hemos puesto en marcha dos ediciones de un curso sobre cuidados paliativos en niños y adolescentes, tema particularmente sensible y que precisa una formación técnica y humana de alto nivel.

El curso de Ética Médica, avalado como experto universitario, es un punto de referencia clave en el compromiso colegial con la deontología y la ética.

Hemos hecho también un curso básico informativo sobre el PAIME, el  programa de ayuda al médico enfermo; con la idea de facilitar la canalización temprana de situaciones de salud mental y adicciones que podrían poner en peligro a los pacientes.

Y, siguiendo con el compromiso de “cuidar al cuidador”, hemos lanzado en este año el curso de “Agresiones”, realizado en colaboración con la interlocutor policial, para mejorar la prevención y respuesta a situaciones de hostilidad o agresión al personal sanitario.

Hay muchos más cursos… ahora recuerdo el de enfermedades tropicales importadas, ya que nuestros médicos deben refrescar su conocimiento con este tipo de patologías cada vez más frecuentes en un mundo globalizado. Y, otro de particular actualidad como ha sido el de “Rastreo COVID” que ha superado ampliamente los 10.000 participantes, y que ha cubierto una importante necesidad del sistema sanitario, a través de la traducción y adaptación del curso de la Universidad de Johns Hopkins.

¿Y la relación entre la formación de la Fundación y la de los Colegios de Médicos provinciales?

Me encontré con una excelente iniciativa, llamada Red de Colegios Formadores, que hemos intentado estimular y desarrollar. El modelo preponderante en los Colegios es la formación presencial, con frecuentes contenidos de actualización clínica; nuestro modelo es la formación virtual o a distancia, con más contenidos de competencias transversales. 2020, el primer año de la pandemia, ha obligado a usar el espacio virtual, y hemos tenido algunas iniciativas para apoyar en Colegios esta transición digital. Y, curiosamente, el uso de las videoconferencias, webinars, y otros instrumentos de tele-presencialidad, aumentan el radio de colaboración y permiten que la formación de unos Colegios pueda beneficiar a otros.

La Red puede y debe ser una comunidad de conocimiento y práctica muy potente; en 2019 los asistentes a cursos de formación continuada en la Red supusieron el 41,6% del número de médicos colegiados españoles. Y esta cantidad puede y debe aumentar si mejoramos la cooperación y modernizamos los instrumentos de tele-formación y acreditación.

La parte económica no parece haber ido tan bien… ¿es sostenible la formación continuada colegial en tiempos de patrocinios débiles? 

Si… hemos tenido y tenemos problemas para mantener la suficiencia financiera, no podemos negarlo. Pero pongámoslo en contexto… nuestra producción ha ido aumentando desde un valle importante en 2018. Me permito pasarle este gráfico que habla por sí mismo: hemos tenido 34 mil estudiantes en el año pasado, un 37% más que en 2019. La valoración de los cursos se mantiene por encima del 85%.

Y, aunque aún no hemos corregido del todo el déficit anual, en el cierre del 2020 ya hemos alcanzado un equilibrio razonable. Mi opinión es que las causas de este problema de financiación están en la debilidad creciente de los patrocinios, que era la forma tradicional de financiar la formación continuada colegial; hay cambios profundos en las estrategias del mundo de la industria; y, de cara a un futuro, aconsejaría buscar alternativas: que los médicos estuviéramos dispuestos a pagar una pequeña cantidad para recibir esta formación, y que las autoridades sanitarias aprendieran a reconocer y apoyar las actividades docentes de calidad y libres de conflictos de interés.

Por cierto, que en este contexto de retracción del patrocinio es de justicia citar a Mutual Médica y a AMA como colaboradores estables y fieles a nuestros proyectos formativos, que nunca han condicionado nuestra independencia y autonomía.  

¿Qué papel debe de jugar la formación en la reconstrucción del Sistema Sanitario que se plantea a corto plazo tras la pandemia?

El activo esencial de la sanidad es el conocimiento; un conocimiento que tiene un componente tácito muy extenso, y que está internalizado y custodiado por los profesionales. El capital humano, como todo en la sanidad, ha quedado afectado y precisa de “reinversión”. Pero también hemos aprendido mucho en este año largo de pandemia; unas competencias prácticas que deben conceptualizarse y enriquecer a todos, particularmente a las nuevas generaciones. Necesitamos vigorosas políticas de ordenación y formación profesional. Invertir en conocimiento también ayuda a generar motivación; la motivación intrínseca, la del trabajo bien hecho, es esencial en la medicina y puede ayudar a la reconstrucción moral de la profesión tras tanto esfuerzo, dolor y daño como ha sufrido.  

¿Serán los fondos europeos de EU4Health una buena oportunidad para dar un impulso a las actividades formativas y a la FFOMC?

Los fondos europeos para mejorar la respuesta a la COVID-10 y otras emergencias y crisis de Salud Pública, son claramente una oportunidad; su componente formativo busca construir competencias a nivel europeo, que, además, posibiliten movilizar profesionales para que los países desarrollen respuestas colaborativas.

No será fácil aprovechar plenamente la oportunidad, ya que se precisan alianzas entre instituciones, y proyectos de gran envergadura. La complejidad administrativa y de gestión de estos proyectos constituye otro desafío. Pero tenemos que intentarlo. El Presidente Tomás Cobo, conoce bien este tema, y desde la UEMS, de la cual es Vicepresidente, podrá jugar un papel en gestionar mejor nuestra participación, ya que esta organización europea está asesorando a la Comisión Europea en el desarrollo del programa.

¿Algún consejo para la siguiente etapa? 

Casi que no me atrevo; es demasiado fácil dar consejos, pero cada día amanece y tiene sus problemas y desafíos. Los miembros de la Comisión Permanente del Consejo de Médicos tienen claro el papel de la formación y el apoyo que se debe prestar a esta función, de forma paralela y sinérgica con los procesos de acreditación de la formación y de las actividades de desarrollo profesional continuo. Esta es la apuesta esencial; todo lo demás dependerá de las oportunidades que se vayan presentando, y el talento o la fortuna con la que se vayan aprovechando. Pero soy optimista en este plano.

La posibilidad de un “salto cuántico” hacia un modelo donde la profesión médica española, al estilo de la británica, sea capaz de desarrollar una potente estructura de generación y difusión del conocimiento (¿incluido un “Spanish Medical Journal”?), sería el objetivo deseable para la siguiente generación; lo que, además, permitiría que la medicina española aportara a la latinoamericana un liderazgo de conocimiento más próximo y efectivo. Pero creo que para este salto hará falta una alianza inteligente, generosa y estable con las autoridades sanitarias y educativas del gobierno de España. Y en esto no soy a corto plazo muy optimista.

Vamos terminando… ¿Qué balance personal saca de este tiempo de trabajo en la Fundación para la Formación de la OMC? 

Me siento muy satisfecho y agradecido. He trabajado mucho; muchísimo. Pero creo que he cosechado experiencias  muy valiosas y he encontrado y reencontrado a muchas personas excepcionales, de esas que ayudan a creer en la gente, y a recuperar la esperanza.

Creo que la Fundación tiene un personal de altísimo nivel profesional y humano que, además, forman un equipo de alto rendimiento con un excelente clima laboral. Esta es la mejor inversión de futuro; haber trabajado con ellos casi cuatro años es lo que más valoro, es lo mejor que he podido cosechar. Ha sido un honor compartir mi proyecto con Flor, Marta, Juan y Elena.

Y, finalmente, deja una responsabilidad pero no va a dejar de colaborar con el CGCOM… ¿es así? 

En efecto; en el próximo año voy a dedicar más tiempo a mis tareas docentes en la Escuela Nacional de Sanidad; quiero contribuir a un relevo progresivo y suave, y esto me va a llevar un esfuerzo intelectual y moral. Pero Tomás Cobo me ha insistido en que me mantenga vinculado en una función de asesoría al CGCOM, oferta que he aceptado encantado.

Creo que el Sistema Nacional de Salud español es esencial para el bienestar, y también para cohesionar a toda la ciudadanía española en torno a un proyecto real y tangible de ayuda mutua y solidaria; es, posiblemente, la bandera más patriótica que pueda ondearse. Y también creo que los sistemas sanitarios, más allá de su grandes instalaciones y tecnologías, o de la complejidad de su organización, se basan en profesionales competentes y motivados. Sin el vector del nuevo profesionalismo médico es inviable la excelencia, y posiblemente tampoco sea posible la sostenibilidad de dichos sistemas sanitarios. El continuum formativo (grado, especialización, formación continuada) es la espina dorsal; las organizaciones profesionales modernas y comprometidas, pueden ser el músculo que impulse el compromiso colectivo y la ejemplaridad ética y humana.   

Por eso considero que la OMC ha de jugar un papel clave; y, precisamente por esta razón, desde hace muchos año vengo prestando mi apoyo y contribución para que el mundo colegial médico tome protagonismo y conciencia, y haga realidad la idea de este nuevo profesionalismo médico. Nadie más podrá hacerlo; y si no lo hacemos, me temo que el venerable juramento hipocrático quedará arrinconado y vacío.

 

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