El Dr. Jacinto Bátiz, secretario de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial (OMC) y director del Instituto para Cuidar Mejor del Hospital San Juan de Dios de Santurtzi, que recientemente fue elegido como el ganador de la categoría individual de los Premios Europeos Kate Granger al Cuidado Compasivo, fue entrevistado en la ETB y destacó que “hay que humanizar el proceso de morir”
El Dr. Bátiz lamentó “tener que recordar que vamos a morir todos, pero por lo menos que lo hagamos sin sufrimiento, que no muramos mal, debemos humanizar el proceso de morir”. El experto manifestó que “seguimos viendo la muerte como algo prohibido” y recalcó que sigue “aprendiendo de los pacientes y lo que tratamos de transmitir a los estudiantes es que detrás del enfermo que sufre hay una persona”.
El secretario de la Comisión Central de Deontología de la OMC aseguró que a lo largo de su trayectoria profesional de 25 años en cuidados paliativos solo un paciente le planteó la eutanasia, porque su objetivo era “no sufrir”. El Dr. Bátiz manifestó “no tener miedo a nada, porque mis pacientes me han enseñado a asumir mi propia muerte”.
Sobre el premio recibido, el Dr. Jacinto Bátiz comentó que “para un médico paliativista es un honor ser distinguido con los Premios Europeos Kate Granger al Cuidado Compasivo. Y a la vez, es una gran satisfacción personal ser reconocido por mi labor de cuidar con compasión desde mi corazón al enfermo y a su familia, para convertir la transición de la vida a la muerte en una experiencia menos traumática, evitando el sufrimiento innecesario”.
También quiso hacer partícipes del premio, “en primer lugar, a todos los enfermos y sus familias, que a lo largo de mis 40 años de profesión, me han permitido compartir su intimidad en el sufrimiento y en la fragilidad y de quienes he aprendido cómo hay que cuidar con compasión; a mis compañeros del Hospital San Juan de Dios de Santurtzi, quienes han trabajado conmigo para hacerlo de la forma por la que ustedes me han premiado; a las personas e instituciones que me han propuesto para esta distinción europea; y, como no podría ser de otra forma, a mi familia, a quien les he pedido prestado muchas veces un trocito de su corazón para poderlo entregar a mis enfermos”.
