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Vicepresidenta del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina: «El Código Deontológico se convierte en el ancla que muchas veces impide que todo se desmorone»


La vicepresidenta del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, Ainhoa Jiménez, ha remarcado, con motivo del primer aniversario del Código Deontológico, la necesidad de un marco ético, que pasa por el conocimiento de dicho Código y de la Guía de Recomendaciones Éticas, elaborada por los propios estudiantes de Medicina. Es por ello, como recuerda, que los estudiantes llevan años insistiendo en la necesidad de un Currículum Longitudinal en Bioética en el que esta disciplina no se limite a unos créditos durante la carrera, sino que impregne al resto de disciplinas y acciones, y sea un eje en la formación de pregrado

Madrid, 23 de julio 2012 (medicosypacientes.com)

-¿Cuál es su balance del primer año de vigencia del actual Código Deontológico?
-Ha pasado apenas un año desde que se actualizó el Código de Deontología Médica y sin embargo, la situación del profesional sanitario, y en concreto del médico, ha cambiado drásticamente. En un contexto de crisis global, pero también del Sistema Nacional de Salud, de amenaza de paro médico y de conflictos importantes que ponen al profesional en una situación complicada en su ejercicio asistencial, el Código Deontológico y lo que representa se convierte en un apoyo imprescindible, en el ancla que muchas veces impide que todo se desmorone.

El Código nació rodeado de cierta polémica, como siempre que se pretende innovar, y de grandes novedades, entre ellas, la inclusión de un apartado de Docencia por primera vez. Desde el punto de vista del estudiante supone algo muy positivo, una muestra de la acogida de la profesión y en cierto modo, un seguro, ya que no existe un marco legal global que regule las prácticas clínicas hospitalarias.

Para nosotros como estudiantes, además, este año ha sido importante en lo que a ética se refiere, ya que hemos publicado nuestra “Guía de Recomendaciones Éticas para las Prácticas Clínicas”, en colaboración con la OMC. Esta guía pretende ser de alguna forma una introducción al Código Deontológico, unos mínimos que el estudiante, como una parte más del proceso asistencial ha de seguir. Todo este tipo de iniciativas son fundamentales cuando el principal método de aprendizaje es la intuición, basada en la imitación o en el acierto-error, y que suponen una fuente importante de tensión en el estudiante y en el profesional, sobre todo al inicio de su ejercicio.


-La prolongación del Código se hace realidad con la aparición de la Guía de Ética Médica ¿cómo percibe dicha iniciativa?

-El proceso de elaboración del Código es largo, y bastante laborioso, precisamente por la búsqueda de consenso, y por la trascendencia que tiene para la profesión. El hecho de que haya tantas alegaciones denota esa importancia. Por eso la Guía puede ser un buen medio para flexibilizar un Código que puede resultar algo rígido para algunos profesionales. Es una forma de profundizar e ir más allá en algunas cuestiones que pueden resultar más conflictivas o que en el Código aparecen de forma escueta.

-¿Qué nos dice el Código ante las nuevas medidas en Sanidad adoptadas por el Gobierno? ¿Cómo han de actuar los profesionales en base a ello?
 
-El profesional sanitario ha de atenerse, además de a la propia regulación de la profesión y al derecho sanitario, a una serie de valores y actitudes propias de su profesión, marcadas por el Código Deontológico, y que implican un importante compromiso y responsabilidad sociales. Como dice en el artículo 5 del del mismo,  “La profesión médica está al servicio del ser humano y de la sociedad. Respetar la vida humana, la dignidad de la persona y el cuidado de la salud del individuo y de la comunidad son los deberes primordiales del médico. El médico debe atender con la misma diligencia y solicitud a todos los pacientes, sin discriminación alguna”.

Algunas de las medidas adoptadas en Sanidad en los últimos meses, pueden poner al médico en una situación muy compleja, en la que lo establecido choca directamente con no sólo el Código, sino la propia moral del médico. El hecho de que el profesional deba enfrentarse a un dilema o problema ético en su ejercicio asistencial no es sorprendente, pero si resulta difícil aceptar que este dilema venga impuesto desde fuera y sea extrínseco a la propia relación médico paciente.

Nuestra profesión como colectivo, es generosa, es altruista, y tiene unos valores propios, que obviamente son necesarios, y derivan de la característica nuclear del ejercicio, el trato con el paciente. Esto hace que sean muchos los profesionales, organizaciones profesionales, sociedades científicas, etc. que se han rebelado en los últimos meses contra los recortes, contra el paro y la mala situación laboral, pero sobre todo, contra la distinción en la asistencia según el origen y situación social, y contra la pérdida de universalidad que caracteriza nuestro Sistema.

-Uno de los retos es que el Código Deontológico cale en las nuevas generaciones de médicos jóvenes, ¿qué estrategia se tiene pensada al respecto?

-A veces resulta complicado acceder a ciertos colectivos, pero hay muchas vías para conseguir que los médicos jóvenes ya conozcan el Código y lo integren, antes de empezar a ejercer. Un colectivo que ha de ser diana en este proceso, son los propios estudiantes.

El contexto en que se desarrolla nuestra carrera no es sencillo, ya que se impulsa al estudiante a adquirir conocimientos, y poco más. En muchas Universidades la adquisición de otras competencias como habilidades de comunicación, clínicas, etc. es algo secundario y esto unido a la gran demanda social para entrar, la gran exigencia en global durante la carrera, y la presión posterior con el examen MIR, hacen que el estudiante no se implique en otras actividades fundamentales para entender el profesionalismo y ejercer un futuro liderazgo en la profesión.

Sin embargo, se están llevando a cabo muchas acciones concretas para favorecer el contacto entre el estudiante y la práctica clínica, la regulación de la profesión y sus futuras organizaciones profesionales.

El primer paso, es la creación de un marco legal global que regule la presencia del estudiante de Medicina en el Hospital y en cualquier centro sanitario en general. No sólo necesitamos ese marco legal, sino un marco ético, que pasa por el conocimiento del Código, y de nuestra propia Guía de Recomendaciones Éticas. Para ello, llevamos años insistiendo en la necesidad de un Currículum Longitudinal en Bioética en el que esta disciplina no se limite a unos créditos durante la carrera, sino que impregne al resto de disciplinas y acciones y sea un eje en nuestra formación.

Como estudiantes, tenemos que recordar que aunque no siempre es posible curar, siempre es posible cuidar. Debemos adquirir durante nuestra formación las competencias necesarias para poder abordar este aspecto del paciente. Esto no es posible si no sabe detectar esta serie de cuestiones bioéticas que aparecen en el día a día de la actividad asistencial independientemente de nuestro nivel de conocimientos.

La precolegiación también es un paso importante en esta dirección. Acercar la realidad profesional, y hacer más accesible al órgano que ejerce el control sobre la profesión, es importante para crear conciencia en el estudiante y fomentar la responsabilidad.

A pesar de ello, quizá la forma más efectiva, es hacer comprender la importancia de esta regulación mediante la propia asistencia. Es la emoción, la vivencia de un caso complejo o de un dilema ético la que pone de manifiesto la necesidad de acudir al código y encontrar una solución. Es la emoción, la que mueve a la mayoría, sean estudiantes, médicos jóvenes o médicos ya con muchos años de ejercicio.

-Una de las aspiraciones es la de tender hacia un Código Europeo de Deontología Médica ¿tiene futuro tal aspiración?

-Debería tener futuro. A pesar de las diferencias entre países, existe un fondo global de la profesión, unos valores comunes que rigen nuestra actuación como médicos, que van más allá de las fronteras y las barreras culturales.

Es obvio que no podría ser un Código tan complejo como el nuestro, ya que tendría que hacerse una revisión extensa del marco legal individual para poder elaborar algo común, pero sería una forma de crear un elemento de unión profesional que daría mucha más fuerza como colectivo.

Si esta aspiración no tiene futuro, si no podemos ponernos de acuerdo para decidir qué ha de regir la conducta del médico de forma básica y global, ¿Qué otra cosa tiene futuro?

 

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