La Dra. Alba Gállego, médica de familia del Centro de Salud Andorra (Teruel) y miembro del Grupo de Investigación en Bioética de Aragón de la Universidad de Zaragoza ha recibido el Premio Isabel Fernández 2020 de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), por su tesis doctoral sobre la figura del estudiante de Medicina y el proceso de enfermar
Este trabajo está incluido en un proyecto más amplio, impulsado por la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza: “Enfermar es humano: cuando el médico es el paciente”, cuya intención es conocer el proceso de enfermar de los profesionales de la medicina en todas sus etapas profesionales, desde sus primeros contactos con pacientes durante su periodo formativo hasta su jubilación.
La Dra. Gállego explica que el proyecto inicial se diseñó para conocer qué diferencias existen entre los médicos y el resto de personas que enferman a la hora del diagnóstico, tratamiento y evolución de un problema de salud. Mientras que la patología psiquiatría entre profesionales de la medicina ha sido descrita reiteradamente en la literatura, escasea la bibliografía entorno a enfermedades agudas o crónicas no psiquiátricas, por eso nos enfocamos en el proceso de enfermar por cualquier patología que pueda afectar al profesional.
Tras iniciar el estudio, se observó que, en muchas ocasiones, la forma habitual de actuación ante la enfermedad de médicas y médicos aparecía ya en su etapa como residentes.
Estudios previos han observado que el estudiante de Medicina tiene un perfil característico, como sus altas calificaciones y un perfeccionismo excesivo. Además, existe un sentimiento de indestructibilidad que se hace más palpable en la etapa de médico activo, pero que desde los inicios de la carrera universitaria aparece y es una actitud muy significativa a la hora de afrontar un proceso de enfermedad.
Los estudiantes parecen copiar actitudes de médicos adjuntos y residentes. Dentro de los hallazgos iniciales, ya que la tesis está en proceso de realización, destaca la importancia del presentismo, de vías no habituales de acceso al sistema sanitario como a través de profesores o compañeros residentes, colegas residentes o el autodiagnóstico y el autotratamiento (destacando que el estudiante no puede prescribir).
Otro de los puntos interesantes es el papel de la universidad. En muchas ocasiones los horarios y la carga docente conlleva grandes niveles de estrés para los futuros profesionales de la medicina, que llegan a padecer burnout antes de iniciar su labor asistencial, como se observa en multitud de artículos internacionales.
Los estudiantes perciben una falta de apoyo por parte de la universidad, cuyas causas y propuestas de solución estamos en proceso de evaluación. Este premio es un empujón para finalizar el proyecto, y más por haber sido concedido por la sociedad científica de mi confianza, la sociedad española de medicina familiar y comunitaria.
Y es que los profesionales de Medicina de familia tienen un papel importantísimo con relación al estudiante de medicina: la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, la accesibilidad, el seguimiento y el apoyo de los médicos de familia, si no existen para los estudiantes, tampoco existirán para los médicos en activo del futuro. Además, todos los estudiantes de medicina rotan durante varias semanas con médicos de familia dentro de su formación. Esto parece una de las posibles causas de los problemas detectados en el proceso de enfermar de los médicos en etapas sucesivas.
