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Una correcta alimentación y la práctica habitual de deporte podrían reducir la incidencia global de tumores en un 40%

Los casos de cáncer, segunda causa de muerte en nuestro medio, podrían verse reducidos hasta en un 40% a nivel mundial, gracias a la mejora de hábitos alimenticios y deportivos según manifestó el Dr. Jorge Contreras, vocal de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica en la III Reunión Internacional sobre el tratamiento de la nutrición y cáncer.

Madrid, 11 de mayo de 2012 (medicosypacientes.com)

Los casos de cáncer, segunda causa de muerte en nuestro medio, podrían verse reducidos hasta en un 40% a nivel mundial, gracias a la mejora de hábitos alimenticios y deportivos según manifestó el Dr. Jorge Contreras, vocal de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica en la III Reunión Internacional sobre el tratamiento de la nutrición y cáncer.

Aproximadamente un 35% de los tumores tienen su origen o se relacionan con determinados hábitos alimentarios, según el National Cancer Institute la principal agencia de Estados Unidos dedicada a la investigación del cáncer y a la formación profesional en este campo.

Numerosos estudios publicados permiten generalizar una serie de recomendaciones en alimentación a fin de prevenir la posible aparición de tumores: evitar o reducir el consumo de alimentos relacionados con ciertos tipos de neoplasias, fomentar el consumo de alimentos que se consideran protectores o que previenen la aparición de determinados tipos de cáncer y mejorar la forma de conservación y/o preparación de los alimentos.

Asimismo, estos estudios muestran una estrecha relación entre las dietas hipercalóricas y con alto contenido en grasa “con una mayor incidencia y mortalidad de tumores de origen mamario, colon, recto y próstata, y en menor medida con los ginecológicos (ovario, endometrio) y páncreas”, argumentó el Dr. Contreras. De hecho, los hombres con un sobrepeso mayor del 40% tienen mayor riesgo de morir por cáncer colorectal y las mujeres de un tumor de mama, endometrio u ovario.

Por ello, “se debería reducir el consumo de carne roja y grasa animal y cambiarla por carne magra, pescado, pollo (sin piel), leche y derivados lácteos desnatados, utilizar aceite de oliva, que por otro lado conlleva una disminución del colesterol”, explicó.

Por otro lado, el aumento de consumo de fibra vegetal en la dieta tiene un claro efecto protector “con mayor intensidad en los tumores de colon y mama, aunque también se manifiesta en los tumores aero digestivos superiores: cavidad oral, faringe, esófago, estómago, etc.” Por tanto, la recomendación más importante “es aumentar su consumo diario mediante una mayor ingesta de frutas, vegetales, cereales y legumbres” manifestó el experto.

Si a los buenos hábitos alimenticios le sumamos la práctica habitual de actividad física y el mantenimiento de un índice de masa corporal adecuado, podríamos hablar de 4 millones de casos de cáncer- especialmente de mama, colon y esófago- menos al año en todo el mundo, advierten desde la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR).

Por otro lado, desde SEOR también destacan que la situación nutricional está directamente relacionada con las expectativas de supervivencia en los pacientes oncológicos. Un tercio de todas las defunciones por tumores malignos están justificadas por una mala situación nutricional.

La malnutrición del paciente oncológico es debida, por una parte a factores relacionados directamente con el tumor por la liberación de sustancias anorexígenas (que disminuyen el apetito) o por el aumento de los requerimientos energéticos y por otra a los distintos tratamientos administrados como la cirugía, radioterapia o quimioterapia, que provocan bien una disminución de la ingesta habitual o dificultad para el paso normal de los alimentos por el tracto digestivo (disfagia). Hasta un 50% de pacientes con tumores avanzados presentan desnutrición por estas causas”, aseguró el Dr. Contreras.

La malnutrición disminuye la calidad de vida en estos pacientes, especialmente por la pérdida de masa muscular, astenia y por su influencia negativa sobre el aspecto psíquico, un hecho “que implica una mayor necesidad de asistencia sanitaria en general, siendo en muchas ocasiones el estado nutricional del paciente más importe para la calidad de vida y supervivencia que el propio estadio del tumor o tratamiento que se administra” comentó el experto.

La pérdida involuntaria de peso, anorexia-caquexia, es uno de los signos más frecuentes y complejos de abordar en los pacientes con cáncer, “una suma de diferentes factores que limitan la ingesta o de origen metabólico”. Además, los trastornos nutricionales se manifiestan con más frecuencia en los estadios avanzados “aunque no siempre es así ya que se pueden presentar en etapas muy iniciales de la enfermedad en el 15-35% de los casos, sin embargo es en las fases más avanzadas de la enfermedad cuando toman mayor intensidad entre el 60 y 80%”, agregó el vocal de la SEOR.

El correcto manejo de la anorexia-caquexia en el paciente oncológico debe de ser uno de los objetivos primordiales de todo oncólogo en su asistencia diaria, “con el fin de conseguir los mejores resultados posibles en el paciente con cáncer” afirmó Contreras.

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