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Tribuna: Ideas básicas para un nuevo modelo retributivo del SNS

El modelo retributivo de los profesionales más cualificados de una empresa de prestación de servicios al ciudadano, como es el Sistema Sanitario, «no puede ser un elemento más de su política de personal, sino condición sustancial y decisiva para la viabilidad del modelo de gestión que se adopte». Así lo defiende el presidente del Colegio de Médicos de León, el doctor Díaz Villarig en este artículo. A su juicio, los principios básicos que debe tener cualquier sistema retributivo deben estar guiados por el profesionalismo médico, por lo que, además de retribuir, ha de fomentar el sentido de pertenencia a la organización, estimular el trabajo en equipo y dinamizar las relaciones interpersonales e interprofesionales

Madrid, 25 de mayo 2010 (medicosypacientes.com)

Dr. Díaz Villarig.

Según todos los expertos, el principal problema al que se tiene que enfrentar el Sistema de Salud en los próximos años es el de su sostenibilidad económica y financiera debido al aumento de los costes.

Todo esto sin olvidar que también se acepta, con general consenso, que somos uno de los países de la OCDE que menos porcentaje del PIB dedica a asistencia sanitaria pública (en 2006, el 6 por ciento) y que tiene una mayor y mejor cartera de servicios, teniendo una alta calidad asistencial y la equidad como referencia en sus servicios.

Sin embargo, las retribuciones de los profesionales, y en particular de los médicos, están por debajo de la media de la de los países de nuestro entorno, todo ello en un contexto de recursos limitados, de crisis financiera y de demandas asistenciales crecientes por parte de los ciudadanos. Por cierto, estas últimas, alentadas desde diversos sectores políticos y sociales, sectores que luego piden contención del gasto público.

Teniendo en cuenta que en el año 2007 los gastos de personal alcanzaron el 41,68 por ciento del gasto sanitario público, el determinar tanto el modelo retributivo como la cuantía del salario que deben percibir los profesionales del sector público del SNS se configura como un elemento capital en la gestión del propio sistema.

No debemos deslindar de la financiación del Sistema, las retribuciones de los médicos, como elementos más cualificados de la Sanidad de nuestro país.

El modelo retributivo de los profesionales más cualificados de una empresa de prestación de servicios al ciudadano, como es el Sistema Sanitario, no puede ser un elemento más de su política de personal, sino condición sustancial y decisiva para la viabilidad del modelo de gestión que se adopte, y tampoco puede considerarse, de forma aislada, de otros tipos de compensaciones profesionales, si no queremos caer en un planteamiento totalmente desmotivador e inflacionista, donde las retribuciones siempre serán percibidas como insuficientes.

Si preguntamos a cualquier médico del sector público por sus retribuciones, es raro que encontremos a alguien mínimamente satisfecho, siempre se encontrará insuficientemente retribuido en relación a su responsabilidad, su conocimiento y sus competencias profesionales.

Pero, sobre todo, le encontraremos totalmente insatisfecho con el reconocimiento que se hace de su labor por los gestores del sistema sanitario; por la falta de participación en la toma de decisiones; por la despersonalización del ejercicio profesional; y por el igualitarismo que impera en el sistema, con un entorno hostil y excesivamente funcionarial del ejercicio profesional.

Si no resolvemos estos problemas, cualquier abordaje de las retribuciones será ?pan para hoy y hambre para mañana?.

Los principios básicos que debe tener cualquier sistema retributivo deben estar guiados por el profesionalismo médico que, además de retribuir, fomente el sentido de pertenencia a la organización, estimule el trabajo en equipo y dinamice las relaciones interpersonales e interprofesionales.

Este modelo retributivo debe tener una suficiencia adecuada acorde con lo que de verdad se quiere retribuir, lo que no ocurre en el momento actual.

De ahí que hagamos desaparecer los conflictos de intereses que surjan en el ejercicio profesional para que así, respondiendo a estas premisas, permita, siguiendo las distintas teorías de la motivación desde Maslow a Bandura, que la motivación fundamental que perciban los profesionales esté vinculada a los valores éticos y deontológicos del ejercicio profesional, es decir, a la satisfacción del trabajo profesional bien hecho en beneficio del paciente.

En España, desde que se completó el proceso transferencial de la Sanidad, una de las características que definen las retribuciones de los médicos de las distintas CC.AA. es la de su heterogeneidad, que afecta más a las cuantías que a los conceptos.

En la necesidad de solucionar dichas disparidades también hay consenso, manifestándose en este sentido, por unanimidad, el Pleno del Consejo Interterritorial en 2008, cuando con el objetivo de evitar una competencia desleal entre CC.AA. consideró necesaria una unificación de retribuciones, al menos en los conceptos básicos, para que, entre otras cosas, se minoren los agravios comparativos y se evite la fuga y el trasiego de profesionales de una a otra comunidad.

Estando de acuerdo y compartiendo este principio, lo que debemos exigir a cualquier modelo retributivo es que retribuya adecuadamente ?en relación con las circunstancias socio-económicas- la responsabilidad, el conocimiento, la formación, el desempeño y los resultados en salud que implica el ejercicio profesional, y que estimule y reconozca la formación continuada, el compromiso profesional, a la vez que permita, como a cualquier otro ciudadano, la conciliación de la vida familiar y laboral.

Debe ser un modelo estable y aceptado por todos, con unas cuantías fijas que retribuyan el ser médico y lo que esto significa.

A dichas cuantías necesariamente habrá que añadir otra serie de retribuciones de tipo individual, objetivas y alcanzables por todos los facultativos, de las que unas pueden ser fijas y otras variables, estas últimas con un porcentaje comprendido entre el 25 y el 30 por ciento del total de las retribuciones fijas.

Retribuciones individuales que, de verdad, estimulen y reconozcan la fidelización de los profesionales con el Sistema, el grado de desarrollo profesional alcanzado, la consecución de objetivos docentes, asistenciales e investigadores; y que se relacionen con el grado de responsabilidad jerárquica y docente dentro del sistema; y que, además, puedan permitir diversos modelos de dedicación horaria en función de los intereses profesionales de cada médico, y retribuyan adecuadamente los excesos de jornada, las especiales características de algunos puestos y situaciones profesionales y que, incluso, contemplen exenciones fiscales para determinadas retribuciones derivadas de necesidades sociales que impliquen penosidad sobreañadida al ejercicio profesional.

Dr. José Luis Díaz Villarig, presidente del Colegio de Médicos de León.

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