¿Es posible identificar un enfoque de la bioética propio de la Unión Europea (UE) y aclarar los rasgos específicos del debate europeo acerca de las implicaciones éticas de la ciencia y la tecnología? La ética de la ciencia y la tecnología ha adquirido un papel relevante en el diseño de la política de la Unión Europea que, a la vez que respeta las competencias de los Estados Miembros, tiene que realizar su propia reflexión y regulación, algo que no siempre resulta fácil
Madrid, 6 de noviembre 2009 (medicosypacientes.com)
La Fundación Medina y Humanidades ha elegido como tema del mes el trabajo ?Bioética en Europa: diferencias, coincidencias e iniciativas políticas? de Maurizio Salvi, jefe de la Secretaría del Grupo Europeo de Ética de la Ciencia y las Nuevas Tecnologías (GEE) y miembro de la Oficina de Asesores de la Política Europea (OAPE).
Se plantea en este trabajo si es posible identificar un enfoque de la bioética propio de la Unión Europea (UE) y aclarar los rasgos específicos del debate europeo acerca de las implicaciones éticas de la ciencia y la tecnología. Por ello se aborda tanto la importancia de la ética con respecto a la política de la Unión Europea, como ejemplos concretos que ponen de manifiesto los diferentes enfoques adoptados por los Estados Miembros.
La ética de la ciencia y la tecnología ha adquirido un papel relevante en el diseño de la política de la Unión Europea, tanto en lo que se refiere a la UE como a los Estados Miembros; la UE a la vez que respeta las competencias de los Estados Miembros, tiene que realizar su propia reflexión y regulación, algo que no siempre es fácil.
Desde un punto de vista normativo, la lista de regulaciones comunitarias que son relevantes para la bioética es larga y también incluye aplicaciones de biotecnología, tecnologías de la información y varias áreas de las ciencias biomédicas. Los ejemplos que pueden extraerse del ámbito legislativo de la UE cubren áreas muy dispares de su política: desde los ensayos clínicos (Directiva 2001/20/CE) hasta las patentes (Directiva 94/48); desde la protección de datos (Directiva 95/46) hasta la investigación (PM) y los medicamentos para uso humano (Directiva 2001/83/CE y otras, por ejemplo, 2003/63/CE); desde la experimentación con animales con diferentes fines científicos (Directiva 86/609/CE) al bienestar animal (Protocolo del Tratado de Amsterdam) etc.
Ejemplos recientes son también un ?Código de conducta para una investigación responsable en nanociencias y nanotecnologías?, aprobado por la Comisión en febrero de 2008, para garantizar la contribución activa de la comunidad investigadora en general en materia de identificación y monitorización de posibles riesgos y de respeto de los derechos fundamentales, o el nuevo ?Plan de Acción Químico, Biológico, Radiológico o Nuclear (QBRN)? de la UE (24 de junio, 2009), por el que se exige una formación bioética a los expertos del QBRN.
La implantación de la ética en el diseño político de la UE, en términos prácticos, incluye la creación de plataformas de debate entre los consejos nacionales de ética, los asuntos internacionales, la coordinación interna de la CE, la financiación de la investigación, y muchas otras acciones concretas llevadas a cabo tanto por la Comisión como por otras instituciones europeas.
Estos ejemplos ponen de manifiesto que la implantación de la ética en las políticas de la UE es no sólo políticamente legítima, y acordada al más alto nivel de la UE, sino que además se ve reflejada desde hace mucho tiempo en una dimensión operativa en lo que respecta a las competencias de la Comunidad establecidas en el Tratado y a los mecanismos de codecisión interinstitucionales.
La pregunta que se plantea ahora ?señala el autor- es si esta decisión política estuvo en consonancia con los deseos de los ciudadanos de la UE y si la noción de los valores es considerada por la opinión pública europea como una dimensión que merece una cobertura política adecuada.
Del presente trabajo pueden extrapolarse dos consideraciones: 1) en el ámbito de la UE es difícil encontrar posicionamientos comunes en el campo de la bioética, y 2) a causa de la diversidad ética de la UE, la bioética concebida dentro de sus fronteras es necesariamente heterogénea.
La ética y la bioética, sin embargo, están inspirando importantes actividades en la Unión Europea. Debido a la delimitación de competencias establecida en el Tratado, las acciones de la UE en este campo específico son limitadas y respetuosas con el principio de subsidiariedad, pero la importancia de los valores propugnados en la carta de los valores fundamentales está reconocida en diferentes áreas de la política de la Unión Europea y la noción de la UE como una comunidad de valores está surgiendo a partir de las actividades políticas promovidas por la propia Unión. La biotecnología, la biomedicina, la nanotecnología, la ganadería, la seguridad y las TIC están gobernadas por sectores políticos en los que está implantándose la ética. Pero la tolerancia, el diálogo y el pluralismo siguen siendo los puntos clave de las acciones políticas de la UE.
Para acceder al trabajo completo: Bioética en Europa