Las patologías vasculares del cerebro provocan más muertes que las enfermedades de origen vascular de cualquier otro órgano, además, está comprobado que es la primera causa de incapacidad en los adultos. Por ello, en las últimas décadas se realizan estudios para conseguir los fármacos que reduzcan la muerte celular ocasionada por la interrupción del flujo sanguíneo a un área cerebral determinada
Cuando la sangre no llega las células del cerebro mueren de forma muy rápida por lo que el tratamiento adecuado debe ser administrado de forma rápida, desgraciadamente lo anterior no suele ser posible en la mayoría de los casos.
Debido al complejo sistema existente en el cerebro es complicado el restablecimiento de la trama celular y de sus funciones, aunque existe un proceso denominado como angiogénesis que podría interpretarse como un mecanismo de defensa para restablecer el aporte de oxígeno y glucosa a la zona cerebral afectada.
Pues bien, la vascularización cerebral se desarrolla exclusivamente a través de la citada angiogénesis, que consiste en el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos a partir de otros vasos preexistentes, algo que no sucede en el resto de tejidos de los otros órganos.
Un estudio reciente ha demostrado que en animales con oclusión de la arteria cerebral media permanente o transitoria las células endoteliales que rodean al infarto empiezan a proliferar entre las 12 y 24 horas después de la oclusión del vaso lo que generará un incremento de los vasos sanguíneos alrededor de la zona de infarto al tercer día, lo que demuestra la existencia de diversos factores de crecimiento que pueden favorecer la permeabilidad vascular y el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos.
Ahí radica la importancia de conseguir la activación de la angiogénesis cerebral mediante una serie de fármacos o incluso por células madre, en búsqueda de su potencial terapéutico, aunque por ahora casi todos estos tratamientos son inespecíficos y afectan a otros procesos de la isquemia que pueden resultar beneficiosos, como provocar algo tan negativo como aumentar las proporciones del edema cerebral que suele estar presente.
Para un seguimiento correcto de la evolución de lo citado con anterioridad existen unas pruebas de imagen muy precisas como la tomografía por emisión de positrones.
En definitiva, la angiogénesis podría ser una posible vía terapéutica en el tratamiento de los pacientes que han sufrido cualquier tipo de isquemia cerebral, lo que se podría intentar con dos vías posibles para conseguir la estimulación, los factores de crecimiento o los fármacos y el tratamiento con células madre.
Sin olvidar que si no se actúa de forma precisa podrían generarse vasos sanguíneos anómalos que favorecerán el empeoramiento del edema o su aparición en el caso de su inexistencia.
Fuente: Dr. Juan Carlos Moreno
para medicosypacientes.com