«Suelen ser personas conscientes pero que sufren un deterioro progresivo de la funcionalidad de su mente, no olvidemos que las previsiones para dentro de 40 años establecen más de cien millones de casos en el mundo? ahí radica la importancia de conseguir un ajuste preventivo y farmacológico.»
El envejecimiento conlleva un deterioro del cerebro, que va perdiendo parte de su capacidad, pero si acontecen determinados procesos patológicos se aumenta el desenlace, pues bien, la segunda causa ? en algunos países los estudios confirman una equiparación entre personas afectas de demencia vascular y Alzheimer, es más, confirman un deterioro superior y más rápido en la primera ? del citado deterioro es la demencia vascular o multiinfarto ? el cierre de múltiples pequeños vasos, que no tienen que afectar a grandes superficies ? lo que origina una menor llegada de sangre a las zonas que irrigan, no olvidemos que dichas arteriolas son las más dañadas por enfermedades como la hipertensión, diabetes o alteraciones cardíacas y ateroscleróticas, a todo esto hay que añadir la consiguiente atrofia de un soporte de vital importancia para las funciones de nuestra mente como es la corteza cerebral.
Suelen ser personas conscientes pero que sufren un deterioro progresivo de la funcionalidad de su mente, no olvidemos que las previsiones para dentro de 40 años establecen más de cien millones de casos en el mundo? ahí radica la importancia de conseguir un ajuste preventivo y farmacológico.
Todo se inicia con un cierre de arteriolas que romperá el proceso de transmisión entre las células implicadas, podemos decir que la neurona no muere pero deja de ser operativa por lo que la función del área donde asientan queda prácticamente anulada, siendo la ubicación más definitoria de los síntomas que la extensión, es decir, la presentación variará más por la localización que por el tamaño, además, se comprueba un mayor deterioro si aparecen pequeños infartos en la parte inferior del encéfalo.
Como suele suceder en casi todas las enfermedades no aparecen síntomas en el inicio hasta que con posterioridad empiezan a asomar los problemas de memoria, de cálculo, surge la confusión, cualquier tipo de nuevo aprendizaje falla, tienen dificultades para expresarse, incluso tienen que ejecutar paradas para buscar la palabra precisa o no coordinan lo que han oído, añadiéndose dos circunstancias, creo que determinantes para el diagnóstico, como los problemas durante el sueño ? la confusión aparece o aumenta al anochecer ? junto con el enlentecimiento de la marcha con pequeños pasos ligeramente descoordinados, igualmente, creo que es razonable pensar que las alteraciones emocionales, salvo excepciones, están originadas por la percepción del deterioro no por el proceso patológico en sí, de igual forma pueden iniciarse procesos de incontinencia urinaria pero creo que no podemos descartar lo contrario, es decir, una descoordinación de esfínteres que permanecerán cerrados lo que provocará la ausencia de secreción de la orina.
Actualmente se han llevado a cabo diversos estudios de personas con el problema en el inicio, que es la fase crucial para intentar la ralentización de la demencia pero, desgraciadamente, no existe consenso sobre los métodos de evaluación que utilizan específicas escalas que pueden confirmar determinadas alteraciones pero no la etiología a lo que añadimos que no están totalmente aceptados y, muchos menos, un seguimiento aceptable de pacientes con tratamiento por lo que sería muy positivo que se llevaran a cabo reuniones entre todos los centros que realizan actividades de asistencia e investigación informatizando los resultados para su posterior estudio.
En la actualidad existen concretos aparatos como la tomografía por emisión de positrones que además de ofrecer la imagen del cerebro revelan si existe activación ante determinados estímulos, la ausencia confirma el deterioro de la región implicada, pero la segunda parte es negativa porque es notoria la ausencia de estos captadores de imagen en la gran mayoría de hospitales, incluso acontece su inexistencia en multitud de provincias.
Sobre el tratamiento diremos que hay pocos estudios realizados por lo que generalmente se maneja el utilizado para el Alzheimer, no confirmado totalmente en la demencia vascular, además, en la mayoría de los casos la mejoría que se refleja es debida a que el problema de base era la
enfermedad mencionada previamente.
Por lo tanto queda mucha tela que cortar en la mejora de las escalas de valoración que se utilizan, en evitar la existente predisposición a diagnosticar siempre de Alzheimer, debido al desconocimiento generalizado de este tipo de enfermedades, y, fundamentalmente, en la normalización de los procedimientos de seguimiento, que exponíamos con anterioridad, de pacientes tratados porque no olvidemos el incremento previsto del número de afectados debido, en gran parte, a las enormes expectativas de vida actuales.
Fuente: Dr. Juan Carlos Moreno
para medicosypacientes.com