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Presidente de la OMC: “Es el momento, más que nunca, de la ética y la deontología porque el paciente no tiene la culpa de la situación económica”

 

El presidente de la Organización Médica Colegial ha hecho un llamamiento sobre la importancia que adquiere la ética y la deontología ante el momento que atraviesa el sistema sanitario. Ahora, más que nunca, hay que tener presentes la ética y la deontología porque el paciente no tiene la culpa de la situación económica”, tal como remarcó durante su intervención en la clausura del Curso “Título de Experto en Ética Médica”, celebrada el pasado viernes en la sede de la Fundación Ortega-Marañón

Madrid, 18 de junio 2012 (medicosypacientes.com)

El presidente de la Organización Médica Colegial ha hecho un llamamiento sobre la importancia que recobra, en estos momentos, la ética y la deontología ante la situación actual del sistema sanitario. “Es el momento, más que nunca, de la ética y la deontología, porque el paciente no tiene la culpa de la situación económica”, tal como remarcó durante su intervención en la clausura del Curso “Título de Experto en Ética Médica”, celebrada el pasado viernes en la sede de la Fundación Ortega-Marañón, actividad promovida por la Fundación para la Formación de la OMC (FFOMC) y el Instituto Universitario de Investigación Ortega Gasset y su Fundación Ortega Marañón,  que ha venido impartiendose a casi un centenar de alumnos durante los últimos ocho meses.

Tras insistir en la dificultad del momento actual que, como dijo el doctor Rodríguez Sendín, “nos ha pillado sin entrenamiento para su abordaje, ni tampoco para dar marcha atrás”, repasó algunas de las medidas más drásticas como el despido de médicos de refuerzo, sustitutos, interinos, «a lo que se suma nuestras dudas sobre si los residentes se podrán incorporar a un puesto de trabajo”. “Lo cierto –añadió- es que no tenemos, en estos momentos, un escenario estable No somos exigentes en cuanto a las retribuciones sino que lo que precisamos es vivir dignamente y poder ofrecérselo a nuestras familias, al igual que otros profesionales”. Es por ello que demandó estabilidad para el colectivo médico.

Por otra parte, manifestó el sentimiento de tristeza que le produce comprobar que el único atajo que se ha tomado para abordar este problema haya sido la reducción lineal de los salarios a los funcionarios, “sin mediar palabra”. Alentó, en este sentido, para  “no quedarnos sólo en la lamentación”.

Pese a todo, como dijo, “no podemos estar preocupados sólo por eso, viendo como la Sanidad está cada vez más herida. Por esto es el momento también de la ética y de la deontología”. Recordó, al respecto que el Código de Ética y de Deontología “es la expresión de nuestro compromiso tanto con la profesión como con la sociedad, y es el momento clave para defenderlo”. Lamentó, en este sentido, que todavía haya compañeros que no conozcan su existencia y se comprometió a desarrollar una  estrategia de difusión del Código de Deontología para que llegue a todos, con el fin, entre otros, de evitar posicionamientos que, a su juicio, son reprobables como el de “darle al bolígrafo” como respuesta a las agresiones que puedan proceder de los empleadores, “no es tolerable este tipo de actitudes”, sentenció.

En otro momento de su intervención anunció la puesta en marcha de la segunda edición de este curso, así como de una jornada complementaria, fijada para finales de noviembre. Planteó una serie de cuestiones de interés para su abordaje, en este momento, tales como la alimentación del enfermo terminal, un tema difícil y que, a su juicio, “no está tratado con la suficiente profundidad, máxime si se considera que tiene muchísimas aristas”.

Por otra parte, preocupan, como aseguró,  los aspectos éticos de la certificación de la defunción, «a partir de ese momento en el que el paciente fallece y alguien tiene que garantizar que ha muerto en condiciones naturales, de forma normal para demostrar al resto de la sociedad que se va a morir igual».

Otro de los planteamientos puestos encima de la mesa por el presidente de la OMC  fue el desarrollo y puesta en marcha de nuevas estrategias para la divulgación del Código Deontológico, una tarea de todos, como recordó “para que la gente conozca que tenemos unas normas deontológicas de obligado cumplimiento”.

Finalmente, agradeció la labor del director académico del Curso el Doctor Rogelio Altisent, que, como dijo, “ha canalizado a la perfección la propuesta que le hicimos”. También se refirió al profesorado por la calidad de su docencia en estas materias con la que han conseguido mantener el interés del alumnado hasta el último minuto del Curso, así como la colaboración del  Instituto Universitario Ortega Gasset y la Fundación Ortega-Marañón.

El director académico del Curso “Título de Experto en Ética Médica”, el doctor Rogelio Altisent, que recibió las felicitaciones de todos los alumnos por la organización de dicha actividad, recordó los cimientos sobre los que se  ha sustentado dicha actividad: “la formación académica en ética tiene que servirnos básicamente para ser capaces de dar una explicación sobre si un determinado comportamiento profesional es positivo o es negativo, puesto que después de esa explicación puede llegar el cambio de ese comportamiento en caso de que sea negativo”.

Destacó, además, la importancia de deliberar, tanto con los compañeros, con los pacientes, «en la medida que nos puede servir para cambiar de perspectiva cuando sea preciso, así como fomentar la ejemplaridad». “El ejemplo -según explicó- puede ser más efectivo para la corrección que la llamada de atención o discrepancia”, algo que consideró de gran utilidad sobre todo para los estudiantes o médicos en formación”. En este escenario, cobra fuerza la “ética narrativa” como un aspecto a desarrollar en el futuro, según señaló.

Corroboró la puesta en marcha de una segunda edición del Curso que dará comienzo en breve, para el que se van a ofertar 60 plazas, y en la que se van a incorporar las sugerencias aportadas por los alumnos de la primera promoción, con el fin de perfilar y ajustar las materias aún más a las necesidades formativas de los profesionales en este terreno.

En otro momento de la clausura, el director académico de la Fundación Ortega-Marañon, Fernando Vallespín, habló en representación de la Fundación Ortega-Marañón, sobre la satisfacción del resultado de este curso y del valor de las materias impartidas. Desde su punto de vista, en la actualidad “asistimos a una ausencia de ideas, de diagnósticos, de ética en muchos casos. La ética ya no es el criterio en el que se sustenta la organización y la ordenación de la vida colectiva, sino que ésta nos aparece impuesta de una manera sistémica, puesto que parece ser que importa sobre todo la rentabilidad. Se refirió también al sentido de la muerte y de la vida  y su importancia “puesto que todo ser vivo que entra en el mundo introduce una diferencia y eso es lo que hay que celebrar. En definitiva, a su criterio, estas son cuestiones no son cuestiones únicamente de ética médica, sino cuestiones de ética pública, y cuanto mejor se sepa aclararse sobre las mismas, más fácil resultará explicar al resto de la sociedad cómo debe pronunciarse sobre las mismas”.

El profesor Antonio López Vega, subdirector del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, desde su perspectiva como historiador, aludió a la responsabilidad de los médicos con la sociedad, en base a sus reflexiones continuas como estudiante de la figura del insigne doctor Gregorio Marañón, una de sus conclusiones es que “la responsabilidad del médico en la sociedad actual es muy grande”. “El médico sustituye al sacerdote del siglo XIX como referente dentro de las sociedades, y de ello ya fueron conscientes tanto Marañón como Ramón y Cajal”.

En esta jornada de clausura pusieron el broche científico, invitados de la talla del doctor Marcos Gómez Sancho, presidente de la Comisión Central de Deontología de la OMC, quien disertó sobre “la atención al final de la vida: una escuela de dignidad y humanismo”.  Como afirmó en este sentido, el término “muerte digna ha sido desechado” dado que como puntualizó “la muerte no es ni digna ni indigna”. Este experto se inclina por un término más adecuado como es “morir en paz, un concepto que, a su juicio no hace falta definir porque todo el mundo entiende”.

Por tanto, para que una persona pueda morir en paz se requiere, como explicó una serie de factores, entre ellos, morir sin obstinación terapéutica, sin dolores atroces. Para evitar todo ello, indicó, se requiere atender al enfermo de manera óptima hasta el último momento, dado que así lo establece, además, el Código Deontológico en su artículo 36.1

Se mostró defensor de la «ortotanasia» que es en la que se sustenta la Medicina paliativa, frente a la eutanasia. También destacó como importante el entorno en el que se produce la muerte, abogando, al respecto por la muerte en la propia casa del enfermo, rodeado de sus seres queridos, recibiendo el mejor de los tratos en los últimos momentos y evitando en lo posible lugares tan fríos como las urgencias de un hospital.

Sendas conferencias pronunciaron, además,  los profesores Juan José López Ibor, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense, y el doctor Fernando Bandrés, profesor de Medicina Legal de la Universidad Complutense, quienes ahondaron, cada uno desde una perspectiva diferente, sobre la formación de los profesionales en humanidades y sobre las aportaciones en este sentido del doctor Gregorio Marañón, compartiendo con los alumnos aspectos inéditos de su labor humanistica.

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