En el presente artículo de opinión, el profesor de Bioética de la Universidad de Zaragoza, ex presidente de la Comisión Central de Deontología Médica de la OMC, y Médico de Familia, Rogelio Altisent, nos plantea cómo el relevo generacional de los médicos de familia no está asegurado y este es un problema no de los médicos sino de la sociedad
Madrid, 29 de octubre 2010 (medicosypacientes.com)
Dr. Rogelio Altisent, médico
de Familia
Por su interés, reproducimos el artículo publicado en la edición de ayer por Diario Médico, en el que el Dr. Rogelio Altisent, profesor de Bioética de la Universidad de Zaragoza, ex presidente de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial (OMC), y Médico de Familia, nos plantea que ?el futuro que se avecina -con relación al relevo generacional de los médicos de familia- no es un problema de los médicos sino de la sociedad?.
¿QUIÉN QUIERE SER MEDICO DE FAMILIA? LA SOCIEDAD TIENE UN PROBLEMA
El Congreso europeo de la WONCA que se acaba de celebrar en Málaga ha mostrado la potencia científica y filosófica de la medicina de familia en los países desarrollados, con el colofón de la ?Declaración de Málaga? donde se ha definido la consolidación de la Atención Primaria como clave para la sostenibilidad de la dimensión social de los sistemas sanitarios, especialmente en un momento de crisis como el actual.
Las soflamas políticas no ahorran elogios para la figura del médico de familia, pero el discurso no es coherente con los hechos. La realidad es que la mayoría de las plazas del programa de formación de especialistas en Medicina de Familia se eligen en último lugar y bastantes quedan sin ocupar. En la Facultad de Medicina el estudiante tiene una visión poco atractiva de la especialidad. Por un lado el alumno no tiene referencias académicas consolidadas de profesores que desde la medicina de familia ofrezcan la imagen de una proyección profesional equiparable a otras especialidades. Por otro lado las condiciones laborales de la atención primaria son deficientes, lo cual hace que el desarrollo de actividad docente e investigadora sea una tarea casi heroica para los médicos de familia, que asfixiados por la asistencia han visto pasar los años contemplando como las instituciones, a pesar de la retórica, en la práctica les han dado la espalda.
Si no hay un cambio de tendencia, en una década una parte importante de las plazas de médicos de atención primaria estarán ocupadas por profesionales sin vocación específica para ser médico de familia, con la mirada puesta en otras especialidades y caminaremos de nuevo hacia la antigua situación de cuando trabajar fuera de los hospitales era, salvo memorables excepciones, un lugar de paso o de relleno. En este escenario la atención primaria nunca será la columna vertebral de un sistema sanitario sostenible.
Estamos ante un error estratégico de política social y universitaria que si no se corrige con urgencia tendrá un coste irreparable para el sistema nacional de salud y para la dimensión humana y familiar de la asistencia sanitaria, en definitiva para la sociedad.
Lograr que el ejercicio de la medicina de familia tenga un prestigio ante el estudiante que sea capaz de despertar su vocación requiere una intervención de los poderes públicos en varios frentes: mejorar sus condiciones de trabajo, facilitar su acceso y visibilidad en las Facultades de Medicina, apoyar la investigación, promover un estatus de respeto y mayor reconocimiento social. En otras palabras, que la medicina de familia se pueda convertir en una opción atractiva para un estudiante de medicina con un curriculum brillante.
En estos momentos contamos en España con unas generaciones muy cualificadas de médicos de familia, orgullosos de su trabajo y con reconocido prestigio internacional, pero el relevo generacional no está en absoluto garantizado. El futuro que se avecina no es un problema de los médicos sino de la sociedad. Quienes tienen o pueden llegar a tener responsabilidades en la gestión de la cosa pública han de demostrar que son capaces de entender e interpretar las tendencias de un serio problema que tiene prevención. El tema bien merece un debate público.
Rogelio Altisent
Médico de Familia