Los afectados por el síndrome de vejiga hiperactiva tienen una percepción errónea de su dolencia, lo que genera falsas expectativas acerca de la eficacia de los medicamentos. La medicación para esta patología es permanente y consigue controlar los síntomas a largo plazo, pero no cura por completo la enfermedad
Madrid,6 de octubre 2009 (medicosypacientes.com)
El 92% de los pacientes que sufren el síndrome de vejiga hiperactiva abandonan el tratamiento farmacológico durante el primer año de prescripción médica, a pesar de que su interrupción no permite apreciar los resultados, que llegan a largo plazo. Esta es una de las conclusiones del Proyecto Persevhera, un proyecto que retrata la situación actual en España de la persistencia en el tratamiento del síndrome de la vejiga hiperactiva, que ha sido coordinado por 24 urólogos y ginecólogos y en el que han participado un total de 269 médicos especialistas.
Un 68% abandona la medicación porque considera que su enfermedad no se está curando en la medida que esperaba y porque cree que el tratamiento prescrito no es la solución a su problema. Al 58%, además, le cuesta convivir con los efectos secundarios. El hecho de no percibir los beneficios del tratamiento a corto plazo y padecer efectos secundarios, hace que los pacientes prescindan de la medicación antes incluso de acudir a su médico para realizar el seguimiento. 2 de cada 3 pacientes no exceden los seis meses de tratamiento, y sólo el 8% continúa más de un año.
Dolencia crónica
Uno de los mayores inconvenientes, ratificado en el análisis por el 75% de los médicos participantes, es que la mayoría de los pacientes no son conscientes de que su enfermedad es crónica. En consecuencia, los afectados por el síndrome de vejiga hiperactiva tienen una percepción errónea de su dolencia, lo que genera falsas expectativas acerca de la eficacia de los medicamentos. La medicación para esta patología es permanente y consigue controlar los síntomas a largo plazo, pero no cura por completo la enfermedad.
Su interrupción supone un problema en el control del síndrome de la vejiga hiperactiva, una enfermedad susceptible de padecer en España un 21,5% de la población mayor de 40 años. La persistencia en el tratamiento de esta enfermedad es especialmente importante, ya que los resultados se aprecian a largo plazo. Sin embargo, la duración media del tratamiento es de tan sólo 86 días. La consecuencia del abandono de la terapia es que los síntomas reaparecen, lo que aumenta la frustración del paciente. Tras dejar la medicación, un 43% asegura haber perdido la confianza en el tratamiento farmacológico y un 38% sufre un empeoramiento en su calidad de vida.
Para evitar esta elevada tasa de abandono del tratamiento, el análisis sugiere proporcionar información suficiente al paciente acerca de su enfermedad. Ocho de cada diezmédicos piensan que sería útil mejorar el diálogo entre médico y paciente, con el fin de acabar con el sentimiento de vergüenza que usualmente acompaña a este síndrome. Los médicos especialistas encuestados consideran también que un fármaco flexible que permita aumentar o reducir la dosis según las necesidades del paciente, ayudaría a aumentar la persistencia en el tratamiento.
Entre los factores que condicionan la continuidad en el tratamiento, el más importante es la edad, aunque la situación socioeconómica también influye.
Un aumento de la persistencia haría disminuir otros costes asociados al manejo de la enfermedad, según reconoce el 67% de los especialistas.
