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Muchos casos de fracaso escolar tienen su origen en problemas de visión

Según los expertos, los problemas más habituales de visión asociados al fracaso escolar están ocasionados por defectos de refracción como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo, el estrabismo y la ambliopía u ojo vago. Algunas de las señales que deberían alertar a padres y profesores son si el niño tuerce la cabeza o cierra un ojo al leer, escribe en renglones torcidos, se acerca mucho a la televisión, o sufre frecuentes dolores de cabeza

Madrid, 7 de septiembre 2010 (medicosypacientes.com)

Entre el 15 y el 30 por ciento de los casos de fracaso escolar en España tienen su origen en problemas de visión y, además uno de cada cinco niños en edad escolar presenta deficiencias en la vista, según datos aportados por Clínica Baviera.

«Cuando a un niño le cuesta cumplir con las tareas escolares, si su bajo rendimiento académico no mejora con más horas de estudio, ni con profesores particulares o regañinas y castigos, si saca malas notas a pesar de que muestra tener capacidades para obtener mejores calificaciones, es conveniente plantearse que puede tener problemas visuales», ha explicado el director médico del centro, el doctor Fernando Llovet.

«Los problemas más habituales de visión asociados al fracaso escolar están ocasionados por defectos de refracción como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo, el estrabismo y la ambliopía u ojo vago», ha señalado.

Algunas de las señales que deberían alertar a padres y profesores son, según el doctor, «cuando el niño tuerce la cabeza o cierra un ojo al leer, escribe en renglones torcidos, no muestra especial interés por la lectura y la escritura, se acerca mucho a la televisión, parpadea en exceso o sufre frecuentes dolores de cabeza».

Por ello, Llovet ha advertido que el índice de fracaso escolar puede reducirse «si se fomenta una mayor atención por la salud visual de los menores», ya que «los exámenes periódicos y desde temprana edad son esenciales para detectar problemas como el ojo vago o ambliopía».

Así, ha explicado que «lo más importante a la hora de afrontar el problema del ojo vago es detectarlo de forma precoz, antes de los dos años, ya que a edades tempranas el sistema visual aún no ha completado su desarrollo y, por tanto, es más moldeable». De hecho, ha indicado que «la ambliopía del lactante se puede corregir en unas semanas, mientras que en un niño de cinco o seis años de edad, pueden ser necesarios varios años».

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