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Más de la mitad de los tumores gástricos se encuentran en estado avanzado y no pueden ser operados

La falta de programas para el cribado de este cáncer «complica» la posibilidad de lograr diagnóstico precoz de la enfermedad

Madrid, 27 junio 2008 (Europa Press)

Más de la mitad de los tumores gástricos que se diagnostican en España se encuentran ya en estado avanzado y no pueden ser operados. Sin embargo, la falta de programas para el cribado de este cáncer en nuestro país «complica» la posibilidad de lograr diagnóstico precoz de la enfermedad, según la doctora Antonieta Salud, del Hospital Arnau de Vilanova de Lérida, participante del Seminario ‘Retos y Perspectivas en el Manejo de los Tumores Gastrointestinales’.

«La frecuencia en España (de este tumor) no es tan elevada como para poner en marcha programas de cribado, como en el caso del cáncer de mama. Las pruebas se hacen sobre todo en aquellas personas con una predisposición genética. En otros países como Japón, donde la incidencia es muy alta, sí se recomienda a la población mayor de 50 años acudir al especialista para someterse a una endoscopia», señaló.

Según ha explicado, otro de los factores que complica el diagnóstico precoz de esta enfermedad es la ausencia de síntomas claros en sus primeras fases. No obstante, los signos que alertan al paciente suelen ser un cierto malestar en la parte media o superior del abdomen, dificultad para tragar, sangre en las heces, vómitos –en ocasiones con sangre– y una repentina pérdida de peso. Tampoco deben pasarse por alto síntomas como fatiga o debilidad asociada a la anemia, fruto de la deficiencia de glóbulos rojos, y sensación de saciedad ante la ingesta de pocos alimentos, añadió.

La herramienta diagnóstica más ?útil» es la endoscopia gástrica

La enfermedad responde a una causa de origen genético en entre un 1 y un 3 por ciento de los casos. De todos ellos, el más común es el cáncer gástrico hereditario difuso, que está causado por mutaciones en el gen CDH1 y es más común en pacientes jóvenes. «Son los casos más claros de herencia genética. Deben ser considerados de alto riesgo y objeto de un seguimiento muy estricto. Las posibilidades de desarrollarlo son tan altas que no se descarta incluso una gastrectomía total (extirpación total del estómago) con fines preventivos», apuntó la doctora, quien destaca como otros factores a tener en cuenta los antecedentes familiares de cáncer de colon hereditario no polipósico (HNPCC) o el síndrome de Li-Fraumeni.

Entre las herramientas diagnósticas, la más «útil» es la endoscopia gástrica con toma de biopsia, según la experta, habla también de la efectividad de los test de detección de sangre oculta en heces (TSOH) o del análisis de sangre completo (CBC). Otras técnicas, como la serie GI superior/ingestión de bario, la tomografía computerizada (TC), el ultrasonido y la tomografía por emisión de positrones (PET), sirven para completar el estudio del paciente.

A la hora de tratar la enfermedad, la elección del tratamiento siempre dependerá del tamaño del tumor, de su localización, de su grado de extensión y de la fase en la que se encuentre la enfermedad en el momento de su diagnóstico, explica la experta. «La cirugía sigue siendo la mejor opción en tumores localizados que aún no se han extendido más allá de la pared gástrica. Mediante este procedimiento se extirpa el tumor y los ganglios de alrededor. Debe garantizarse siempre márgenes libres de invasión tumoral», dice.

Tras la cirugía se completa el tratamiento con quimioterapia y radioterapia. No obstante, en la actualidad se barajan nuevas opciones, como administrar quimioterapia antes de la intervención, tras la que se administrarían nuevas sesiones del tratamiento. En tumores localmente avanzados el objetivo con la quimioterapia es reducir el tamaño del tumor hasta hacerlo candidato a cirugía. Sin embargo, es diferente el caso de más de la mitad de los pacientes españoles con cáncer gástrico, ya que sus tumores se diagnostican ya en estado avanzado y no pueden ser operados.»Los estudios realizados sugieren aplicar quimioterapia y no sólo un tratamiento de soporte. Es un momento de la enfermedad en la que debe tenerse en cuenta la calidad de vida del enfermo y valorar hasta qué punto algunos agentes que amplían la supervivencia lo hacen a cambio de un aumento de la toxicidad», señala.

La supervivencia global no supera el 20 por ciento a los cinco años del diagnóstico. Con la calidad de vida como una de las prioridades en la atención de los pacientes en fase avanzada, la doctora valora como positivos los estudios que avalan los beneficios de la sustituir la quimioterapia intravenosa por la oral, más cómoda por tener menor riesgo de trombosis e infecciones y reducir el tiempo del paciente en el hospital en un 80 por ciento, de cinco días a uno sólo cada tres semanas.

El reto de los tratamientos biológicos

Un total de 49 hospitales españoles participan en la actualidad y desde hace un año en el estudio Xega, que servirá para confirmar en más de un centenar y medio de pacientes con cáncer gástrico avanzado, si el uso de la quimioterapia oral es eficaz, segura y bien tolerada cuando se utiliza en lugar del tratamiento estándar intravenoso. «El reto sería poder disponer de tratamientos biológicos a la medida de las características específicas de cada paciente de tal modo que además ganar supervivencia se amplíe el número de pacientes candidatos a la cirugía que a priori no lo eran», asegura la experta.

El cáncer gástrico es el cuarto tumor más frecuente en los países desarrollados tras el de pulmón, el de colon y el de mama. En Europa, esta enfermedad causa cada año la muerte a 140.000 personas y en España se estima que cada años se diagnostica este tumor a entre 10 y 25 españoles por cada 100.000 habitantes. Afecta a dos varones por cada mujer y aunque esa diferencia podría explicarse por el mayor consumo de tabaco entre ellos. Sin embargo, estudios recientes sugieren otros factores de riesgo, como la alimentación, ya que el riesgo es mayor si se sigue una dieta rica en alimentos salados, ahumados y adobados y baja en vitaminas A y C.

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