De todos los dolores de espalda el más frecuente es el de la zona lumbar, entre un 70-80%. Los episodios de lumbalgias comunes presentan normalmente una evolución favorable en las primeras semanas, y con ello la desaparición de gran parte de la sintomatología, sin embargo las lumbalgias mal curadas o ni siquiera tratadas producen generalmente complicaciones serias. Cerca de un 8% de la población española sufre lumbalgia crónica
Madrid, Agosto 2009 (medicosypacientes.com)
Las lumbalgias mal curadas o ni siquiera tratadas producen generalmente complicaciones serias, lo que en términos médicos se conoce como lumborradiculalgias: en otras palabras, ciáticas por o con hernia de disco. Un dato significativo a tener en cuenta: el 20% de la población tiene hernia discal sin síntomas aparentes.
Los episodios de lumbalgias comunes presentan normalmente una evolución favorable en las primeras semanas, y con ello la desaparición de gran parte de la sintomatología. Quizá, por esta razón, un porcentaje muy alto de pacientes no consultan a su médico cuando sufren una lumbalgia. La falta de diagnóstico y de seguimiento profesional del problema ocasiona episodios recurrentes dolorosos en un porcentaje alto de los pacientes, entre un 30 y un 50%, al año siguiente, y puede afectar a más del 90% a lo largo de su vida, según se recoge en uno de los informes anuales de la Clínica Armstrong Internacional de Madrid.
“El 70% de los afectados con baja laboral por lumbalgia, vuelve al trabajo en menos de una semana”, asegura Horacio Bobadilla, Jefe del Servicio de Fisioterapia del Centro. “El 95% en menos de dos semanas”. Otro dato significativo: cuanto más se alarga en el tiempo la baja laboral, más tardan los pacientes en recuperar su vida normal.
Aproximadamente el 50% de los pacientes con lumbalgia vuelven al trabajo tarde o temprano. Los pacientes cuyos problemas se complican y tardan hasta 2 años en resolverse, encuentran serias dificultades a la hora de hacer una vida normal. En estos casos las probabilidades de incorporarse a la vida laboral son cada vez menores. Estudios de expertos en Estados Unidos señalan que el 10-25% de los pacientes con lumbalgia representan el 75% de los costes relacionados con esta patología. Sea como fuere estamos ante un claro problema de salud pública en las sociedades industrializadas.
Las cifras avalan la importancia de un problema del que todos hemos oído hablar: De todos los dolores de espalda el más frecuente es el de la zona lumbar, entre un 70-80%. Cerca de un 8% de la población española sufre lumbalgia crónica. Un 50% de las personas con dolor de espalda desarrollan una hernia discal. Las dolencias de columna vertebral representan el 20% de las bajas laborales temporales, responsables del 50% de las jubilaciones anticipadas, 20.000 horas de trabajo perdidas al año, y más de 113.000 bajas por lumbalgias originadas por accidentes de trabajo.
La alternativa a la cirugía: Tratamientos de Tracción
“Un 95% de las lumborradiculalgias de origen discal evolucionan hacia la curación sin necesidad de cirugía”, aseguran desde el Centro madrileño, un hecho suficientemente probado. “Por ello es importantísimo agotar todas las posibilidades terapéuticas durante, al menos, 2 o 3 meses antes de decidir la intervención quirúrgica”, señalan.
En la actualidad, la posibilidad de repetición de pruebas de diagnóstico por imagen (RMN) permite demostrar que una hernia discal puede desaparecer en pocos meses (de hecho así sucede) con una terapia protocolizada (adaptada al paciente), independientemente de su tamaño. La sintomatología en muchos casos se resuelve mientras la hernia discal aún persiste. Se debe tener en cuenta que la irradiación, radiculalgia o ciatalgia no son los únicos mecanismos del dolor.
Son muchos los estudios y trabajos que demuestran que cuanto más precoz es el tratamiento el periodo de baja laboral, el dolor y la incapacidad funcional disminuyen de forma significativa. (Trabajos y estudios con reeducación y recuperación funcional para lumbalgias agudas, crónicas, hernias discales incipientes).
Entre los tratamientos empleados el que mejor resultados está dando -señala Horacio Bobadilla- es el de tracción. Con él, y con el apoyo de diversas técnicas de reeducación postural global, masoterapia, ondas cortas y electroterapia, obtenemos un éxito entre el 70 y el 90% de los casos.
El tratamiento de tracciones vertebrales, elongaciones o estiramientos que se utiliza en la actualidad con fines terapéuticos proviene de la antigüedad. Consiste en la aplicación de dos fuerzas de sentido opuesto, siguiendo el eje mayor de la columna vertebral o una dirección parecida. Están destinadas a reducir una lesión traumática, modificar curvas de la columna o reducir síntomas o dolores frecuentes de la columna, como las lumborradiculagias por hernia discal.
En estos tratamientos la aparatología es simple: una camilla con la mitad móvil, dos arneses, uno torácico y otro pélvico, y un sistema eléctrico para la fuerza de tracción que proviene de un motor que enrolla un cable.
Existen varias formas (protocolos) de realizar estos procedimientos. En la Clínica Armstrong desarrollamos un protocolo de tratamiento propio que contempla tracciones diarias, durante 10-15 días continuados, utilizando cargas iniciales del 20-25% del peso corporal, aumentándolas progresivamente hasta el 50-55% del peso corporal.
Otros protocolos recomiendan tracciones diarias que van desde 1 o 2 horas de duración con baja intensidad o tracciones cortas en periodos de 10-20 minutos con intensidad elevada (entre el 50-80% del peso corporal). En cualquier caso las técnicas de tracción están avaladas por múltiples estudios realizados en Francia, USA y Finlandia que recogen resultados favorables a corto y medio plazo.
Frente al reposo prolongado, actividad y programas de recuperación del estado físico
En el tratamiento no quirúrgico (protocolos de tratamiento) se tiene en cuenta la desdramatización del dolor con fisioterapia y un programa de ejercicios de intensidad creciente. Es importante recordar que pese a opiniones que aconsejan reposo absoluto y prolongado en cama, es recomendable cierta actividad, siempre en función de la tolerancia del paciente al dolor (salvo en los casos que éste sea insoportable y el paciente no pueda estar de pié).
El reposo, en cualquier caso, no debería sobrepasar los 15 días. Se pueden desarrollar complicaciones a corto y medio plazo, muy comunes como el hecho de que el paciente use una postura que no debería adoptar por miedo al dolor (dramatización de movimiento), excesiva protección, y en algunas ocasiones, miedo y aprensión a la vuelta a la actividad física incluso después de la curación.
“En lo relativo a la utilización del corset lumboestato sacro-lumbar y pese a que no existen pruebas fehacientes que demuestren su eficacia, la experiencia con los pacientes tratados en nuestro centro, afirma Horacio Bobadilla, al ayudar a disminuir el dolor, favorece la continuidad de la actividad física en pacientes que se verían abocados a guardar reposo en cama”. En cualquier caso, el uso del corset debería empezar entre las 4-6 semanas desde que se manifiestan los primeros síntomas. Otro hecho importante a señalar es que su uso prolongado durante algunos meses no lleva consigo ni pérdida de masa muscular ni de fuerza (aminoatrofia).
Ya en 1985, un estudio de Mayer-Tal ( experto en traumatología, USA) mencionaba un síndrome de desadaptación al esfuerzo y recuperación funcional en estos pacientes. Se manifiesta después de 4-6 meses de inactividad, con pérdida de movilidad de la columna, disminución del rendimiento o fuerza muscular (sobre todo de los extensores de la columna vertebral) y afectación psicosocial (propensión a cuadros de depresión y ansiedad).
El programa de tratamiento idóneo estaría basado en la recuperación del estado físico y psicosocial, mediante la participación activa del paciente de la mano de un equipo multidisciplinar formado por médicos, fisioterapeutas, ergoterapeutas, asistentes sociales, psicólogos y psiquiatras.
El perfil del paciente con Hernia
Varón, de 40 años de edad en adelante. Vida sedentaria, exceso de peso, vida laboral y costumbres poco saludables (trabajos en los que se producen sobrecargas y esfuerzos no controlados). Afecta también a jóvenes y adolescentes. La padecen 4 hombres por cada mujer. Factores que aumentan el riesgo: ocupacionales (trabajos en los que hay que cargar o trasladar objetos pesados, albañilería, jardinería, carga y descarga), de tipo congénito (durante el desarrollo del individuo la columna vertebral puede sufrir alteraciones que se traducen en un reparto desigual de las cargas en cada segmento vertebral) higiene postural (malas posturas en el desarrollo de actividades cotidianas), sedentarismo (la falta de ejercicio provoca un debilitamiento de los músculos encargados de mantener las curvas de la columna vertebral, acortamiento de los músculos y de los ligamentos articulares. Sobrepeso (origina sobrecarga en el disco y desplazamiento del centro de gravedad del individuo hacia delante) y edad avanzada (los discos intervertebrales, con el proceso de envejecimiento de las personas, pierden de forma paulatina agua. El disco se vuelve más rígido y frágil.