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Los pediatras recomiendan estabilizar los horarios de sus hijos antes del inicio del curso escolar

Una o dos semanas pueden ser necesarias para que un niño se adapte al colegio después de las vacaciones de verano. Los expertos recomiendan una buena comunicación padre-hijo con el fin de individualizar este proceso

Madrid, 2 de septiembre 2009 (medicosypacientes.com)

Al llegar el mes de septiembre finalizan las vacaciones escolares y muchas familias viven un nuevo desafío: “sus hijos vuelven al colegio”. Dentro de este marco, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) quieren ofrecer esta información para ayudar a los padres y facilitar la adaptación del niño a esta nueva etapa en el colegio.

El Dr. Antonio Redondo Romero, perteneciente al Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) recuerda que “muchos padres, muy ocupados por su trabajo y sus propias obligaciones, están deseando que se inicie de nuevo el curso porque el verano se ha hecho muy largo, y a la vez muchos alumnos desean volver a coincidir con sus compañeros de clase”.

Va llegando el final de las vacaciones y, de la misma forma que muchos padres tienen que volver al trabajo, los hijos deben volver al colegio. Está llegando el momento en que los padres han de ejercer como tales y empezar a poner “nuevas” normas e ir dejando de lado los hábitos que se han practicado durante el verano. “Hay que ir preparándolos para la vuelta a su rutina”, señala el pediatra.

Implantar horarios

Es muy positivo, para hijos y padres, volver a instaurar hábitos y horarios con el fin de dar orden y sentido a su vida. Los horarios son uno de los aspectos fundamentales para una buena adaptación del niño al colegio, siendo necesario que se pongan en marcha unos días antes de que llegue el día de su escolarización y, a poder ser, de mutuo acuerdo. Uno de los horarios más problemáticos es la hora del despertar por la mañana; éste se debe ir instaurando de forma progresiva, para que ya se haya acostumbrado al nuevo despertar dos o tres días antes del comienzo. Muy relacionado con el despertar, está la hora en que se han de ir a la cama; puede ser útil acostarlos cada día un poco antes para que se levanten por la mañana con el tiempo necesario para desayunar, a poder ser acompañado de sus padres.

Los cambios de rutina

Las vacaciones han permitido a los niños estar más relajados, sin prisas para irse a la cama, sin tener que madrugar, pudiendo olvidarse estudios, deberes y otras obligaciones. Ahora, con la vuelta al colegio, es necesario pedir y ayudar en el esfuerzo de reajuste para asumir los cambios y poder volver a la rutina anterior, es decir, al paso a actividades (menos lúdicas y más serias) que impone el curso escolar.

Aparte de los ya comentados horarios, el hijo se va a poder encontrar con nuevos profesores, nuevos compañeros, nuevas asignaturas y, en ocasiones hasta un nuevo colegio.

Según el pediatra, “siempre va a ser más fácil para los hijos si tienen el apoyo del binomio padres-educadores y éstos transmiten una impresión positiva de lo que representa la vuelta al colegio”.

La readaptación

Una vez pasada esta primera etapa, y del mismo modo que siempre se plantea el famoso síndrome postvacacional en los adultos al volver a sus puestos de trabajo, los niños sufren cierto nerviosismo y estado de ansiedad cuando les toca volver al colegio.

Los niños mayores, y aquellos que están deseando volver y ver a sus amigos, no suelen dar ningún problema. De todas maneras en una o dos semanas la mayoría de los alumnos se suelen adaptar a la normalidad escolar, partiendo del supuesto de que tanto el ambiente escolar como el familiar sean adecuados. Hay algunos alumnos que van a tardar algo más; “con éstos hay que tener paciencia y tranquilidad, sin exigirles mucho y ofrecerles algo más de margen de tiempo para recuperar el ritmo, ya que cada niño puede reaccionar de una forma distinta. Siempre evitar las dichosas comparaciones”, apunta el Dr. Redondo.

Actividades extraescolares

Durante las primeras semanas es importante organizar la programación de las actividades extraescolares. Los pediatras recomiendan hacer un uso responsable de este esfuerzo extra (idiomas, deporte, informática,?), y pensar que ellos necesitan tiempo cada día para descansar, estar con su familia, y para jugar, no sobrecargándoles con más obligaciones.

El estado de salud

Si siempre es importante mantener un buen estado de salud, cuidar éste durante el curso escolar se convierte doblemente necesario para poder enfrentarse a las exigencias de un curso escolar.

Una alimentación completa y variada, empezando el día con un desayuno completo, y procurando no perder comida alguna. Aquí los excesos también se pagan.

Actividad física cotidiana, y, por qué no, con una actividad deportiva, ayudará a mantenerse en forma, tanto cuerpo como mente.

Ejercer un buen control familiar de las actividades relacionadas con las nuevas tecnologías (tv, ordenador, Internet, Teléfono móvil, etc).

Han de estar bien vacunados, siguiendo las instrucciones de su pediatra, y vale la pena recordar las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría, sobre lo interesante que podría ser la vacunación de la gripe “estacional” para pacientes entre los 6 meses y 18 años de edad.

Los padres, insustituibles

Los centros educativos se ven, con frecuencia, como el lugar adecuado para el desarrollo académico, cultural y social de los hijos, siendo imprescindible la complicidad de los padres para lograr el éxito en este proceso educativo. No son pocos los padres que creen que a sus hijos los tienen que educar en el colegio. Los padres han de saber que, en el colegio y en sus educadores, van a encontrar, con un poco de diplomacia, interés y complicidad, grandes colaboradores para consolidar ciertos valores de la vida cotidiana o determinados hábitos como la higiene, la disciplina, el respeto, el orden, la tolerancia, el aprender a compartir, etc.

“Una buena comunicación entre padres e hijos, aspecto primordial en esta etapa escolar, va a ser la base para poder conocer sus capacidades, limitaciones, ilusiones, habilidades y expectativas en este periodo. Hay que hablar con ellos de la nueva situación, transmitirles confianza, pedirles su colaboración y su comprensión, y demostrarles lo orgullosos y seguros que se está de ellos. Así se sentirán arropados y serán capaces de enfrentarse a las dificultades que se les puedan presentar, potenciando su autoestima”, concluye el Dr. Antonio Redondo.

Se puede participar con ellos cuando se va a comprar la ropa o el uniforme, la mochila, el material escolar o libros, ayudar a forrarlos, e incluso se les puede acompañar al colegio los primeros días.

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