El papel tradicional del médico-informado que atiende al paciente-no-informado se está transformando paulatinamente en una nueva relación en la que el paciente va a la consulta con conocimientos previos obtenidos de Internet. A pesar de ello, el médico sigue siendo considerado como el principal informador de salud e inspira la misma confianza tanto a los que utilizan Internet para informarse como a los que no lo hacen
Madrid, 8 de julio 2009 (medicosypacientes.com)
El Salón de Grados de la facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares, acoge hoy a las 12 horas la lectura y defensa de la tesis doctoral de Juan Formigós, “El papel de las nuevas tecnologías en la obtención y explotación de información sobre salud, medicamentos y sus consecuencias en la relación médico-paciente”. Esta tesis, que ha sido dirigida por el profesor José Luis Alloza, revela que Internet no interfiere la relación médico-paciente, sino que la mejora.
Tesis Doctoral: “EL PAPEL DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA OBTENCIÓN Y EXPLOTACIÓN DE INFORMACIÓN SOBRE SALUD, MEDICAMENTOS Y SUS CONSECUENCIAS EN LA RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE”
La generalización de Internet en el mundo ha revolucionado las comunicaciones y ha cambiado sin posible vuelta atrás la forma de acceder a la información y con ello muchos estereotipos de carácter personal y social. Los jóvenes y cada vez más los menos jóvenes utilizan esta nueva herramienta para realizar compras, obtener información e incluso como forma de relación interpersonal.
En España, con cierto retraso respecto de otros países, esta tecnología se ha ido introduciendo en nuestra vida cotidiana. En 1998 el 5% de la población española había entrado alguna vez a Internet, en 2007 este porcentaje era del 55%.
Entre los aspectos mejor valorados de Internet se encuentra la rapidez con la que se obtiene información y la confidencialidad que ofrece, ya que se obtiene de forma anónima. Ambos factores contribuyen a que Internet tenga un papel cada vez más relevante como informador en materia de salud. Gracias a Internet, los pacientes pueden obtener información sanitaria antes, después o en lugar de la visita médica, así como informarse sobre la calidad y adecuación de los tratamientos que les han prescrito; y más aún, obtener información sobre el prestigio del médico o del centro hospitalario.
El papel tradicional del médico-informado que atiende al paciente-no-informado se está transformando paulatinamente en una nueva relación en la que el paciente va a la consulta con conocimientos previos obtenidos de Internet. Este nuevo escenario cambia por completo la relación entre ambos: Knowledge is power, and power changes relationships.
Para evaluar los efectos que produce Internet en la relación médico-paciente, el Grupo de investigación de Farmacología Social dependiente del Departamento de Farmacología de la Universidad de Alcalá de Henares publicará en las próximas fechas el primer macroestudio realizado en España sobre el uso de Internet para temas de salud. El trabajo, en forma de tesis doctoral de Juan Formigós Bolea dirigida por el Prof. José Luis Alloza, tiene un título que ilustra sobre su contenido: “el papel de las nuevas tecnologías en la obtención y explotación de información sobre salud, medicamentos y sus consecuencias en la relación médico-paciente”.
En este estudio se analizaron las experiencias de uso de Internet y la actitud ante el médico y el medicamento de una población internauta. La población objeto de estudio fue toda la comunidad universitaria de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), esto es: 29.548 personas (26.642 estudiantes, 2.026 personas del personal docente e investigador y 880 del personal de administración y servicios).
El perfil de individuo que más utiliza Internet es el de una persona joven y culta. Con la elección de todos los miembros de la UAH como integrantes del estudio se consigue una población que aúna juventud y preparación y que además es suficientemente numerosa como para garantizar la solidez estadística necesaria, así como gran cantidad de sub-grupos poblacionales que poder comparar entre sí. La inclusión de los profesores y del resto de personal permite también disponer de elementos de comparación con diferentes edades y niveles académicos.
El macroestudio se realizó mediante una encuesta on-line autoadministrada por Web a la cual sólo se podía acceder mediante un link personalizado, diferente en cada caso, que se envió vía correo electrónico a cada uno de los miembros de la UAH. De esta manera se evita el riesgo de que una persona conteste más de una encuesta así como la participación de personas ajenas a la UAH. Además esta tecnología permite interrumpir la encuesta y continuar en otro momento desde cualquier ordenador conectado a Internet.
El trabajo pretende analizar la relación que tienen los pacientes con su médico y con los medicamentos y qué efectos o distorsiones produce Internet en esa relación. En primer lugar se analiza la relación de los encuestados con su médico. Paralelamente se analiza el comportamiento de la población objeto de estudio ante Internet en general y en lo que a las búsquedas sobre salud respecta. En una tercera fase se analiza el efecto de Internet en la relación médico-paciente.
En este estudio la tasa de respuesta fue del 7,24%, valor elevado para este tipo de estudios y claramente superior al previsto inicialmente. El error muestral global, considerando un intervalo de confianza del 95 % es de ±2,12, valor muy bajo que avala la solidez estadística de los resultados.
Para el proceso de recogida de datos y el tratamiento estadístico se han utilizado los recursos informáticos de la propia Universidad, siendo destacada la colaboración del Vicerrectorado de Comunicación y Políticas de Convergencia. Los hallazgos de este estudio muestran que los hombres utilizan más Internet, pero son las mujeres las que más lo hacen para temas específicos de salud (llegan a duplicar la frecuencia), tanto si se trata de buscar para ellas mismas como si es para familiares o amigos.
Respecto a la influencia de Internet en la relación médico-paciente, los resultados muestran que el médico sigue siendo el principal informador en materia de salud y es con diferencia el que más confianza inspira. Internet es la segunda fuente en cuanto a la frecuencia de uso, pero ocupa una posición discreta en lo que a confianza respecta. La comparación con países de nuestro entorno presagia un aumento en la confianza y de forma especial en la frecuencia con que se busca en Internet. El factor decisivo es la frecuencia con que se utiliza Internet. El uso de la red genera afecto hacia sus posibilidades y contenidos y esto modifica el comportamiento.
La mayoría de los pacientes que toman al medico como su informador principal desconfían de los contenidos de Internet, pero no ocurre al contrario: el médico inspira la misma confianza a los internautas que a los que no lo son. Internet no resta credibilidad a los profesionales de la salud. Respecto a los recursos Web 2.0 (foros, chats y blogs) orientadas a información sobre salud, sólo el 14,1% ha intervenido alguna vez en alguno, sin embargo, el 83,3% de ellos tiene una opinión favorable de estos recursos.
Internet es muy convincente para el paciente buscador: el 73% se muestra satisfecho con sus hallazgos y encuentra la información que busca entre las tres primeras páginas que visita. Cuanto mayor es la frecuencia de uso y experiencia, mayor es la satisfacción con los resultados obtenidos.
El efecto en la relación médico paciente es claro: Uno de cada seis encuestados trata de encontrar información en Internet antes de ir al médico, y uno de cada cuatro lo hace después, para completar o contrastar la información recibida. La inmensa mayoría no comenta con su médico los hallazgos de Internet, pero los que lo hacen se muestran más satisfechos con la comunicación que alcanzan con su médico, y se sienten más tenidos en cuenta por éste. El 10% ha solicitado alguna vez lo largo de su vida medicamentos vistos en Internet, especialmente hombres.
Todos estos resultados y los de otros estudios europeos y estadounidenses confirman que la relación médico-paciente ha cambiado de forma decisiva y sin vuelta atrás. Los profesionales sanitarios tienen el reto de adaptarse a este nuevo escenario. Internet no debe ser tomado como una amenaza, sino como una herramienta que, por el momento, ha servido para confirmar la alta capacitación del personal sanitario: los que “contrastan” la información del médico son quienes mejor lo valoran. Además Internet puede ser un medio ideal para la difusión y el autoaprendizaje en materia de educación sanitaria.