El programa europeo SHE para enfermas de VIH, tiene como objetivo ayudar y educar a estas mujeres sobre su enfermedad a través de experiencias de sus iguales, otras mujeres con VIH. Hospitales de Sevilla, Murcia, Pontevedra y Madrid participarán en el proyecto piloto para implantar este programa que se presentará en el XV Congreso Nacional sobre el Sida, que se celebra en Madrid estos días, y se pondrá en marcha entre septiembre y diciembre de este año
Madrid, 7 de junio de 2012 (medicosypacientes.com)
El programa europeo SHE para enfermas de VIH, tiene como objetivo ayudar y educar a estas mujeres sobre su enfermedad a través de experiencias de sus iguales, otras mujeres con VIH. Hospitales de Sevilla, Murcia, Pontevedra y Madrid participarán en el proyecto piloto para implantar este programa que se presentará en el XV Congreso Nacional sobre el Sida, que se celebra en Madrid estos días, y se pondrá en marcha entre septiembre y diciembre de este año
El programa cuenta con la participación de profesionales sanitarias expertas en VIH y representantes de asociaciones de pacientes de toda Europa. Su principal función será mejorar la calidad de vida de las mujeres con VIH, informan desde la Sociedad Española Interdisciplinaria del SIDA (SEISIDA).
La gerente de la SEISIDA, María José Fuster, pone de manifiesto la doble funcionalidad de este nuevo proyecto que, por un lado tiene como fin actualizar toda la información relativa al VIH para los profesionales sanitarios que tienen que atender a estas mujeres, y por otro y más importante, la implantación de las denominadas ‘unidades SHE’ en hospitales en las que participarán profesionales sanitarios y mujeres con VIH que, a través de la formación entre iguales, “proporcionarán educación e información a otras mujeres con VIH” explica Fuster.
“Esta iniciativa se basa en que la información transmitida por una persona que está en tu misma situación tiene mayor credibilidad y puede ser más influyente que aquella proporcionada por algunos profesionales, debido al proceso de identificación que se produce;”, sostiene Fuster.
Además, recuerda que los programas de educación entre iguales tienen un doble efecto beneficioso. Por un lado, las mujeres con VIH tienen una mayor empatía hacia personas en su misma situación y la información que reciben la ven más fiable. “Y por otra parte, tiene un efecto beneficioso sobre la persona que imparte la formación, porque refuerza su autoestima y su capacidad de afrontar el proceso de la enfermedad”, añade Fuster.
Los programas de apoyo entre iguales, como el programa SHE, tienen importantes ventajas para las mujeres con VIH. Entre otros efectos beneficiosos, hacen que se sientan más seguras en su relación con el médico, mejoran su autoestima, aumenta sus sentimientos de autoeficacia y competencia y les permiten afrontar dificultades comunes a partir de experiencias compartidas. Todo esto redunda en un mejor afrontamiento del proceso de salud y en la calidad de sus vidas, matizan los expertos.
Las mujeres con VIH que trabajarán con sus iguales contarán con un kit de información y una página web (www.shetoshe.org) que incluyen aspectos relativos a las implicaciones de esta infección en las mujeres, desde el diagnóstico y el tratamiento, hasta la maternidad, pasando por la sexualidad o los derechos de la mujer con VIH, informan desde SEISIDA.
Mujeres históricamente marginadas en una enfermedad de hombres
En Europa, las mujeres representan el 41% de las personas infectadas por VIH, y constituyen aproximadamente un tercio de los nuevos diagnósticos. Biológicamente, tienen el doble de posibilidades de adquirir el VIH que los hombres a través de relaciones heterosexuales sin protección. La dependencia económica, la falta de educación sobre la enfermedad y las diferentes formas de explotación sexual, incluyendo la prostitución, hacen que la vulnerabilidad de las mujeres frente al VIH sea aún mayor.
A pesar de ser más vulnerables al VIH, las mujeres han estado escasamente representadas en los ensayos clínicos. Hasta 1993 no empezaron a ser incluidas en los estudios con fármacos, “cuando ya llevábamos doce años de epidemia”, explica Celia Miralles, doctora de la Unidad de VIH del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo. Para esta experta, el retraso en la incorporación de la mujer a los ensayos clínicos con VIH tiene que ver con la historia de la epidemia de esta enfermedad. “En un principio, se manifestaba mayoritariamente en varones homosexuales y usuarios de drogas, y no fue hasta más tarde que aumentó el contagio por vía heterosexual, tanto en hombres como mujeres”, detalla la doctora Miralles.
“Durante mucho tiempo, hasta que se han empezado a hacer estudios específicos fomentados por diferentes instituciones y profesionales médicos, los ensayos clínicos en los que participaban las mujeres no tenían en cuenta las variables de género”, añade María José Fuster. “La mujer tiene unos ciclos hormonales que influyen en la metabolización y la liberación de los fármacos, y esas variables se tienen que estudiar, porque pueden afectar a los resultados del tratamiento”, apunta la gerente de SEISIDA. Por este motivo, considera muy importante que el programa SHE incida, entre otros aspectos, en identificar los vacíos de información de los profesionales sanitarios respecto a la mujer con VIH para poder abordarlos en las unidades especializadas de los hospitales.