Los efectos que produce la Medicina Defensiva, entendida como el empleo de procedimientos diagnósticos o terapéuticos con el propósito de evitar demandas por mala praxis? se traducen en médicos desmotivados y enfermos desconcertados y relegados a un segundo plano. La receta del profesor de bioética Rogelio Altisent frente a este tipo de prácticas en auge es ?el ejercicio de una Medicina basada en la prudencia legal pero sin perder el horizonte de la principal obligación moral del médico, el paciente?
Madrid, 2 de noviembre 2009 (medicosypacientes.com)
Rogelio Altisent, profesor de bioética
de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Zaragoza.
?La cultura de la Medicina Defensiva está produciendo mucha insatisfacción en la práctica de la Medicina?, ?es considerada como una patología moral del ejercicio médico?, ?sus prioridades dejan en segundo término el beneficio del paciente al priorizarse la búsqueda de garantías legales para el profesional? y ?encarece innecesariamente la asistencia sanitaria?. Estos son algunos de los principales efectos que se derivan de la práctica de este tipo de Medicina, descritos por el profesor de bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza Rogelio Altisent, y ex presidente de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial, durante su intervención en una Jornada sobre ?Medicina Para la Crisis: optimización de recursos?, organizada por la Real Academia de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental.
Desde una perspectiva ética y a modo de reflexión crítica, el profesor Altinsent en su trabajo ?Medicina Defensiva, una triste Medicina?, muestra un exhaustivo análisis de este tipo de prácticas que comienzan a detectarse a partir de los años 60, con una tendencia al alza desde entonces, y que ha derivado, a su criterio, en un grave problema social, con serias consecuencias tales como una deshumanización de la relación médico-paciente; riesgos innecesarios para el enfermo; incremento progresivo del gasto sanitario que pone en riesgo la sostenibilidad de los sistemas sanitarios de protección social.
Como señaló en un momento de su intervención, la Medicina Defensiva se asienta en ?la toma de decisiones asistenciales con el único propósito, por parte del profesional, de defenderse ante una eventual reclamación legal?, algo que, en base a lo establecido en el Código de Deontología Médica de la OMC, ?se considera contrario al comportamiento del buen médico?. ?Una especie de guerra preventiva aplicada a la relación clínica?, según sostiene este experto.
?Cambio de prioridades?
Uno de los principales problemas que genera, desde su punto de vista, la Medicina Defensiva es ?un cambio de prioridades». El paciente pasa a un segundo término mientras que su lugar es ocupado, sin más, por el interés de obtener seguridad jurídica.
El análisis de la incidencia de esta práctica en la relación médico-paciente le conduce al doctor Altisent hasta el ?modelo contractualista?, sucesor del clásico ?modelo paternalista? que hasta no hace demasiado tiempo imperaba en la relación clínica. En el modelo emergente, sustento de la ?nueva Medicina?, el médico adopta una posición de ?técnico-experto?, mantiene una excesiva ?distancia terapéutica?, el paciente se convierte en un cliente cuya autonomía no se discute, y la información que se transmite ?se vierte con actitud defensiva?. Como señaló este experto, ?en el modelo de relación clínica contractualista, maquillado de modernidad, son fáciles de reconocer las insuficiencias éticas, entre las cuales sobresalen dos riesgos, el de practicar una Medicina defensiva, y el de abandonar al paciente, aunque sea de un modo ilustrado?.
Como contrapunto, el doctor Altisent invita a reflexionar sobre un modelo alternativo, «el modelo de relación clínica cooperativo y deliberativo», caracterizado por: una posición cooperativa con el paciente, por parte del médico, que se traduce en ‘llegar a acuerdos’; tener siempre presente el enfoque biopsicosocial de que el enfermo es un ser humano y no una enfermedad en sí; la dignidad del paciente ha de ser siempre respetada; y calcular la «distancia terapéutica» como un arte profesional.
?Política sanitaria defensiva?
Si la Medicina Defensiva comienza a manifestarse en los años 60, otra forma equivalente va cobranzo fuerza posteriormente como es la ?política sanitaria defensiva?. Como concreta este experto en bioética, ?es el caso de las decisiones de salud pública que las autoridades sanitarias toman pensando más en la seguridad política que en el bien común?.
Tras lo cual el profesor Altisent recuerda que ?una decisión de política sanitaria preventiva no puede esquivar los requisitos de garantía científica, y cuando supone invertir grandes recursos debe tener en consideración el coste de oportunidad?.
La tesis que sostiene este experto es que la ?política sanitaria defensiva? se sustenta en la misma lógica de la Medicina defensiva. ?No se las puede calificar de decisiones malvadas ni aparentemente perjudiciales, pero el principal interés no es el bien común sino el bien particular, como es la defensa política, sin olvidar que ?cuando se gasta mal siempre se perjudica a alguién??.
Pautas para combatir la Medicina Defensfiva
La exposición del doctor Altisent concluyó con la enumeración de una serie de pautas con las que se puede actuar para hacer frente a estos tipos de prácticas:
-Formación ética y legal en la formación de grado, introduciendo el aprendizaje en la práctica clínica y el currículum oculto.
-Promoción del modelo de relación clínica cooperativo y deliberativo.
-Reformas en la gestión donde el profesional deje de sentirse una cadena de montaje, con nuevos modelos de trabajo en equipo y de coordinación entre niveles asistenciales.
-Emplear la Deontología y el Derecho como referencias para evitar desviaciones.
La recomendación final de Rogelio Altisent se sintentiza en que ?se debe ejercer una Medicina basada en la prudencia legal pero sin perder el horizonte de que la principal obligación del médico es el paciente?.