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El ejercicio físico, ¿un instrumento terapéutico en el olvido?

 
El conocimiento de la evidencia de sus efectos positivos, unido a su introducción con pautas programadas de realización por los profesionales sanitarios, convierte el ejercicio físico en un instrumento terapéutico de alto valor  aplicable tanto en el individuo sano como en el afecto de patologías tan diferentes como las enfermedades cardiovasculares, respiratorias u osteoarticulares

Madrid, 25 de junio 2012 (medicosypacientes.com)

Dr. Los médicos recomendamos habitualmente una alimentación adecuada y la práctica de ejercicio físico. En el caso de la realización de ejercicio cabría preguntarse si lo hacemos transmitiendo la seguridad del convencimiento de su eficacia, o la hacemos como consejo breve obligado como labor rutinaria.

A ello se suma, que la utilización de una herramienta terapéutica como la práctica regular de ejercicio físico, conlleva una serie de conocimientos básicos que van más allá de su simple recomendación.

Lo primero que debemos de considerar, es tener claro que significa ejercicio físico y responder a la pregunta si es sinónimo de actividad física.

Todos realizamos actividad física en nuestra jornada diaria. La definición de actividad física es todo movimiento corporal que produce un consumo energético, sin embargo no todos realizamos ejercicio físico, que viene marcado por la realización de forma intencionada de un incremento de nuestra actividad para lograr un beneficio en nuestra salud ya sea física o psíquica. 

La constancia es otra característica que define la práctica eficaz de ejercicio. Existe evidencia de que la realización de 20-30 minutos de ejercicio 3-5 veces por semana origina un efecto beneficioso a nivel cardiovascular.

Son muy importantes estos aspectos que son el fundamento para lograr una adherencia correcta a su recomendación en nuestros pacientes.

Su práctica no requiere ponerse el chándal. Recuperar una tradición como es el paseo, es uno de los pilares para su realización. Una fase previa de calentamiento, con una fase central y una recuperación posterior, donde el autocontrol de la frecuencia cardiaca, con fórmulas sencillas, como no superar el 80% del resultado de restar a 220 la edad, nos acercan a poner un límite a su intensidad. Esta fórmula es aplicable a los pacientes salvo aquellos por ejemplo que tengan una neuropatía diabética.

También es importante considerar la práctica de ejercicio como un programa de salud, donde pueden constituirse grupos de pacientes que bajo supervisión sanitaria comiencen a crear el hábito de su práctica. Nosotros hemos desarrollado experiencias de este tipo con un magnífico resultado.

De igual modo, la visión familiar de su práctica es importante. El mejor predictor de realizar ejercicio de adulto es que el niño vea en su familia que su realización por los padres es habitual.

Por tanto, una reflexión final, el conocimiento de la evidencia de sus efectos positivos, unido a su introducción con pautas programadas de realización por los profesionales sanitarios, convierte el ejercicio físico en un instrumento terapéutico de alto valor  aplicable tanto en el individuo sano como en el afecto de patologías tan diferentes como las enfermedades cardiovasculares, respiratorias u osteoarticulares. Y aún más, su práctica proporciona bienestar psíquico y ayuda a combatir la soledad con su práctica grupal en pacientes ancianos.

Por todo ello, practica y recomienda el ejercicio físico a tus pacientes.  

Dr. Juan José Sánchez Luque
Médico de Familia. Profesor asociado clínico del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga. Presidente del Colegio de Médicos de Málaga.

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