El Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo ha sido pionero en nuestro país en utilizar esta terapia en enfermos con incontinencia secundaria a lesiones medulares
Toledo, 5 marzo 2010 (medicosypacientes.com9
Aunque las aplicaciones más conocidas de la toxina botulínica (bótox) están relacionadas con el campo de la medicina estética, este tratamiento lleva años utilizándose en diferentes especialidades, como la Oftalmología (para el estrabismo), la Neurología (para los trastornos del movimiento) o la Dermatología (para la hiperhidrosis o el exceso de sudoración). Desde hace unos años, se comenzó a usar en el campo de la Urología con muy buenos resultados para el tratamiento de la vejiga hiperactiva (un tipo de incontinencia de orina). La aplicación de esta terapia en el manejo de la incontinencia está siendo abordado en el marco de la ?XVIII Reunión del Grupo de Urología Funcional, Femenina y Urodinámica? que durante ayer y hoy se está celebrando en Toledo y a la que asisten más de 200 urólogos de toda España.
Tal y como afirma el doctor Miguel Virseda, médico adjunto del Servicio de Urología del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, ?la toxina es un fármaco que inhibe la contracción del músculo. Existe un tipo de incontinencia de orina que se produce porque hay una contracción involuntaria del músculo de la vejiga. Hasta ahora, para estos casos se utilizaban los fármacos anticolinérgicos, que actúan relajando el músculo detrusor de la vejiga, aumentando la capacidad para retener la orina. Estos medicamentos tienen algunos efectos adversos como son la sequedad de boca o la visión borrosa, por lo que algunos pacientes no los toleran bien. Ahora contamos con esta opción, que se administra a través de una inyección, bien en la vejiga, para paralizar el músculo detrusor temporalmente, o bien en el esfínter para facilitar la salida de la orina. El tratamiento se debe repetir cada seis-nueves meses para mantener su eficacia. Se consigue la misma eficacia que con los medicamentos utilizados hasta ahora, pero con menos efectos secundarios?.
La primera vez que la toxina botulínica tuvo una aplicación médica fue en el año 1977 como tratamiento corrector del estrabismo. Desde entonces, su uso se ha extendido no sólo en el ámbito médico sino también en otras áreas paramédicas, como es la estética. En Medicina, la Neurología es una de las especialidades en las que ha demostrado aportar mayores beneficios terapéuticos, sobre todo en ciertas enfermedades caracterizadas por movimientos involuntarios (distonías).
Pacientes con lesión medular
En el ámbito de la Urología, el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, ha sido pionero en nuestro país en utilizar la toxina botulínica en enfermos con incontinencia secundaria a lesiones medulares. ?Además de la pérdida de orina que sufren estos pacientes, presentan otras alteraciones en la vejiga que pueden llegar incluso a producir el daño renal. Por lo que uno de los objetivos de administrar esta terapia es paralizar la vejiga?, asegura este experto.
En este Hospital se está llevando a cabo un estudio, que pretende reunir la mayor cantidad de datos posibles que sirvan de base científica para que este medicamento obtenga la indicación para tratar la incontinencia de orina en los pacientes con lesión medular. ?Hasta ahora?, señala el doctor Virseda, ?se hacía a través de uso compasivo, un procedimiento administrativo que exige solicitar una autorización del Ministerio de Sanidad. Con este ensayo pretendemos recopilar información sólida que justifique esta nueva indicación?.
?Los datos recogidos hasta el momento, apuntan a que es un medicamento muy eficaz en hasta el 60% de los pacientes con una capacidad vesical muy reducida. Asimismo, lo estamos utilizando para evitar la contracción del esfínter, un músculo de la uretra, que a veces se contrae con la vejiga, lo que supone un riesgo para el riñón. Hasta ahora en estos casos, si no funcionaba el tratamiento con anticolinérgicos se recurría a la cirugía, por lo que con la toxina botulínica, además de lograr la misma eficacia terapéutica, se evita la intervención y sus posibles riesgos?, concluye el doctor Virseda.