Tras la puesta en marcha de la Troncalidad, la representante nacional de médicos en formación y/o postgrado, la Dra. Mónica Terán, a través de este artículo reflexiona sobre este proyecto que califica de “gran calado, con dificultad para su desarrollo, aunque renovador”. Además, considera que va a suponer necesariamente “una inversión acorde para asegurar su correcto desarrollo, sin déficits ni carencias”
Madrid, 31 de julio 2014 (medicosypacientes.com)
“La Troncalidad en marcha”
Dra. Mónica Terán Diez. Vocal Nacional de Médicos en Formación y/o Postgrado Consejo general de Colegios Oficiales de Médicos
Como en cualquier momento de cambio, la incertidumbre sobre cuál será el resultado de este es inevitable. Pero también el cambio es una oportunidad de renovación y de adaptación. Tras la aprobación del real decreto de troncalidad, quedan muchas incógnitas sobre cómo será finalmente la estructura. Dudas que se habrán de resolver en los próximos dos años, con la necesaria colaboración de los órganos asesores. Serán dos años intensos en los que se han de elaborar los programas de tronco, redefinir los programas específicos y su duración ajustándolo a competencias, definir los programas de las Áreas de capacitación específica y la creación de nuevas si fuera preciso. Mejorar un sistema que cuenta con gran reconocimiento será una tarea difícil, aunque posible si se articula con el consenso y el seguimiento como decía, de los órganos asesores y el ministerio.
Tras 35 años del actual sistema MIR, la troncalidad es una oportunidad para adaptar la asistencia sanitaria a los cambios que, en casi cuatro décadas han conformado una sociedad con nuevas características y por ende con unas necesidades y condicionantes de salud diferentes. La filosofía de la troncalidad atiende a este hecho, profesionales con una visión integral del paciente, necesaria siempre y máxime en una población envejecida, para asegurar la calidad y la seguridad asistencial. Se hace necesaria, igualmente la consecución de las competencias como especialista, y aquí es donde se ha de evaluar convenientemente la distribución y ajuste de los tiempos y o complementación con nuevas áreas de capacitación especifica siempre atendiendo al análisis de las comisiones de especialidad y con un espíritu de entendimiento. Seguramente, en aras de completar y facilitar esta visión integral y la adaptación menos traumática de los programas, sería conveniente una revisión del programa de grado donde se puedan incorporar algunas de estas competencias troncales en los últimos años de formación dándole mayor continuidad a los periodos.
La reespecialización y las Áreas de capacitación específica se acercan, a las necesidades de los profesionales en nuestro país, donde la reespecialización por motivos diferentes, laborales, vocacionales, es un hecho.
No quiero dejar de mencionar un punto muy importante base de la formación especializada, los tutores y su papel. Es una asignatura pendiente su reconocimiento, para asegurar y facilitar su labor, sin la cual, no se sostiene la formación MIR. Esperamos y no dejaremos de pedir, exigir, que se desarrolle el RD 183/2008 y que este cambio de modelo por fin sea el momento donde se lleve a cabo.
Como decía es un proyecto de gran calado, con dificultad para su desarrollo, aunque renovador, y supondrá necesariamente una inversión acorde para asegurar su correcto desarrollo, sin déficits ni carencias.
En definitiva, desde la Vocalía Nacional de Médicos en Formación y en consonancia con nuestra postura durante los años de desarrollo del RD, creemos que la troncalidad es un proyecto necesario, para el cual se ha definido el marco con el RD aprobado, en el que se ha de trabajar para en los próximos años definir su desarrollo, y que ha de contar con los órganos asesores. En este sentido desde la OMC ofrecemos al Ministerio y a las Comunidades Autónomas nuestra colaboración para sacar adelante este importantísimo reto que mantenga la formación MIR en un lugar de privilegio dentro del panorama internacional. Dicho proyecto se ha de financiar ajustado a las necesidades, debe asegurar la adquisición de competencias y resulta un buen momento para por fin reconocer la figura del tutor.