El Dr. Xavier de las Cuevas está ligado a la Fundación Red de Colegios Médicos Solidarios (FRCOMS) como asesor para la formación de médicos interesados en llevar a cabo labores de voluntariado. Como indica en una entrevista concedida a Diario Médico, “el objetivo en cooperación no son los héroes sino las personas útiles”. En este sentido, destaca la labor que está llevando a cabo la FRCOMS en coordinación con los Colegios para que los médicos que se van de cooperantes, incluso, uno o dos meses lleguen con una formación sobre el país de destino, las vacunas, un título que pruebe su capacitación y un seguro médico
Madrid, 18 de julio 2012 (medicosypacientes.com)
-¿Qué mitos hay que quitar de la cabeza al médico que se presenta por primera vez como voluntario?
-Que en la medida que pueda ayude, pero sobre todo que no perjudique, que no imponga sus creencias, que absorba. No vas a salvar el mundo; en tal caso ellos te van a hacer un favor porque te cambiarán a ti.
-Los voluntarios van a lujares lejanos a ayudar a otros. ¿En qué le ha ayudado a usted la experiencia?
-La realidad te obliga a confrontar tu escala de valores. Mis familiares dicen que hablo de la muerte como si fuera algo normal y yo respondo: “Es que nos vamos a morir todos”. El valor de la muerte cambia y eso significa cambiar muchos parámetros personales de visión de futuro, de relativizar las cosas, valorar más lo que tienes a tu alcance.
-¿Qué hay que tener en cuenta antes de irse?
-Los cooperantes están arropados legalmente y trabajan en organizaciones que llevan muchísimos años, lo que no ocurre con los voluntarios. La Fundación Red de colegios Médicos Solidarios está intentando, en coordinación con los colegios, que los médicos que se van uno o dos meses lleguen con una formación sobre el país de destino, las vacunas, un título que pruebe su capacitación y un seguro médico.
-¿Estos facultativos necesitan algún conocimiento médico en especial?
-Sería conveniente que todos los médicos que se presentan como voluntarios tuvieran un bagaje en salud internacional. Tienes que aprender unas enfermedades que no se dan aquí, pero no sólo eso, sino cómo se viven en un contexto de escasez, de pobreza extrema. Aquí hemos perdido un poco el concepto de que se trata de un paciente, no de una patología. Al final no estamos hablando de malaria o de dengue, sino de una enfermedad en una persona, a la que tienes que poner en su entorno.
-¿Trabajar como voluntario es sólo hacerlo con menos medios?
-O con ninguno. En esos casos, aplicas la experiencia personal. Intentamos curar, pero también hay que cuidar y acompañar.
-¿No pensó nunca en abandonar?
-Todos los días. En el Chad, por ejemplo, el hospital no iba del todo bien, las cosas no funcionaban correctamente, unos pacientes se habían muerto y se podría haber hecho algo más, no había electricidad por la noche ni aire acondicionado, sudábamos como cosacos… El voluntariado es un shock diario, tanto a nivel de enfermedad como de pacientes, situaciones, en sentido negativo y positivo. Dedicarse a ello no es ningún mérito, cada uno es masoca en lo que quiere.
-Si es tan duro, ¿por qué vuelve?
-La Vanguardia entrevistó a Michael Tomasello [un especialista en psicología comparada entre humanos y simios] y él dijo que lo que nos hace humanos es la cooperación. Quizá es por eso.