Los aspectos metodológicos de la enseñanza, la investigación en bioética y deontología profesional son algunos temas que se abordarán en el IX Curso de Verano “Enseñanza e Investigación en Bioética” organizado por la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza, durante los próximos 5 y 6 de septiembre. Su director, el doctor Rogelio Altisent explica en esta entrevista con “MedicosyPacientes” las principales novedades de esta edición además de destacar la importancia que ha adquirido esta materia tanto en la formación como en la investigación
Zaragoza, 29 de julio 2014 (medicosypacientes.com)
Los aspectos metodológicos de la enseñanza, la investigación en bioética y deontología profesional son algunos temas que se abordarán en el IX Curso de Verano “Enseñanza e Investigación en Bioética” organizado por la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza, durante los próximos 5 y 6 de septiembre. Su director, el doctor Rogelio Altisent, a su vez, director de Proyectos Académicos de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza explica en esta entrevista con “MedicosyPacientes” las principales novedades de esta edición además de destacar la importancia que ha adquirido esta materia tanto en la formación como en la investigación.
-El curso de verano Enseñanza e Investigación en Bioética inicia en septiembre su IX edición. Con la experiencia de ocho años de rodaje ¿nos puede señalar cuál es su esencia?
-Desde su inicio este curso de verano ha tenido la motivación esencial de hacer atractiva la bioética y la ética médica a los no especialistas. Para lograrlo el reto ha sido juntar a profesores y estudiantes en el entorno amigable de un curso de verano para discutir porqué a veces esta materia resulta tan árida y descubrir modos para mejorar la enseñanza y la investigación, que en mi opinión deben caminar paralelamente.
-Cuales son los temas más novedosos que se abordarán en esta edición respecto a otras anteriores?
-Siempre hay un común denominador relacionado con la docencia y la investigación para aprender metodología, pero luego van cambiando los temas. Cada año se ofrece una lista de proyectos que se están realizando, con breves exposiciones que se someten a discusión, tal como describe el programa.
También hay mesas redondas sobre cuestiones de innovación o actualidad. Por ejemplo, este año se analizará algo tan clásico como es la historia clínica, pero desde nuevas perspectivas que tienen fuertes lazos con la ética. Otra mesa tratará sobre la independencia de la profesión y los conflictos de interés de las instituciones, todo un miura en los momentos actuales.
-La bioética y la ética han ocupado un papel secundario en los estudios de medicina ante enseñanza de los conocimientos científicos. Si la esencia de la medicina se centra, precisamente, en sus valores éticos, ¿Por qué ha ocurrido este déficit de atención en la enseñanza de la bioética?
Sería largo analizar por qué se ha dado un déficit en la enseñanza de la ética en España. Quizá se ha malentendido que es algo que ya se debería llevar puesto al llegar a la carrera, lo cual es verdad en cierta medida, pero ya hemos tomado conciencia de que hay mucho que aprender y enseñar. El hecho es que desde hace pocos años se ha incorporado como materia obligatoria en medicina.
-En estos cursos participan estudiantes y profesionales de España y otros países ¿existen grandes diferencias en formación e investigación en bioética entre países de Europa e Iberoamerica? ¿En qué lugar se sitúa España en este respecto?
-En los países anglosajones nos llevan unos años de ventaja en el desarrollo de ética académica, pero es llamativo ver cómo en los últimos 10 años España ha acelerado el paso de un modo muy significativo. Basta poner como ejemplo las actividades que se han desarrollado en el entorno de los colegios de médicos y la OMC. En los países iberoamericanos hay un gran interés por la ética y miran con gran atención lo que hacemos en España pues sintonizan mejor con nosotros que con Norteamérica. En este sentido tenemos una gran responsabilidad de liderazgo.
-Durante años, la fascinación por la tecnología y los avances científicos ha ocupado un papel predominante. Ahora, parece que vuelve la atención a la bioética, a los valores de la profesión ¿qué ha pasado para que esto ocurra?
-Me parece que nos estamos salvando del espejismo de la omnipotencia tecnológica de la medicina. Se pueden hacer mucho por curar y prevenir, pero se necesita prudencia, virtud ética por excelencia. En el centro de la asistencia sanitaria están las personas que tienen que sentirse cuidadas. La bioética tiene que servir para volver a la humanidad, al respeto y, por que no decirlo, la delicadeza y al cariño en el trato con el paciente.
-De qué modo la dimensión ética impregna la medicina y la asistencia sanitaria actual?
-Está impregnación ética debe estar presente en el compromiso profesional que tiene tres dimensiones: con el paciente, con los colegas y con el sistema sanitario. Lograr este “engagement” es un elemento decisivo para el futuro de las organizaciones sanitarias. Esto se debe plantear en las Facultades de Medicina a la hora de definir el perfil de profesional que se quiere formar, lo cual se debe mamar desde 1º de Medicina, pero sin bajar la guardia en los últimos cursos, donde a veces parece que se pierde el norte en los objetivos formativos. Pero este compromiso también debe ser promocionado por los responsables de las instituciones sanitarias mediante una gestión inteligente y motivadora, algo que lamentablemente falta actualmente en muchos centros. Pienso que hacen falta espacios de reflexión para sentarse a hablar de estas cosas.
-Ante la situación de crisis por la que atraviesa el SNS y, desde una perspectiva ética, qué es lo que realmente preocupa a los profesionales y a los pacientes?
-Mi opinión personal es que con los mismos recursos ?me refiero a los mismos que teníamos antes de iniciar la crisis económica- se podrían obtener unos rendimientos mucho mayores en cuidados de salud si se cultivara mejor la dimensión humana tanto de la relación clínica como de la gestión del personal sanitario. Los pacientes piden que se les escuche y, curiosamente, los profesionales también.
-En esta situación de disminución de recursos, se está barajando la llamada gestión clínica para que los profesionales se corresponsabilicen en el uso de los recursos sanitarios. ¿Cree que los directivos de hospitales y centros de salud han tenido o tienen en cuenta la ética a la hora de tomar sus decisiones o priman exclusivamente criterios economicistas?
-Ya he dicho algo al respecto al hablar de compromiso profesional. Aunque ahora no podemos entrar en profundidad permítame trazar dos ideas. No se pueden disociar las decisiones económicas de la ética. Si el gasto se desborda el barco se hunde y los ciudadanos perderían una sanidad que es muy valiosa y apreciada, lo cual sería catastrófico. Por esta razón es obvia la responsabilidad de los gerentes. Pero, por otro lado, sin la colaboración de los profesionales esto no saldrá adelante, y lamentablemente los hechos muestran que la Administración no ha logrado todavía dar este paso. Los recientes acuerdos sobre gestión clínica pueden ser una oportunidad, pero harán falta directivos que se lo crean y entiendan lo que significa dar pasos hacia la autogestión.
-Cuál es su mensaje para que estudiantes, médicos y profesionales de la salud en general se apunten a este curso?
-Son dos días de alto rendimiento donde los participantes disfrutan, aprenden y establecen alianzas de colaboración que han demostrado ser fructíferas. El porcentaje de reincidentes es muy alto lo cual es buen indicador.
Se adjunta Programa del IX Curso de Verano de Enseñanza e Investigación en Bioética.