El Dr. Juan Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), se ha mostrado partidario de una “nueva definición de competencias entre profesionales sanitarios” con “redistribución y asignación de funciones y tareas asistenciales” para evitar conflictos en la relación de los médicos entre sí y con otros profesionales sanitarios
Así lo puso de manifiesto en el III Congreso Nacional de Deontología Médica, celebrado en Alicante, en una la mesa en la que se analizaron, precisamente, las relaciones de los médicos entre sí, con otros profesionales sanitarios y con los colegios de médicos. El Dr. Rodríguez Sendín abordó las relaciones entre profesionales y el Dr. Antonio Arroyo, ex presidente del Colegio de Médicos de Alicante (COMA), las relaciones de estos con las corporaciones médicas.
Finalmente, abogó por una nueva definición de competencias entre profesionales sanitarios con “redistribución y asignación de funciones y tareas asistenciales, así como por “compartir conocimiento científico” desde el convencimiento de que “una técnica no es exclusiva de nadie y debe incorporarla cualquier médico con conocimiento suficiente si supone un beneficio para sus pacientes”. El Dr. Antonio Arroyo reflexionó sobre la situación actual de las relaciones de los médicos con los colegios desde su experiencia como vicesecretario y presidente del COMA y partiendo siempre de lo que establece el Código de Deontología Médica al respecto.
El Dr. Ricardo Comendador, vicepresidente del COMA, moderador de la mesa, hizo una introducción en la que destacó la necesidad de buscar soluciones a este tema ante la “alta prevalencia y el aumento de los conflictos” profesionales que atribuyó a causas vinculadas a la realidad actual en la que hay que contemplar problemas como el “burnout” o el “mobbing”, entre otros. Abogó por acudir siempre al Código de Deontología Médica y dijo que no se puede justificar “ni su desconocimiento, ni su olvido”.
En la introducción de los ponentes, destacó, aparte de sus méritos profesionales, del Dr. Rodríguez Sendín, su “gran capacidad de trabajo, su lucidez y la defensa a ultranza de la colegiación” y del Dr. Arroyo, su “valía, su equilibrio y bondad”.
El Dr. Rodríguez Sendín inició su intervención reconociendo los numerosos conflictos que tiene la profesión médica a la que pertenece más de 250.000 médicos de 50 especialidades diferentes, así como lo “poco” que se ha avanzado para solucionar este tipo de problemas.
Para el presidente de la OMC, la cuestión para evitar los conflictos es que todo se deber supeditar a la “defensa a ultranza de los intereses del paciente”, algo que recoge el art. 5 del Código de Deontología Médica que establece que “la principal lealtad del médico es la que debe a su paciente y la salud de éste debe anteponerse a cualquier otra conveniencia”, que conlleva un compromiso de “altruismo, respeto y lealtad”. Y añadió que para poder responder a todos los pacientes lo mejor es el Sistema Nacional de Salud.
Señaló que los pilares de la profesión médica no solo son la ciencia y la ética, sino que hay que tener también en cuenta la política sanitaria, aquella que “promueve el bien sin discriminación” y la economía desde el punto de vista de la sostenibilidad que conlleva, en su opinión, que “ser ético es ser eficiente y no es ético ser ineficiente”.
Sobre las causas que determinan la relación entre profesionales, señaló, entre otras, la falta de relaciones personales, la inexistencia de foros comunes de encuentro y debate, así como de flujos de información de ida y vuelta; falta de intereses complementarios y recíprocos, conflictos de intereses en juego y asignación del rol de médicos superiores a los hospitalarios e inferiores a los médicos de Familia. Abogó por “compartir conocimiento científico y responsabilidades”, a pesar de que esto “es una quimera” y por una reasignación de tareas y responsabilidades entre niveles y profesionales.
El Dr. Rodríguez Sendín puso de manifiesto como la tecnología ha devaluado la relación entre profesionales y ha hecho que los médicos de Familia hayan perdido capacidad diagnóstica y resolutiva. Los niveles asistenciales y la perspectiva jerárquica, así como las denuncias, el intrusismo y el conflicto de intereses son otras de las causas de conflicto entre profesionales entre sí y con otros profesionales sanitarios.
En las relaciones con otros profesionales sanitarios, tras afirmar que “la profesión médica es la más regulada del mundo”, señaló que es preciso tener en cuenta la “cadena de valor del sector sanitario” en el que están incluidos los agentes –gobiernos, gestores, pacientes y profesionales-, las compañías de seguros, los proveedores –médicos, hospitales, centros y farmacia-, la distribución y los productores, entre los que se encuentran las compañías farmacéuticas.
El marco de competencias, tanto en procesos asistenciales como en las funciones, consideró que debe de estar bien definido para evitar conflictos y, en este sentido, aludió a conceptos que se confunden “en función de oportunidades o intereses políticos” como es “prescribir, dispensar o indicar”.
Aunque señaló que todo el mundo parece tener claras las ideas, él consideró que no todo está claro y, en este sentido, planteó numerosas preguntas, como “¿porqué a una auxiliar de enfermería se le niegan la realización de técnicas que luego se les vende a los pacientes para que las hagan solos?”, “¿por qué otros especialistas impiden a los Médicos de Familia realizar técnicas y exploraciones que en consultas públicas y privadas –si tienen prisa- la realiza enfermería?” o “¿porqué van a diagnosticar y tratar los farmacéuticos y no pueden dispensar los centros de salud?”.
Abordó también la responsabilidad, desde la lógica del directivo sanitario que “se entiende que tiene que responder ante quien le manda, lo cual no quiere decir que eso sea justo” y se preguntó si “los recortes pueden modificar los valores y principios”. Aludió a decisiones políticas que inciden, por ejemplo, en los derechos de un médico que enferma sin haber cotizado lo suficiente o la responsabilidad que tiene un compañero ante otro que necesita asistencia médica y no debe seguir atendiendo a los pacientes. “No es ninguna deslealtad” –dijo- ponerlo en conocimiento del colegio para ayudarle a través del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo.

Tras hacer una fugaz y romántica mirada al pasado del COMA, fundado en 1894, recordó el proceso de elección de cargos directivos que ha pasado de la etapa de privilegio en función de los recursos económicos de los mismos, a la designación directa de instituciones políticas y, posteriormente, al actual procedimiento democrático, con participación de todos los médicos colegiados.
Puso de manifiesto que la relación de los médicos con sus colegios es compleja, derivada para algunos de la obligatoriedad de la colegiación y de la “miscelánea” del ejercicio profesional que genera “alabanzas y decepciones” ante “justas reivindicaciones con conflicto de intereses”.
Resaltó que las relaciones de los colegiados con las corporaciones médicas se deben de desarrollar en un marco de derechos y deberes, en el que se debe priorizar los intereses del paciente y la defensa de la asistencia universal, equitativa y de calidad. En este sentido, señaló que la intervención de los colegios de médicos en la organización sanitaria “no es una intromisión sino un derecho y un deber en bien de la asistencia sanitaria”.
Por otra parte, expuso que el colegio tiene el deber de defender la dignidad y categoría profesional del médico para que realice su actividad en un ámbito adecuado, con medios materiales y tiempo suficientes y con libertad de prescripción. Debe también mantener la actualización de conocimientos con los oportunos cursos de Formación Médica Continuada, dar soporte a las sociedades científicas y crear ayudas y becas para el perfeccionamiento profesional, especialmente para los más jóvenes.
Finalmente, el Dr. Arroyo consideró que el colegiado tiene que ver en su colegio algo más que una institución con función burocrática a la que hay que pertenecer porque así lo exige la ley, o una institución moralizante garante del buen ejercicio profesional. “Tiene que verlo –afirmó- como un magnífico instrumento que le proporcionará ayuda necesaria para mejorar en todo momento su vida profesional que, inevitablemente, va unida a necesidades de la vida diaria”, todo ello, en una relación de lealtad y respeto mutuo.
En el posterior coloquio, se suscitaron varias cuestiones, entre ellas, una propuesta del presidente de la Comisión Central de Deontología, Dr. Enrique Villanueva, de actualizar la doctrina de la OMC sobre las “fronteras internas de la medicina”. La imagen de “desafección” de los médicos hacia sus colegios fue otras de los temas del coloquio. En este sentido, el vicepresidente de la OMC, Dr. Serafín Romero, independientemente de que se mostró partidario de analizar el porqué de esa imagen, argumentó en contra de la desafección con dados concretos: 400 médicos participan en las comisiones deontológicas de los 52 colegios que hay en España; 800 profesionales forman parte de sus juntas directivas; 3.800 médicos enfermos han sido tratados en el PAIME y 68.000 profesionales han realizado su Formación Médica Continuada a través de cursos ofrecidos por los colegios.
El III Congreso de Deontología Médica ha reunido en Alicante a 150 profesionales de colegios de toda España, desde presidentes, juntas de gobierno, miembros de las comisiones deontológicas de los Colegios y otros expertos relacionados con la relación asistencial que han abordado los retos que, desde el punto de vista ético, impone la sociedad actual al desarrollo de la actividad médica.
Con el título “Nuestra esencia y guía”, este Congreso ha pretendido seguir contribuyendo a la formación de los médicos en lo referente a las normas que rigen su profesión para que conozcan a la perfección el Código del que ellos mismos se han dotado para ser los mejores profesionales tanto desde el punto de vista científico como desde el punto de vista ético.