El Dr. Luis Fernández-Vega Sanz, director del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega de Oviedo, ha sido reconocido como ‘Personalidad destacada en el ámbito sanitario’ en los V premios Médicos y Pacientes que convoca el Consejo General de Colegios de Médicos. En entrevista repasa su trayectoria que le ha llevado a estar donde está, ser referente en el campo de la oftalmología y marca España. “Cuando trabajas para dar lo mejor de ti siempre, te enfrentas desafíos. Por ello di el salto de una consulta médica tradicional en el centro de Oviedo como la que tenían mi padre y mi tío, al Instituto que hoy tenemos”, señala
Enhorabuena por ser reconocido como una Personalidad Destacada en el Ámbito Sanitario en estos premios. ¿Cómo se siente al recibir este prestigioso premio de sus compañeros de profesión?
Es todo un honor que las personas que se dedican a la misma profesión reconozcan mi trayectoria y las aportaciones que haya podido realizar a lo largo de mi carrera. Me siento muy agradecido y también honrado por la herencia profesional que atesoro, a la cual también debo el médico que soy. Hoy es un día para agradecer, recordar y valorar los pasos y el esfuerzo personal y familiar que me han traído hasta aquí.
Su trabajo en el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega ha tenido un impacto significativo en el campo de la oftalmología. ¿Puedes hablarnos sobre algunos de los logros más destacados de su Instituto en la atención oftalmológica y la investigación médica?
Creo que el logro principal del Instituto ha sido tener siempre presente, como absoluta prioridad, al paciente. Eso nos ha llevado a ponernos en su lugar y contemplar la innovación, la experiencia clínica y cualquier fase de los procedimientos médicos y quirúrgicos que llevamos a cabo, pensando en su salud y bienestar. Con esa perspectiva hemos logrado constituir una Institución médica que ofrece soluciones para cualquier tipo de patología ocular de forma personalizada y bajo un esquema de valores donde prima la excelencia y el esfuerzo individual de cada profesional.
En lo que se refiere a la investigación hemos realizado un gran esfuerzo para establecer y consolidar un gran equipo dedicado casi al 100% a la básica, a la búsqueda de respuestas a aquellas patologías oftalmológicas que aún carecen de ella o que, si la tienen, pueda ser mejorada. Esto es algo de lo que no existen muchos precedentes en Europa en el campo de la medicina privada. Y aunque se trata de una actividad tan necesaria para el progreso de la ciencia, oftalmológica en este caso, sus resultados – como todo lo que se refiere a la investigación – siempre tienen un alto grado de incertidumbre. Pese a ello, y pese al poco tiempo transcurrido, podemos hablar ya de varias patentes y decenas de artículos publicados en las revistas científicas de mayor nivel de la especialidad en el mundo. Se trata de una fuerte apuesta de la que, pese a los recursos materiales y económicos que exige, estamos muy satisfechos.
También en el ámbito clínico podemos destacar logros importantes. Ahí está, por ejemplo, el desarrollo de un implante intercorneal para evitar la realización de trasplantes penetrantes que se consideren de mal pronóstico. Se trata de una técnica quirúrgica denominada “queratoplastia protegida por pseudocámara con implante intercorneal de EndoK” en la que se evita perforar la córnea.
De igual modo, y entre otras cuestiones, está el gran nivel de desarrollo alcanzado en la cirugía de catarata personalizada, en la investigación de patologías degenerativas a través del ojo, así como en la aplicación de terapias avanzadas como las membranas de PRGF (Plasma Rico en Factores de Crecimiento) en diferentes aplicaciones clínicas.
La oftalmología es un campo en constante evolución. ¿Cuáles consideran que son los avances más emocionantes en este campo en los últimos años y cómo pueden beneficiar a los pacientes?
En el campo de la oftalmología hay una premisa muy básica que, naturalmente, está detrás de todos nuestros esfuerzos, y es que el paciente vea bien y goce de una buena calidad visual el mayor tiempo posible a lo largo de su vida. En este sentido, más allá de la cirugía refractiva y los procedimientos que llevamos a cabo de cara a lograr la emetropía, que sin duda son un gran avance que debemos aplaudir, son muy interesantes las investigaciones y aplicaciones clínicas que se están llevando a cabo para combatir las consecuencias del envejecimiento o las patologías degenerativas en la salud ocular. En este sentido, el Instituto está comprometido con la investigación de enfermedades neurodegenerativas (que en los ojos son glaucoma o la degeneración macular asociada a la edad, DMAE) ya que el ojo, al ser parte del sistema nervioso central, puede ser la ventana al diagnóstico precoz no invasivo de este tipo de enfermedades.
El rol de la salud ocular en una población cada vez más envejecida es un campo de investigación de gran calado, como también lo es el papel de la inteligencia artificial en nuestros procedimientos diagnósticos, que nos facilitan avanzar hacia una atención clínica cada vez más personalizada. En el horizonte está superar la barrera del nervio óptico, un territorio aún desconocido, en el que todavía no tenemos tratamientos cuando ocurre algún tipo de patología. Hay mucho por hacer, y mucha ilusión por hacerlo.
¿Qué desafíos ha enfrentado en su carrera en la oftalmología y cómo los ha superado?
Cuando trabajas para dar lo mejor de ti siempre, todos los días enfrentas desafíos. Quizás en este contexto, uno de los más ambiciosos fue el momento de dar el salto de una consulta médica tradicional y muy prestigiosa en el centro de Oviedo como la que tenían mi padre y mi tío, al Instituto que hoy tenemos, también en Oviedo, y con una clínica en Madrid. Fue un salto importante no exento de preocupaciones, riesgos e incertidumbre que conllevó un esfuerzo adicional, siendo como era yo un médico, antes que empresario. La vida te pone por delante desafíos que sin duda te enriquecen y permiten crecer cuando los afrontas.
La pandemia de COVID-19 ha afectado a la atención médica en todo el mundo. ¿Cómo ha impactado la pandemia en la oftalmología y cómo ha respondido su Instituto a estos desafíos?
En efecto, la pandemia fue uno de esos grandes desafíos en el que todos tuvimos que replantearnos nuestra manera de trabajar y vivir. En nuestro caso, como otras muchas organizaciones, tuvimos que tomar muchas decisiones de manera ágil que supusieron protocolos muy exigentes y adaptaciones en los equipamientos y manteniendo, como se ha dicho, al paciente en el centro de todas nuestras decisiones. Nos vimos obligados a cerrar la clínica en los momentos iniciales y prepararnos, en ese período, para poder atender a nuestros pacientes con todas las garantías de salubridad lo antes posible, y así pudimos hacerlo a los dos meses de la explosión de la pandemia.
¿Cuáles son sus metas y proyectos futuros para el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega? ¿Qué podemos esperar en términos de avances médicos y atención oftalmológica en el futuro?
El Instituto Oftalmológico Fernández-Vega va a seguir trabajando para atender más y mejor a los 110 000 pacientes y las 10 000 cirugías que llevamos a cabo cada año. Hoy lo lideramos la cuarta generación de oftalmólogos de la familia y ya está incorporada la quinta, por lo que confiamos en seguir creciendo de forma muy medida y siempre con la sólida base que contar con un equipo de los mejores profesionales en los distintos campos de la especialidad. Con ese ánimo estamos haciendo todos los esfuerzos formativos, de investigación y clínicos. Estamos atentos a las novedades en técnicas y procedimientos que puedan seguir mejorando la atención clínica de forma personalizada – no hay dos pacientes iguales – y la tecnología es una gran aliada en nuestro día a día siempre que detrás de la misma se encuentre un gran especialista en su instrumentación.
Por todo ello esperamos que Oviedo siga siendo capital de la salud visual por muchas más generaciones.
