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Dr. Landa García: «¿Deberemos aceptar la Medicina Tradicional China?»

En la nueva versión de la “Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud” (CIE-11) figura la Medicina Tradicional China (MTC) en su índice. El autor de este artículo, el Dr. Landa García, alerta del auge descontrolado de este tipo de prácticas con intenciones terapéuticas, lo que, a su juicio, puede conllevar un serio problema de salud pública

Dr. José Ignacio Landa García, cirujano general y del Aparato Digestivo. Miembro del Consejo Asesor del CGCOM

 
El 18 de junio de 2018 se publicó una nueva versión de la “Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud” (CIE-11), para que los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se fueran preparando para su implementación. La CIE-11 se ha presentado en la 144ª reunión del Consejo Ejecutivo de la OMS en enero de este año y se presentará a la 74 Asamblea Mundial en mayo de 2019 y, después de su aprobación, los Estados miembros comenzarán a informar utilizando la CIE-11 a partir del 1 de enero de 2022. La noticia llamativa es que en su índice aparece un nuevo apartado que incorpora la Medicina Tradicional China (MTC) (Capítulo 26). 
 
No me cabe duda de que existe un cierto pesimismo o desánimo ante las evidencias de lo que se está tramando con la Medicina Tradicional China (MTC). Son muchos los intereses económico/sociales y los recursos que se vienen empleando en los últimos años para la introducción de la Medicina Tradicional China en los sistemas sanitarios occidentales. Es posible que la Republica Popular China, motor de las prácticas médicas orientales, tenga más interés respecto a exportar su influencia a occidente que unos simples intereses económicos iniciales de una medicina de bajo coste. Pero claro, no nos engañemos, influencia y economía van unidas. ¿Hierbas a cambio de manufactura? Una parte del mercado global estimado en 50.000 millones de dólares.
 
Marie-Paule Kieny, Subdirectora General de Sistemas de Salud e Innovación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el 2012, define en dos frases la situación: “La medicina tradicional está muy extendida y para muchas personas, especialmente en el Pacífico Occidental, el Sudeste de Asia, África y América Latina, la medicina tradicional es la principal fuente de atención médica». Es decir, medicina de bajo coste, sin evidencias científicas sobre su efectividad, para países con menos recursos o para los pobres de países con recursos. Reconoce en la otra frase M-P Kieny que: “En el resto del mundo, especialmente en Europa y América del Norte, el uso de medicamentos a base de hierbas, acupuntura y otras prácticas de medicina tradicional está aumentando”. Algo esperado con  tantos apoyos, incluido el de la OMS de forma tan declarada. Recordemos cómo hemos llegado hasta aquí.
 
Mao Zedong en los años cincuenta unificó las diferentes escuelas que existían de Medicina Tradicional China, para ofrecer una medicina a sus ciudadanos con muy pocos recursos y que pudiera llegar a todos (que eran ya muchos). Esencialmente reconfiguraron la historia de la medicina tradicional china para convertirla en un sistema completo aparentemente consistente, cuando en realidad había muchas formas de medicina tradicional china que fluían de muchas tradiciones populares. Sorprendentemente, frente a esta oferta sanitaria al pueblo, hay datos fidedignos que refieren que Mao no creía en la MTC y se hacía tratar con medicina occidental.
 
Otro personaje clave fue el coreano Choi Seung-Hoon, miembro de la ejecutiva de la OMS y que en el 2004 consiguió unificar la Medicina Tradicional China para los tres países que más la practicaban y que habían estado compitiendo durante años por su protagonismo: China, Japón y Corea. Afortunada competencia que retrasó sus futuras intenciones. Finalmente llegaron a un acuerdo con una lista de más de tres mil términos, traduciéndolos al inglés como herramienta clave para ampliar el alcance de sus prácticas al mundo occidental. A partir de esas fechas empezaron a presionar a la OMS para entrar en la siguiente “Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud” (CIE). Parece ser que les preocupaba la salud de occidente, pese al reprobable hecho de que ocultaron al mundo durante bastantes años el descubrimiento de la Artemisina para tratar la malaria, lo que impidió salvar millones de pacientes enfermos de malaria y demostró su poca sensibilidad.
 
En noviembre de 2008 se produjo lo que se conoció como la “Declaración de Beijing” adoptada en el Congreso de la OMS sobre Medicina Tradicional en Beijing. Recoge seis premisas finales ya en esas fechas preocupantes, aunque parecían dirigidas a países con pocos recursos sanitarios. El lector interesado puede encontrarla completa en:
 
 
Ya en las dos primeras premisas quedan suficientemente claras las intenciones de la OMS:
 
(1) “El conocimiento de la medicina, los tratamientos y las prácticas tradicionales se deben respetar, conservar, promover y comunicar ampliamente y apropiadamente sobre la base de las circunstancias de cada país”.  
 
(2) “Los gobiernos tienen la obligación de cuidar la salud de sus pueblos y deben impulsar políticas, reglamentos y normas nacionales, en el marco de un sistema nacional de salud integral, para garantizar el uso apropiado, seguro y eficaz de la medicina tradicional”.
 
El desembarco de Margaret Chan como Directora General de la OMS, que fue nombrada por la Asamblea Mundial de la Salud el 9 de noviembre de 2006 y que permaneció diez años en el cargo (hasta 2017),  fue pieza clave para la publicación del documento “Estrategia de la OMS sobre Medicina Tradicional (2014-2023)”. Texto que ha venido siendo utilizado por los defensores de medicinas alternativas como una justificación y aprobación por parte de la OMS de este tipo de prácticas. 
 
Sin embargo, ya en el prologo del documento de la OMS se recoge un grave conflicto de intereses: “El coordinador del Programa de medicina tradicional y complementaria,  Q. Zhang revisó y editó el texto. E Asio e Y Maruyama prestaron asistencia de secretaría. El Gobierno de la República Popular China prestó generosamente apoyo financiero para la elaboración del documento. El Gobierno de Hong Kong, la República Popular China y el centro colaborador de la OMS para la medicina tradicional establecido en Hong Kong prestaron apoyo técnico, financiero y logístico a las reuniones de tres grupos de trabajo, así como a la elaboración e impresión del documento”. 
 
La mayoría de los programas de la OMS están basados en la ciencia, pero el documento sobre la estrategia sobre la MTC fue redactado y revisado por grupos de medicina tradicional, sin aportes de científicos biomédicos.
 
El texto recogido en los agradecimientos del documento invalidaba el mismo y fue motivo de las críticas más duras del mundo científico, pese a la argumentación, una vez más,  de que se trataba de hacer llegar a los menos favorecidos una medicina más accesible y barata. En este sentido en  2016, Margaret Chan escribió una introducción a un suplemento que se publicó en Science y fue patrocinado por la Universidad de Medicina China de Beijing y la Universidad Bautista de Hong Kong: «La Medicina Tradicional China a menudo se considera más accesible, más asequible y más aceptable para las personas y, por lo tanto, también pueden representar una herramienta para ayudar a lograr la cobertura universal de la salud»
 
Con las mismas bases científicas que esas medicinas tradicionales orientales, se les podría ofrecer a los más desfavorecidos las sangrías (incluso con sanguijuelas), alguna lavativa y un largo etcétera de productos y procedimientos utilizados en occidente en la medicina medieval y que también saldrían muy bien de precio. Sus bases en las teorías de Galeno y la teoría de los humores de Hipócrates no tienen nada que envidiar a los factores patógenos climáticos de la Medicina Tradicional China.
 
Y llegamos a la última fase de ese interés/colaboración de la OMS por la MTC: la inclusión de la Medicina Tradicional China en la próxima “Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud” (CIE-11). Es muy importante dejar claro que esta clasificación influye en cómo los médicos realizan diagnósticos, cómo determinan la cobertura las compañías de seguros, cómo los epidemiólogos fundamentan su investigación y cómo los funcionarios de salud interpretan las estadísticas de mortalidad. Me temo que la incorporación de la MTC a la CIE-11 no tiene como única finalidad la estandarización de la recogida de datos de los países donde se práctica como afirma la OMS.
 
No es sencillo encontrar el contenido del Capítulo 26 que recoge la MTC en la futura CIE-11. Hay que dedicarle tiempo. Trascribo un ejemplo de una de las secciones del capítulo 26 que a ojos de la mayoría de los profesionales sanitarios occidentales puede ser ininteligible: “Esta sección contiene patrones relacionados con cuatro fases: Defensa, Qi, Nutrientes y Sangre. Las cuatro fases representan cuatro niveles de gravedad a medida que los factores de calor, sequedad o humedad progresan desde el exterior hacia el interior. Las subsecciones de los cuatro patrones de fase se ordenan de acuerdo con el movimiento progresivo del calor, la sequedad o los factores de humedad de la fase de Defensa al Qi, de la fase Qi a la Nutriente y de la Nutriente a la Sangre”. 
 
Otro ejemplo que podemos encontrar para codificar (SG26 Patrón meridiano de la vejiga (TM)): “Un patrón caracterizado por dolor de cabeza y la sensación de que te están arrancando los ojos. La nuca está apretada, hay dolor en la columna vertebral, la cintura se arquea hacia atrás, el muslo no puede flexionarse, la parte posterior de la rodilla tiene bultos y hay una sensación de que la pantorrilla se está dividiendo. Los síntomas y signos también incluyen lagrimeo excesivo, congestión nasal, dolor en la cabeza, en el cuello, en la espalda, la cintura, el sacro, la parte posterior de la rodilla, la pantorrilla y el pie y el uso deficiente del dedo meñique. Esto, puede explicarse por una disfunción en el meridiano de la vejiga”. 
 
Lo del “uso deficiente del dedo meñique” es absolutamente cierto, aunque a algunos nos cause una cierta hilaridad.
 
Aunque la OMS no lo diga, existen dudas de que las prácticas de la medicina tradicional china sean científicas, no están respaldadas por ensayos clínicos y en ocasiones son peligrosas. En China se reciben más de 230,000 informes de efectos adversos de la medicina tradicional china cada año. Suponiendo que se recojan todas y nos creamos los informes provenientes de China. 
 
Hoy en día, las hierbas medicinales siguen siendo muy populares, impulsadas por factores culturales, una tradición de siglos de antigüedad y una creciente industria que afirma que las hierbas son alternativas suaves, seguras, eficaces y naturales a los productos farmacéuticos; poseen propiedades únicas que no se encuentran en las drogas; y son menos tóxicas y más efectivas cuando se usan en combinación, un principio fundamental de la medicina tradicional china (MTC). Sin embargo, la historia del uso de hierbas también muestra que no todas las hierbas son seguras y algunas veces son mortales. No sabemos si todas las hierbas medicinales son seguras, porque solo unas pocas han sido probadas sistemáticamente para determinar su toxicidad o carcinogenicidad.
 
Se han publicado estudios que demuestran cómo el ácido aristolóquico (contenido en las plantas del género Aristolochia), un ingrediente en muchos remedios de la medicina tradicional china, puede causar insuficiencia renal y cáncer. La OMS debería prestar más atención a los riesgos de los remedios que contienen este producto químico, que todavía se utiliza ampliamente. Incluso en occidente.  (Marcus D and Grollman A. Toxicity of Botanical Medicines: An Overlooked Global Health Problem. Amer J of Public Health, January 2016; 106, 1; 16-17). 
 
El Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral (NCCIH) (Bethesda, Maryland), que es un organismo del gobierno federal de los Estados Unidos, dependiente de los National Institutes of  Health (NIH) y creado para promover la evaluación científica de la seguridad y utilidad de las diversas prácticas encerradas en los conceptos de medicina complementaria y alternativa concluye que “para la mayoría de las condiciones, no existe suficiente evidencia científica rigurosa para saber si los métodos de la Medicina Tradicional China funcionan para las condiciones para las que se utilizan”.
 
Asistimos a un auge descontrolado de prácticas de la MTC con intenciones terapéuticas. Esto puede conllevar un serio problema de salud pública. Hay ejemplos famosos que definen el problema de la dudosa formación de los practicantes, como el de la yudoca olímpica canadiense Kim Ribble-Orr, que fue sometida a una sesión de acupuntura por su masajista que había realizado algunos cursos de fin de semana en acupuntura y le provoco un neumotórax que arruino su vida. Pese a la excepcionalidad se han dado casos de fallecimientos recogidos en la literatura médica con la práctica de la acupuntura. (He W, Zhao X, Li Y, Xi Q, Guo YJ. Adverse events following acupuncture: a systematic review of the Chinese literature for the years 1956-2010. Altern Complement Med. 2012 Oct; 18 (10):892-901).
 
En noviembre de 2017 ya escribí sobre la problemática de la MTC y su moderna “variante integrativa” para exportar a occidente, especialmente a nuestro país, cuando todavía no tenía noticias claras sobre las intenciones de la OMS con la nueva CIE-11. 
 
 
La publicación de la CIE-11 por la OMS podría “legitimizar” actos médicos no convencionales. La OMS puede ser responsable de un mayor incremento descontrolado. Particularmente en nuestro país conocemos el problema del auge de centros y practicantes de la MTC, sin ningún control y con dudosa formación y capacitación. Muchos practicantes exhiben títulos procedentes de la Republica Popular China, que en nuestro país no tienen homologación por lo que no están sujetos a un control administrativo imprescindible. Con la pseudoterapias tenemos un problema de salud pública que estamos intentando solucionar y la publicación del CIE-11 de la OMS no nos va ayudar. Nuestro país, con un Sistema Sanitario destacable,  no debe aceptar la Medicina Tradicional China que no tiene nada que aportarle.
 
 
 
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