El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social está trabajando en la creación de un teléfono público contra el suicidio similar al 016, con el objetivo de mejorar la atención contra este "grave problema de salud pública", que causó en 2017 más de 3.600 muertes, unas 10 personas al día, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)
Así lo anunció ayer la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, durante su intervención en la ‘Jornada sobre la Prevención del Suicidio: Una realidad silenciada’, organizada por la Confederación Salud Mental España, donde reivindicó “hablar del suicidio para que deje de ser un problema oculto y se eliminen los estigmas de la enfermedad mental”.
Este teléfono público, en la línea del Teléfono de la Esperanza, se pondría en marcha dentro de la Estrategia en Salud Mental que está ultimando el Ministerio, y que se estima esté lista “en un par de meses”, es decir, después de las elecciones generales del 28 de abril, avanzó Carcedo.
“Es una medida que puede ser de mucha utilidad. Hay que sensibilizar a la persona y a su entorno de que la prevención contra el suicidio es posible. Queremos ofrecerle ese último estímulo para pedir ayuda en casos muy extremos”, comentó la ministra sobre este teléfono, con mecanismos semejantes al que ya atiende 24 horas al día a las mujeres víctimas de violencia de género.
En 2017, 3.679 personas decidieron quitarse la vida en España, lo que supone un 3,1 por ciento más respecto al año anterior, y que casi duplica a las muertes por accidente de tráfico, según el INE. En concreto, hay dos picos marcados en las muertes por suicidio, la franja entre 30 y 39 años seguida del grupo de 50 a 54 años.
Además, la tasa de suicidio entre los 15 y los 29 años constituye ya la tercera causa de muerte en este grupo de edad, sólo superado sólo por los accidentes y los tumores. En total, en 2017 se quitaron la vida 273 jóvenes entre 15 y 29 años, en su mayoría varones (204). Por debajo de los 15 años, el número de niños y niñas que fallecen por suicidio se equipara. En 2017 murieron por esta causa 6 niños y 7 niñas menores de 15 años.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un suicidio afecta al menos a otras seis personas. Si ocurre en una institución educativa o en el lugar de trabajo, tiene impacto sobre cientos. Así, se estima que cada año, más de 22.000 personas supervivientes sufren las consecuencias trágicas y traumáticas de vivir un suicidio.
“Desmontar los mitos”
Ante estas cifras, Carcedo valoró que “las estadísticas deben ser un aliciente para volcarse en la prevención”. “Detrás de los números hay un gran drama familiar y humano con múltiples aristas. Es un fenómeno complejo, con factores sociales, culturales, ambientales… y que supone la primera causa de muerte por factores externos, pero las conductas suicidas se pueden prevenir”, indicó.
La ministra ha llamado a “desmontar los mitos” en torno al suicidio, asegurando que “hablar de él no aumenta el riesgo de conductas suicidas”. “Debemos desmontar el mito de que el suicida quiere acabar con su existencia. Lo que quiere es acabar con su sufrimiento”, añadió.
Por ello, la nueva estrategia del Ministerio incluirá sensibilización e información a la población, el combate de los estereotipos o planes de formación para profesionales sanitarios, trabajadores sociales, terapeutas, emergencias, policías o bomberos, ha asegurado. “Hay que reforzar los servicios de salud mental. Hemos liberado del estigma otras enfermedades, también podemos en estas. Es un problema colectivo que, como tal, es responsabilidad del conjunto de la sociedad, especialmente de los poderes públicos”, concluyó.
Misma opinión compartió el presidente de Salud Mental España, Nel A. González Zapico, quien abogó por “concienciar sobre el suicido para romper mitos”. “Queremos que desde los organismos públicos se trabaje para prevenirlo, mejorando la coordinación, poniendo en marcha un teléfono contra el suicidio, formando a profesionales para que conozcan los protocolos de este problema, el más grave de salud pública de Europa”, defendió.