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Dr. Ervigio Corral, subdirector general del SAMUR: «Sólo han pasado ocho años»

La influencia de la catástrofe del 11-M en la evolución de los Servicios de Emergencias ha sido determinante, según explica en este artículo para «MedicosyPacientes» el subdirector general del SAMUR, el doctor Ervigio Corral, testigo directo de los acontecimientos acaecidos hace ocho años. Durante este periodo de tiempo, como explica, se ha pasado de realizar una narración casi épica de la actuación de los servicios de emergencias a un análisis más técnico y profesional del que se han extraído los factores positivos y también los espacios de mejora que era necesario abordar en este tipo de asistencia sanitaria

Madrid, 12 de marzo 2012 (medicosypacientes.com)

«Sólo han pasado ocho años»,
por el Dr. Ervigio Corral, subdirector general del SAMUR Protección Civil

No creo que sea posible realizar reflexión alguna sobre aquel terrible atentado sin que te asalte el recuerdo de las víctimas. Tanto de las que fallecieron como de las que hoy siguen sufriendo y dándonos el testimonio vital de su entereza y lucha permanente por su dignidad.

Durante estos años, aquellas personas que tuvimos alguna responsabilidad en la gestión de aquel incidente, hemos sido invitados a contar esa experiencia desde el punto de vista profesional en múltiples ocasiones, tanto en nuestro país, como fuera nuestras fronteras.

Y sin embargo, es un tema que se suele eludir en las conversaciones habituales de quienes estuvimos allí. Quizás por el sentimiento que produce en uno mismo, quizás por respeto a las personas que vimos sufrir, o es posible que por ambas cosas. Por ello, no es sencillo recolocar en unas líneas aquellos recuerdos ocho años después.

Durante este periodo de tiempo, hemos visto como se pasaba de realizar una narración casi épica de la actuación de los servicios de emergencias a un análisis más técnico y profesional en el que se determinaban los factores positivos y también los espacios de mejora que era necesario abordar.

Y es que la influencia que aquella catástrofe y los análisis posteriores han tenido en la evolución de los Servicios de Emergencias, ha sido determinante.

Inversiones en materiales y vehículos específicos, puesta en marcha de procedimientos y planes para la atención a eventos de múltiples víctimas, formación específica o realización de simulacros cada vez con una mayor frecuencia y complejidad, han sido algunos de los puntos desarrollados.

También como producto de la experiencia del día 11 de marzo y posteriores, se ha desarrollado de forma exponencial el campo de la asistencia psicológica a las víctimas y sus familiares.

Otro hecho positivo que se ha ido constituyendo a raíz del atentado es la consideración de los Servicios de Emergencias como elemento operativo fundamental en la organización y asistencia a estos sucesos. Su profesionalidad y especialización (aunque incomprensiblemente, sus médicos no hayan sido reconocidos todavía como especialistas) ha hecho que tanto las autoridades como la población hayan asumido ese liderazgo.

Y sin embargo, y hablando desde un prisma exclusivamente asistencial, da la impresión de que no se ha acometido con suficiente empeño el que, a mi juicio, constituye el elemento primordial de manejo de una situación en la que la principal característica es la desproporción entre necesidades y recursos: “la capacidad de reacción”.

Está claro que, desde el punto de vista de los recursos humanos, no es posible dimensionar un servicio de emergencias teniendo en cuenta sólo las necesidades de una catástrofe, por lo que es preciso acometer un sistema de alianzas con colectivos  capacitados de la ciudadanía (voluntarios de protección civil, Cruz Roja, etc.) que nos  posibilite triplicar o cuadruplicar nuestro operativo en poco tiempo.

Es preciso que los Servicios de Emergencias, cada día más eficaces en el manejo del día a día, vayan asumiendo el liderazgo de esa respuesta ciudadana, coordinando los esfuerzos de las diferentes Instituciones que, indefectiblemente, van a formar parte de la asistencia a un evento de aquellas características.

Otro aspecto que quiero recordar ocho años después, es el del manejo de la postcatástrofe. Quizás haya sido la perspectiva más dura que todos los intervinientes tenemos sobre el atentado terrorista del 11 de marzo. Pues si bien la asistencia sanitaria a los heridos no duró más allá de dos horas y media, el proceso de acompañamiento a los familiares de las víctimas durante la identificación de los cadáveres duró más de 36 horas. El apoyo psicológico y logístico, la coordinación con los servicios de policía y judiciales e incluso la comunicación de las malas noticias, fueron algunos de los cometidos que los integrantes de aquel Servicio de Emergencias tuvimos que llevar a cabo. Es posible que también esa sea una de las funciones de un médico de emergencias (lo fue de nuevo, años después, en el accidente aéreo de Barajas) y que, también, debamos prepararnos para ello.

Fue en ese operativo de apoyo a esas familias cuando comprendimos el verdadero alcance de la tragedia. 

Allí también conocimos de la categoría humana de aquellas personas que, en el peor momento de su vida, nos dieron un ejemplo de civismo a todos los que tuvimos la oportunidad de poderles prestar nuestra ayuda.

¡Ojala no lo tengamos que hacer nunca más…, pero debemos prepararnos para ello!

Ervigio Corral Torres
Subdirector General de SAMUR Protección Civil, ha sido distinguido con diversas condecoraciones y reconocido por la revista Times como «Héroe 2004» por su trabajo en la coordinación de equipos sanitarios durante el 11-M.

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