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Dr. Díaz Villarig, presidente del Consejo de Médicos de Castilla y León, en Diario Médico: «El orgullo de defender a la profesión médica»

 

El presidente del Consejo de Médicos de Castilla y León, el doctor Díaz Villarig, defiende en un artículo firmado en Diario Médico que a ningún Colegio de médicos se le puede acusar de «deriva sindical» por denunciar recortes, sobre todo cuando éstos tienen tal magnitud que afectan sustancialmente al ejercicio profesional. «Todo lo contrario», afirma, «es su obligación ética, tanto desde la óptica de los profesionales, como de los pacientes». El Dr. Díaz Villarig remarca, por otra parte, que «la profesión y el médico son uno, indivisible, y que sólo con independencia, autonomía, conocimiento, competencia y sin problemas en ninguna de sus atribuciones y entorno profesional, podrá ejercer centrado en los intereses del paciente»

Madrid, 6 de noviembre 2012 (medicosypacientes.com)

Desde hace 14 años soy presidente del Colegio de Médicos de León; 6 del Consejo de Colegios de Médicos de la autonomía, y 16 de CESM en Castilla y León. Estoy orgulloso de todo ello porque me han elegido, reiterada y democráticamente, mis compañeros para que los represente en dichas corporaciones.

Hace unos días, un alto cargo del PP, que compatibiliza dicho puesto con ser consejero de Sanidad, decía que apoyaba a los colegios, pero no la «deriva político-sindical de algunos». Y, ¡claro está!, no puedo por menos que sentirme aludido.

La profesión médica está representada por tres estructuras: colegios, encargados del control deontológico y la regulación de la profesión; sociedades científicas, comprometidas con la formación continuada y la investigación, y sindicatos profesionales, que trabajan en la legítima defensa de sus condiciones laborales. Estas tres vías de representación son convencionales, con grandes  interconexiones, que hacen que sus límites sean muy imprecisos y en muchas ocasiones se solapan buena parte de sus funciones, ya que lo laboral tiene implicaciones en lo profesional; lo profesional en lo científico y lo científico en lo laboral y a la inversa. El médico es uno, y cualquier distorsión importante en su esfera profesional condiciona su ejercicio profesional y termina repercutiendo en el paciente.

Médico y profesión son uno

No hay enfermedades sino enfermos y el médico debe abordar al paciente de manera integral -con enfoques especializados para ganar en eficiencia y calidad-. Igual pasa con la defensa de la profesión: no se puede hacer sin considerarla en su integridad. La complejidad y especificidad de algunos asuntos requieren de un tratamiento específico, pero sabiendo que la profesión y el médico son uno, indivisible, y que sólo con independencia, autonomía, conocimiento, competencia y sin problemas en ninguna de sus atribuciones y entorno profesional, podrá ejercer centrado en los intereses del paciente.

Por eso, a ningún colegio de médicos se le puede acusar de «deriva sindical» por denunciar recortes, sobre todo cuando éstos tienen tal magnitud que afectan sustancialmente al ejercicio profesional. Todo lo contrario, es su obligación ética, tanto desde la óptica de los profesionales, como de los pacientes. Otra cosa es que a la Administración le interesen organizaciones mudas y sumisas, proclives a justificar lo injustificable. En cambio, sí es una deriva peligrosa justificar los recortes que ponen en peligro el ejercicio profesional, criminalizando la defensa de una profesión, tachando despectivamente de «sindicalista» a quien no sigue los dictados de quien la ataca. No nos engañemos, los recortes indiscriminados y unilaterales están provocando pérdidas en la calidad asistencial y poniendo en riesgo la salud de pacientes.

Nuestros responsables políticos pretenden sacarnos de la crisis recortando en todo lo relacionado con el Estado de Bienestar, lo que afecta gravemente a la calidad de las prestaciones sanitarias. Muchos gestores, preocupados por cuadrar los presupuestos, olvidan que los costes sanitarios están directamente relacionados con la implicación de los profesionales. Y un profesional maltratado, tarde o temprano,  termina siendo un lastre para el SNS.

A los recortes de la anterior legislatura, se añade ahora el aumento de jornada, la reducción drástica de plantillas, jubilaciones indiscriminadas, sobrecargas asistenciales, inestabilidad y precariedad laboral, y los nuevos y exagerados recortes salariales. El poder adquisitivo del médico ha caído entre el 25 y 30 por ciento, llegando en algunos casos al 50 por ciento. Es claramente injusto que el médico haya sido, cualitativa y cuantitativamente, el más perjudicado de todos los empleados públicos. Pero claro, el mayor riesgo de esta política de recortes prácticamente indiscriminada, es que, además de una repercusión directa sobre la calidad asistencial, paradójicamente, termina en un aumento de los costes. Porque, menos profesionales, más cargas de trabajo y desmotivación, conducen inexorablemente a una inadecuada utilización de los recursos, al aumento de la estancia media, de todas las listas de espera y a una caída brutal de la calidad asistencial. Y para algunos problemas, esperar es posible, pero, para otros, no esperar puede ser vital. Esto no es solamente laboral; esto es profesional, ético y humano, y denunciable desde cualquier organización médica comprometida.

Estos recortes minan desde dentro al sistema. Muchos denuncian todo esto como una estrategia que abriría el camino a la privatización, dejando el magnífico SNS, que tanto nos ha costado conseguir, reducido a un sistema de beneficencia.

Nuestro profesionalismo no es discutible, pero tenemos necesidades y obligaciones familiares. Nos preocupamos por los pacientes, pero también por nosotros y por nuestras familias. Y por eso, es legítimo y obligatorio que los médicos, desde sindicatos, sociedades científicas y colegios profesionales, como buenos conocedores del SNS y de sus circunstancias, digan un !basta ya! Alto, claro y sin miedo. Lamentablemente, para algunas administraciones, ha tenido que llegar este momento para mostrar una tímida disposición al diálogo y a la colaboración que colegios, sociedades y sindicatos venimos pidiendo y ofreciendo reiteradamente.  

Artículo publicado en la edición de Diario Médico del 5-11-12

 

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